—...y justo apareció mi padre y no nos besamos.—concluyó Alicia decepcionada. Tomó el último sorbo de su café y miró a Cielo, esperando alguna carcajada por su fracaso.
Pero la reacción de ella fue lo contrario. Ali notó que aquella mujer la veía mucho más que como su empleada, su mirada era cálida y maternal. Eran esos momentos en los que extrañaba a su mamá.
—Cariño, esa es obra del destino. No te preocupes, porque cuando tenga que pasar, pasará.
—En eso tienes razón.—asintió mirando el interior de su taza ya vacía.
Julian tocó la bocina del auto, avisándole a su hija que está listo para llevarla la escuela. Él estaba raro. El lunes Alicia le había pedido faltar porque estaba muy cansada. Y su padre accedió sin chistar. Eso no era normal de él, pero la joven aprovechó la situación y durmió hasta tarde.
—Ya niña, ve rápido porque sigue de mal humor.—dijo Cielo riendo, refiriéndose a Julian.
Alicia se levantó a regañadientes de su asiento, dejando la taza vacía en la mesa y tomando su bolso. Vio a Cielo todavía en su asiento, sonriendo y se le acercó a darle un abrazo para luego salir corriendo afuera, donde su padre se encontraba, estresado, tocando la bocina seguidamente.
—¿¡Entonces no hubo beso!?—exclamó Mica en un susurro exagerado.
— Shhh, nos correrán de la clase, luego te cuento.
Estaban a minutos de concluir la clase de Biología, pero Mica estaba impaciente por saber todo lo que había pasado entre Alicia y Luca el anterior domingo.
Cuando el timbre sonó por todo el colegio, los alumnos salieron disparando de las aulas y solo quedaron Alicia y su amiga. Mientras simulaban guardar los útiles, la rubia le contaba lo que tanto quería saber Mica.
—Es muy amable, su padre también aunque no sé si pueda decir lo mismo de su pareja.
—ESPERA, ¿Luca tiene novia? Maldito menti...
—Estoy hablando del padre de Luca, Juaco, tiene una novia y al parecer es irritante. Debe tener unos treinta pero no pasa de eso. Bueno, el punto es que ella se emborrachó y mi papá lo ayudó a Juaco a subirla al cuarto. Fue en ese momento donde Luca y yo quedamos solos.
—¿Se besaron?—quiso saber una voz que venía de la puerta.
—Como que se te está haciendo costumbre escuchar las conversaciones de los demás.—atacó Mica. Tal vez la había ayudado pero eso no reparaba todo el daño que le había causado a su mejor amiga.
—Miau, —dijo Nati con una mano cerca de la boca, riendo.— yo solo estaba cerca y pues, se coló por mis oídos, cariño. Ali, tú sabes lo que te dije, quiero cambiar. Espero que en algún momento me perdones y...Mica, si alguna vez te hice algo a ti, lo siento.
—Lo pensaremos, cariño.—dijo Mica con sarcasmo.—Ya puedes irte.
Quedaron en silencio las tres por un minuto, hasta que Alicia no lo aguantó más y rompió el hielo.
—Es mejor que nos vayamos nosotras.—tomó su bolso y se levantó, dirigiéndose a la salida del aula, donde Natalia se encontraba parada. Mica imitó a su amiga pero ella salió del aula, esperando cerca.—No te guardo rencor, pero no me pidas que confié en ti muy rápido. Hasta luego.—se despidió Alicia sin esperar una respuesta.
La semana pasó demasiado rápido para Alicia. Los últimos dos días, en el colegio durante clase, había recibido aviones de papel de Marcos, pero ella solo los tomaba, los hacía bollito con sus manos y los guardaba para luego tirarlos al cesto de basura que se encontraba en una esquina del aula.
Lo evitó a todas costas, y Mica la ayudó. Por más que dijera ella que quería golpearlos a todos por lo que le habían hecho, detrás de toda esa rabia simulada, tenía miedo. Más que eso, se sentía humillada, pero no lo quería demostrar.
Carlos también intentó acercarse, pero no a Mica. Iba siempre en dirección de Ali, pero ella encontraba la forma de no cruzarlo. No quería saber nada de él.
El sábado había llegado y Ali ya se encontraba en sentada en aquella habitación, esperando a que llegue Juaco y los chicos. Cuando ella había entrado, las sillas estaban desordenadas. así que se tomó el trabajo de ubicarlas en su lugar mientras pensaba.
Luca daba vueltas por su cabeza. Él había sido tan lindo el domingo pasado y ahora, ni siquiera la había mirado. Solo le dijo que pasara, que en cualquier momento llegarían los demás.
Tal vez solo le dio vergüenza, pensó Alicia.
Pasaban los minutos y ya se estaba preocupando. Nadie llegaba, ni siquiera Juaco. Algo estaba pasando y quería saberlo.
Luca entro en aquel cuarto de repente y se sentó a su lado. La miró, estaba raro.
—Camila intentó suicidarse. Mi papá está allá con Sara. Los demás están en su casa, ya les comuniqué.
—¿Está grave?—fue lo único que pudo decir la joven.
—No, eso es lo bueno. En unos días estará fuera del hospital, pero lo malo es que no volverá al grupo.
—¿Por qué no?—tal vez no conocía mucho Camila, pero le llegó a preocupar. Es una niña tan bonita, pensó Alicia.
—Aún no lo sé, solo nos queda esperar.
Alicia asintió y miró a un costado.
—Lo que pasó el domingo...
—No pasó nada, bonita.—contestó Luca rápidamente, guiñándole un ojo a la joven.—¿Puedo hacerte tres preguntas, Ali?
—Te escucho.
—Bueno, esa fue la primera.—dijo riendo. La rubia puso sus ojos en blanco mientras reía también.—Número dos, ¿llamaste a tu padre para qué te buscara?
—No lo hice.
—Perfecto, entonces...¿alguna vez te has escapado, Alicia?—sonrió Luca, mostrando sus dientes, esperando la respuesta de aquella chica de la que se estaba enamorando.
—Jamás.
—Bueno, me alegra ser yo quien te haga cometer esa locura por primera vez. Vámonos.
Tomó la mano de Alicia y se fueron, no sin antes dejar, aquella carta que Luca tenía escondida en su bolsillo del pantalón, en el mostrador sin que la chica se diera cuenta.
Llevaré a Alicia a dar un paseo y luego a nuestro lugar especial. Es terapéutico. Dile a Julian que no se preocupe, la llevaré a casa temprano.
Atte.: Luca.
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Alicia, te doy una razón para vivir.
Teen FictionAlicia, acaba de cumplir dos años con su novio. Pero la risueña joven entra en duda cuando, Carlos (su novio), le pide un regalo que no era de su agrado. Ella estaba segura de decir "no". Pero entonces toda su relación se pone en juego. ...