—Lo siento tanto, papá.—dijo Alicia en el suelo, sollozando.
Julián no comprendía nada, necesitaba que le explicara así que se sentó a su lado y la atrajo a sus brazos.—Cuéntame, pequeña.
Estaba destrozada, le había mentido a su papá. Le había dicho que todo estaba bien cuando no era así. Las lágrimas caían, mezclándose con el aroma del suéter de su padre. Ese perfume le había regalado su mamá. Mami te necesito, pensó.
—Por favor Ali, dí algo.—suplicó Julián desesperado, aguantando las lágrimas. Debía estar fuerte para su hija.
—Lo arruiné todo,—susurró Alicia—lo siento pero te he mentido. He estado devolviendo la comida.
—Eso no es posible...—horror inundaba el rosto de Julián.
—Quiero no hacerlo, pero es imposible. No aguanto sentir mi estómago lleno, me siento un asco.—la joven lloraba con cada palabra, contagiando a su padre. Éste la abrazo aún más fuerte.
—Mi niña, no digas esas cosas. Eras totalmente hermosa, no debías dejar de comer, eso es un acto enfermo. Por dios, no puedo creer que yo haya dejado que pase esto, me interné en el trabajo y te dejé sola con Cielo. Ella...no ayudó, la despediré mañana mismo.
—¡No por favor, no hagas eso!—la joven sentiría culpa si llegara a pasar.—Ella me ayudó demasiado, de verdad y la necesito.
Julián lo pensó, pero accedió a no despedirla. Su hija lo miró una última vez antes de quedarse dormida en sus brazos, los dos estaban muy cansados. Pero Julián sabía que su noche no acababa ahí, debía hacer algo por su niña. Así que la dejó en la cama junto con un tierno beso en la frente de su hija y se fue.
Al otro día, las cosas habían cambiado. Cielo le llevó el desayuno a Alicia a la cama y charlaron un poco de la vida de Cielo mientras las dos compartían la comida.
Resulta que la señora que Alicia tenía enfrente, era totalmente una enamoradiza, como lo era la joven. Trabajó desde los dieciséis de mucama porque sus padres habían fallecido y vivían muy mal con su tía. Le contó sobre todos los amores de adolescente que había tenido.
—¿Y estabas con cada chico a la vez?—preguntó Alicia con los ojos abiertos mientras masticaba una tostada con mermelada de frutilla.
—¡Pero cómo crees niña, yo no era así! Cambiaba de casa, cambiaba de chico.—y las dos rieron hasta no poder más.
—Entonces no estabas enamorada...
—No, esos...solo fueron amores pasajeros. Mi verdadero amor llegó a los veintitrés, sonará muy de película pero él era empresario. ¿Te imaginas?
¿Un empresario y una mucama? Alicia esperó a que Cielo le contara.
—Así como lo digo, él tenía treinta años. Vivía solo y no era de esta ciudad. Oh ¡y era un desastre lavando ropa! Así es como sucedió nuestro primer beso.
—¿Entre la espuma?—la joven ya se había emocionado. Quería oír más. Y estaba a punto, pero en ese momento golpearon la puerta de su cuarto y tuvieron que interrumpir la historia.
Un Julián muy ansioso abrió la puerta.
—Buenos días, ¿pasa algo papá?
—Buenos días señoritas, lamento interrumpirlas pero, Alicia debes vestirte porque tengo que darte una noticia y que sea rápido. Se hace tarde, iré a encender el auto.
Alicia salió de la cama con pereza mientras oía los regaños de Cielo, porque la joven quería darse un baño y no tenía tiempo. Su padre estaba muy apurado.
La mucama levantó las cosas del desayuno y bajó. Alicia bajó quince minutos después. Ya lista fue hacia el auto, su papá la esperaba ahí. Estaba revisando el celular, cuando vio que Ali ya estaba dentro, la miró y lo guardó.
—Preciosa, me alegra que hayas comido.—dijo mientras encendía el auto.
—Ni me lo recuerdes papá, ¿iremos a ver a mamá?—cambió de tema.—La extraño.
—No nena, ella no me ha llamado aún, al parecer la abuela sig...
—Papá,—interrumpió la joven—sé que la abuela no está enferma, ya basta de mentiras. Soy una chica grande.—Julián no supo qué decir, el ambiente se tornó incómodo, así que la chica cambió el tema de nuevo.—Ahora cuéntame, ¿a dónde vamos?
—Necesitas salir adelante Ali, en casa estás sola los fines de semana y no quiero eso para ti. Hablé con uno de mis amigos psicólogos y me dijo que lo mejor para ti es estar en un grupo de apoyo.
—¿Y estar con varios ancianos locos en que me ayuda?
—Ali no, no estarás con ancianos. Son adolescentes, chicos de tu edad que necesitan ayuda. Harás amigos.
—No quiero amigos papá, no los necesito. Para eso tengo a Mica, ¡ya somos amigas de nuevo!
—Hija, por favor, dale una oportunidad y si no te gusta, no volverás y buscaré otra solución.
La joven no tuvo otra que aceptar, aunque no quisiera que nadie escuchara sobre sus problemas, debía hacerlo. Quería a su familia junta de nuevo.
Ella asintió al mismo tiempo que llegaban a su destino. Julián le indicó a donde ir y se fue.
Cuando se adentró, vio una sala de espera. No había nadie en el mostrador pero observó un chico sentado en frente, estaba mirándola.
—¿Hay alguien atendiendo?—preguntó la joven.
—Oh sí, un chico robusto y guapo. Dijo que ya vendrá.—contestó el desconocido—Siéntate, ya vendrá.—repitió.
—Bien, entonces...¿cuál es tu problema?—dijo Alicia, mientras se sentaba al lado que aquel chico. Estaba curiosa.
—¿Mi problema? Ser demasiado honesto. Eres muy bonita.
—Ese no es un problema—acusó la joven, la había sonrojado.
—Pues para mi sí, ¿tu nombre?—cuestionó mientras se levantaba.
—Alicia y el tu...¡hey, vuelve!
Se fue derecho hasta una puerta al lado del mostrador, volviendo en unos minutos con una bata blanca y unos lentes. Se posicionó frente al mostrador y buscó entre unos papeles, obteniendo lo que quiso en unos segundos. Miró a todos lados, menos a Alicia y con una voz mucho más gruesa la nombró.
La joven, siguiéndole el juego, aunque bastante confundida, se acercó.
—¿Sabe usted a qué puerta dirigirse?
—Mi padre me dijo que debía ir a la puerta tres.
—Pues su padre no se equivoca, vamos la acompaño.
Caminaron juntos al menos veinte pasos y apareció frente a ellos una puerta verde con una placa dorada que mostraba un tres detallado. El chico le indicó a la joven que esa era la puerta con la cabeza, le entregó el papel que aún llevaba en las manos y se fue. Antes de entrar, Ali lo leyó.
Mi nombre es Luca, y no estoy loco. Bienvenida.
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Alicia, te doy una razón para vivir.
Teen FictionAlicia, acaba de cumplir dos años con su novio. Pero la risueña joven entra en duda cuando, Carlos (su novio), le pide un regalo que no era de su agrado. Ella estaba segura de decir "no". Pero entonces toda su relación se pone en juego. ...