16: Un casi beso.

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—Vamos, toma Mica. El té ayudará.—insistió Alicia. 

Acababan de despertar. Alicia le había llevado una pastilla para el dolor de cabeza de Mica y una taza de té. Natalia volvió a la cama luego de salir del baño. Las dos chicas llevaban ropa cómoda de Alicia y ésta, su pijama favorita. Había una habitación vacía, donde perfectamente Natalia podría haber dormido, pero decidieron estar juntas para que nadie sospechara lo que había sucedido.

—Ali...¿me hicieron algo?—dijo Mica mirando la nada mientras tomaba un sorbo del té caliente. Estaba confundida, solo recordaba que ella estaba bailando y eso es todo. Ni siquiera sabía porqué Natalia estaba ahí, ni porqué parecían ser amigas con Alicia.

—No, cariño. Llegamos a tiempo.—afirmó Nati, suavemente. Se levantó de la cama, fue por su bolso y volvió a sentarse con las piernas cruzadas. Sacó la cámara de dentro y la tiró sobre la cama. Alicia y Mica quedaron mirándola.—Podemos denunciarlos, está todo grabado. 

—¿En qué momento la tomaste?

—Cuando apareció Carlos y su grupo. Allí está todo. Lo he revisado antes de dormir, los idiotas no se dieron cuenta de que grabaron hasta cuando te dieron las pastillas.

Quedaron en silencio. Las dos chicas mirando a Mica, esperando su decisión.

—No lo haré.

¿Qué?, pensó Alicia. No podría creerlo, tal vez su amiga seguía enamorada de Carlos y por eso tomó tal decisión. Estaba mal, pero Ali no podía hacer nada. Estaba decepcionada de aquel chico del que un día llamó "amor de su vida".

No hablaron más del tema. Se volvieron a acostar un rato más hasta que Cielo las fue a buscar para almorzar.  




A eso de las nueve de la noche, Julián se paseó por el cuarto de Alicia, avisándole que irían a cenar en la casa de uno de sus amigos. Ella, rápidamente fue a bañarse y luego a vestirse. Optó por usar un vestido floreado sencillo y unos flats. Tomó un poco de delineador negro y resaltó sus ojos, luego utilizó un poco de brillo labial, dejó su cabello suelto y corrió hacia fuera, donde su padre lo esperaba dentro del auto. Tres minutos después ya estaban en marcha.

—¿A la casa de qué amigo tuyo vamos, papá?

—Juaco nos invitó.

¿Qué rayos?, pensó Alicia. Cenaría con...Luca. Si sabía, usaría otro vestido o se arreglaría más. La joven se desesperó por unos segundos hasta que se dio cuenta de que no era correcto. Ni siquiera le gustaba. ¿O sí?

—Ali, vuelve al mundo por favor.—rió Julian. Su hija lo miró con mala gana.—¿Qué sucede, eh? Pensé que eran amigos, por eso te traje conmigo.

—Papá, solo lo he visto dos veces.—dijo Alicia cruzando los brazos sobre su pecho.

—¿Ah, sí?

—Sí.

—¿Y qué me dices de las cartitas de amor que se mandan, eh?

AY NO, pensó la joven, sonrojándose.

—Tú...a ti no te importa. 

Y no sabía que más decir, estas cosas las esperaba hablar con su madre. Pero ella no estaba. Y Alicia estaba enfadada, tanto que se la pasó murmurando lo enojada que estaba como siempre lo hacía de niña.

 —Pequeña...

—¡¿QUÉ?!

—Ya llegamos. 

Alicia, te doy una razón para vivir.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora