23.LO QUE TUS OJOS DICEN

7K 601 156
                                    


Las palabras de Alycia martilleaban entre los pliegues de mi cerebro "No voy a hacerte daño".   Y allí estaba yo, sola, en medio del salón de mi casa,  con el estómago revuelto y la cabeza embotada todavía por los efluvios del alcohol pensando que, más tonta que yo ya no se podía ser. ¡Era una mujer adulta y me estaba comportando como una niña!   Tenía que tomar una decisión y ser consecuente con ella.  Y sobre todo, plantearsela claramente a Alycia.   Debía pensar si la dejaba entrar otra vez en mi vida o no.  No quedaba otra pues que buscar en los recovecos más profundos de mi corazón los sentimientos que Alycia me generaba y asumirlos. Cerré los ojos y en la pantalla de mis párpados vi proyectados flashes de esta Aly recién reencontrada, destellos de su mirada limpia, de su risa franca, ella con Daniel enfebrecido en brazos, ella tranquilizándome mientras yo no podía respirar, ella abrazándome mientras lloraba,  ella yendo a buscar la medicina para mi hijo,  ella preparando una infusión para mi, ella pidiéndome perdón,  ella ofreciéndose para lo que fuera que yo necesitara... Y abrí los ojos, golpeé mi frente con la palma de mi  mano y maldije en alto  "¡Mecagoentodo!.  ¡Se puede ser más idiota que yo!"



Siempre había pensado en la ruptura de nuestra amistad en términos absolutos, en blanco y negro, en que ella había sido una zorra y yo una pobre incomprendida y abandonada.  Pero ahora sería estúpida si no fuera capaz de entender que cualquier situación entre dos personas tiene dos puntos de vista diferentes.  Y debo reconocer que la explicación que me dio Alycia, no sirvió para que yo aceptara su reacción de entonces,  pero sí para que la entendiera.  Alycia era una cría que tomó una decisión precipitada y visceral,  que huyó dolida y con el corazón roto, sin ser capaz de mirar lo que quedaba detrás de ella.  Pero yo ya había visto que Aly no era más esa niñata estúpida, era una mujer hecha y derecha, fuerte y responsable.  Era auténtica y leal.  Y me había dejado clarísimo que deseaba ser de nuevo mi amiga.  Y yo había estado ciega. Y yo había estado sorda.  Y además, para rematarlo, hacía un rato yo había estado muda.   De pronto, me asustó la posibilidad de que Alycia se cansara de esta yo caprichosa y distante, de esta yo mortificadora y cargada de problemas.


Debía buscar el momento para acercarme a Aly, para hablar con ella, para decirle que yo también echaba de menos nuestra amistad, nuestras antes interminables charlas, nuestros momentos de risas y de confidencias, pero en cuanto acabábamos el rodaje ella se encerraba en la sala de montaje y no volvía a verla hasta el día siguiente donde me la encontraba de nuevo en el set de rodaje sin tiempo ni ocasión de acercarme a ella.  Quién me iba a decir que sería Daniel el que nos pusiera en la tesitura de reencontrarnos.


Como fuera, en este momento me encontraba en el interior del coche de Alycia, donde los tres íbamos camino de mi apartamento para hacer el equipaje y escaparnos el fin de semana a la playa.  Preparamos lo necesario y mientras Aly lo colocaba en el maletero junto a sus cosas,  yo até a Daniel a la sillita e intercepté a Alycia antes de que volviera a entrar al coche.


-Aly    -le dije-.  Todavía estamos a tiempo de deshacer el plan, de verdad.  Siento que quizás te has visto forzada a decirnos que sí y yo he estado poco viva para librarte del compromiso. Pero si no te apetece, no pasa nada

-No sólo me apetece Eliza    -me dijo dedicándome una dulce sonrisa-, sino que estoy encantada de escaparme contigo y con tu hijo a la playa.

-Pero a lo mejor tenías otros planes    -insisto.

-Mis planes eran hacer surf,  descansar y pasear...  Creo que podré hacer todo eso con vosotros  allí    -insistió-.  Si vosotros queréis.

ANTES DE AHORA(ELYCIA  AU) COMPLETADonde viven las historias. Descúbrelo ahora