Era lunes y Alicia había vuelto a la rutina. Aunque ni siquiera había prestado mucha atención a la clase de Matemáticas, una persona daba vueltas por su cabeza y por primera vez se había alegrado de que no fuera su ex novio.
Luego de dos clases, la rubia y su amiga, decidieron saltarse Química. Sabían que no pasaría nada, ese profesor se pasaba toda la clase hablando de los hermosos hijos que tiene y la detestable esposa que eligió.
—Hey, niña de las nubes.—dijo Mica riendo.
Habían llegado al patio del colegio y Alicia no se había dado cuenta. Tomaron asiento en un banco de cemento y la morena sacó una bolsa pequeña con caramelos de varios sabores. Alicia tomó uno de frutilla, lo desenvolvió y lo llevó a la boca. Mica hizo lo mismo al mismo tiempo que escuchaba, pero Ali no la estaba escuchando. Toda su atención estaba sobre un grupo de chicos a unos metros de ellas. Allí estaba Carlos con sus amigos y...¿Marcos?
—¿Desde cuando Marcos es amigo de aquel grupo?—cuestionó aún mirando a ese punto. Micaela siguió su punto de visión y volvió a mirar a Alicia.
—Desde la semana pasada, ¿no lo sabías?—la rubia negó.—¿Y lo de la fiesta en casa de Marcos?—Alicia volvió a negar confundida.—¡Alicia en que mundo andas, no te enteras de nada!
Las dos rieron. Eso les había recordado cuando recién se había conocido. Micaela vivía diciéndole eso cada vez que Alicia le decía que no sabía de algo.
—Bueno ya Micaela, cuéntame.—dijo aún riendo. La otra ya se había calmado.
—Este sábado a la noche, en casa de Marcos. Festejarán que él entró al grupito de los Imbéciles.—elevó los ojos al cielo y rió.—Estoy invitada pero...estoy dudando.
—¿Por qué?
—No iré sin ti, Ali.
—¡Pero yo no estoy invitada!
—Por eso mismo.—Mica se golpeó la frente y las dos rieron. Luego de un minuto, la morena le tomó la mano a su amiga y la miró.—Por más que te inviten a ti también, no creo que sea bueno que vayamos.
—Pero ya estoy bien, no te preocupes.—dijo con media sonrisa en su rostro. Pero la verdad es que ella no sabía que tan cierto era eso.
Al otro día, durante la clase de Historia, Alicia sintió algo chocar contra su frente y luego caer en su mesa. Ella ya sabía de quién venía aquel avioncito de papel. Sin dudar miró hacia donde se sentaba aquel chico y lo encontró mirándola. Ella volvió la vista hacia el avión y lo desarmó.
Fiesta este sábado a medianoche en mi casa.
Quiero verte allí Ali.
xoxo
Venía de Marcos, quién la seguí mirando desde su asiento. Alicia no hizo más que sonreírle y bajar la cabeza. Un segundo después, Mica que estaba al lado de la rubia, ya tenía aquel avión de papel desarmado en sus manos. La leyó y miró a su amiga.
—Podemos ir al cine, hay una nueva película que parece estar buena y quiero verla.
Alicia negó riendo ante la excusa de la morena. Sabía que lo hacía por su bien, pero tenía que seguir adelante.
—¿Quieres una pijamada entonces? Puedo soportar escuchar a tu banda favorita todo el día pero no vayamos, ¡por favor!
—Basta de excusas Mica, iremos. Es una fiesta normal, conozco a Marcos y nada malo nos pasará.—El rostro de su amiga no estaba convencido del todo, pero Alicia no se iba a dar por vencida— ¿Bien?
Solo asintió e inexpresivamente, volvió a atender la clase.
Sonó el timbre por todo el colegio, avisando que ya era el fin de las clases por hoy. La mayoría de los alumnos salieron desesperados de sus aulas, otros quedaban charlando un poco (tal vez de la fiesta en la casa de Marcos), y otros, se dirigieron al baño, como Alicia y su amiga que sentía que su vejiga explotaría en cualquier momento.
A penas llegaron, la morena se metió dentro de un cubículo y azotó la puerta, cerrándola al instante. Alicia esperaba, observando su rostro en uno de los espejos del baño. Notó lo que tenía escrito por los costados. Chicas escribían el nombre de sus amores pensando que en algún momento ellos se enterarían. Otras, desesperadas, dejaban sus número de teléfono; y por último, estaban las que escribían insultos. Allí figuraba el nombre de Alicia, junto a un dibujo de un cerdo con bikini mal hecho. Lo miró y sintió las lágrimas cerca.
—Lo siento.—Alicia se asustó cuando oyó esa voz porque pensaba que estaba sola con Mica.—Ese dibujo lo hice yo con mis amigas, es...de mal gusto, no debería haberlo hecho.
—Pero eso no quita que ya esté hecho. El dolor está ahí, Natalia.
Ésta miró a Alicia, y con una mueca que expresaba culpa, sacó una pequeña botella de su bolso y un bulto de papel higiénico. Derramó en el papel lo que había en aquel envase, que parecía ser quitaesmaltes para uñas. Luego, frotó el papel mojado sobre el dibujo que había hecho meses atrás.
—Yo lo siento de verdad Alicia, perdóname.—susurró Nati sin mirar a la Rubia. Cuando borró todo el dibujo, lanzó el papel a un cesto de basura que se encontraba cerca y metió la botellita en su bolso.—Quisiera ser tu amiga, ¿sabes sobre la fiesta de Marcos?
—No iré contigo a esa fiesta Natalia.—dijo firme la rubia. Mica se estaba demorando, ella ya quería irse.
—Está bien, pero...si necesitas algo solo dímelo. Yo no soy más esa malvada chica que te insultó en este baño aquella vez, cambié pero parte de mi cambio es hacer que me perdones y ¡haré lo que sea!—se acercó para abrazar a Alicia y luego se fue.
Alicia estaba anonadada. ¿Qué fue todo eso?, se preguntó. Un minuto después Mica estaba fuera del cubículo lavando sus manos.
—¿Me demoré demasiado?—en realidad había escuchado todo.
—¡Nah, para nada!—exclamó la rubia y tomó a su amiga del brazo para llevársela.
Tenían que prepararse para la siguiente noche.
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Alicia, te doy una razón para vivir.
JugendliteraturAlicia, acaba de cumplir dos años con su novio. Pero la risueña joven entra en duda cuando, Carlos (su novio), le pide un regalo que no era de su agrado. Ella estaba segura de decir "no". Pero entonces toda su relación se pone en juego. ...