28.ESPERA

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Si hay un ranking de personas felices en el mundo, mi nombre seguro que aparece con enormes letras intermitentes de neón en la parte de arriba de la lista. Llevo cuatro días sin ver a mi rubia y a su querubín de los ojos cobalto, pero ni eso consigue eclipsar la permanente sensación que tengo de que la vida es bella,  de que estoy enamorada de ella y ella de mí y de que ambos forman parte de mi vida.   Se han enredado entre las fibras de mi piel y me acompañan en todo momento.  Y estoy segura de que mi nombre va a empezar a aparecer en las galletitas chinas de la suerte como metáfora de la felicidad suprema.  Voy a cenar con ellos  y no hay nada en la vida que me apetezca más que sentir el calor del  cuerpo del pitufo entre mis brazos y su agarre alrededor de mi  cuello ( y es que puedo saborear ya el placer que me provoca escuchar su gritito "Alysia"   y sus  bracitos  agarrados a mi cuello).  Y no hay nada que pueda mejorar el momento en el que Eliza atrapará  mis labios y dejará un delicado beso en ellos mientras me habla en la boca y sus palabras me retumban en el alma  "Hola mi amor".  Ya siento el escalofrío de la felicidad transitando mis espacios  intercostales y abriéndose paso hasta el centro de mi corazón.  Y me duele la cara de tanto sonreír.  Lo juro.  Me duele la cara.


Llego diez minutos antes de la hora fijada para nuestra cita y toco el timbre del apartamento. Espero,  pero nadie me abre.  Quizás Eliza ha bajado a hacer un encargo de última hora,  aunque me extraña,  ya que Eliza es la mujer más organizada que conozco.  Y sonrío entre dientes, pensando en que,  quizá, mi bella y perfecta rubia ha tenido un pequeño lapso y algo se le ha olvidado.  Y sonrío porque la responsable de ese desbarate sólo puedo ser yo.  Me gusta imaginar a mi preciosa novia (porque, alucina, pero ella es mi novia, aunque no le hayamos puesto nombre; yo lo sé y ella lo sabe)  distraída pensando en mí y pasando por alto algún detalle por estar ensimismada.


Tomo el móvil y le mando un wahatsapp:


-Eliza, mi amor. Estoy en la puerta de tu apartemento.  ¿Dónde estás  tú?


(Tras tres o cuatro minutos veo que no lo ha leído siquiera)


-Eeeeeeeliiii.. Estoy en la puerta de tu apartamentoooooo.


Pasan un par de minutos más y veo que no lo ha leído.  Ya es la hora fijada para nuestra cita, así que decido llamarla.  No quiero ser una novia agobiante de esas que no pueden estar sin saber dónde está su chica,  pero Eliza es muy puntual,  hemos quedado en su casa y esto empieza a parecerme raro.  No contesta. Comienzo a preocuparme. Pasan casi diez minutos de la hora fijada. Eliza es la persona más puntual y más formal que conozco. No me entra en la cabeza que no me haya avisado si se le estaba haciendo tarde. Tengo una terrible y oscura corazonada. Vuelvo a marcar su número, pero esta vez apoyo mi oído en la puerta de su apartamento y siento cómo suena su móvil.  El teléfono está dentro de su casa y todas las alarmas se me disparan. Mi piel se eriza y mis sentidos están alerta. No sé qué hacer. Me dan ganas de tirar la puerta abajo.  Llamo a James.


-Hola cariño    -me responde distendido al otro lado del aparato.

-Escúchame  bien, James.  Tengo que hablar con Carl, el representante de Eliza. Tú tienes su número.  Necesito que me lo des.

-(James distingue la angustia en mi  voz). ¿Qué pasa, Aly?

-No lo sé, James, quizás nada. He quedado con Eliza y no aparece.   Quizás no sea nada, pero tengo que hablar con Carl.   Búscalo, James, por favor    -digo muy  preocupada.

ANTES DE AHORA(ELYCIA  AU) COMPLETADonde viven las historias. Descúbrelo ahora