9: Esperar, aceptar y perdonar.

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—Muchas Gracias.— dijo la joven corriendo el plato hacia Cielo.

—¡Pero si está rico, come un poco más Alícia!— contestó esta, casi regañando a la muchacha.

Con una sonrisa falsa, Alícia, rechazó. Todas las semanas se la había pasado así. Sonrisas falsas para la empleada, corridas por los pasillos de su colegio para esquivar a su ex y miradas de asco hacia Mica, que se había dignado en aparecer, de nuevo, en las clases a las que concurrían juntas.

Su padre cada vez aparecía menos en su casa, su madre ya no daba señales de vida, y estar encerrada con Cielo empeoraba todo.

Siempre estaba haciéndole comida. Alícia solo comía un poco menos de la mitad de lo que le daban. Había veces en las que podía distraer a la empleada y tirar lo que tenía en su plato. Pero días después se dio cuenta. Así que Alícia tuvo que tomar el plan "B"Tenía entendido que devolver la comida, no era buena idea. Pero no tuvo otra opción.

El primer día fue difícil. Sabía que estaba mal, se sentía horrible. Los ojos le lagrimeaban. Y en su mente se repetía varias veces "Tienes que ser fuerte". Cuando acabó, su débil cuerpo cayó en el frío suelo. Llorando, Alícia sonrió. Lo había logrado.

Desde entonces, esa se había vuelto su rutina, comer poco y vomitar lo más posible.




—¡Vamos Ali, ha pasado un mes! 

—Aléjate de mi, zorra.—advirtió la joven, mirando el suelo con rabia.

—¿Qué te pasó? Eramos amigas, por favor ya ¡Discúlpame!

Veía venir las lágrimas en sus ojos, tenía que sacar provecho.

—Está bien, Micaela.—dijo Alícia con una filosa sonrisa.

—¿De verdad?—se sorprendió la morena.

Se la creyó, pensó Alícia.

—Por supuesto...que ¡NO!—le gritó.—¿No te das cuenta del daño que me hiciste, Micaela? Sólo quiero que te vayas de mi casa.

—Vine a hablar contigo sobre esto Ali, todo ha sido una trampa.

La observó unos segundos.

—Bien zorrita, tienes cinco minutos y no pienses que te voy a dejar entrar. 

Micaela caminó hacia el césped, se sentó y luego palpó el suelo a su lado. Alicia rodó los ojos y de brazos cruzados, hizo caso a la morena, sentándose pero a una cierta distancia.

—Bien Ali...—comenzó sin saber que decir.—Tienes que saber antes que Carlos me gustaba. Desde que era pequeña, él y yo eramos mejores amigos...pero, pasaron los años. Él se enteró que yo estaba enamorada, se alejó y apareciste tú...

—Eso no justifica lo que hiciste. Me hubieras avisado, no sería capaz de hacerte eso si lo sabía.—Dijo Alicia mirando hacía otro lado.

—Alicia vi en tu mirada como te había vuelto él, y  yo no podía hacer nada porque a él también le gustaste.

—¡Pero lo hiciste!

—La noche antes que todo pasara, me llegó un mensaje. Revísalo, Ali. Juro que te llamé, pero no contestaste. 

La morena le pasó su teléfono, con el mensaje ya puesto. Alícia se llevó una gran sorpresa al leerlo.


  Número desconocido: Mica, Alicia acaba de terminar conmigo :(  Me siento realmente mal. Extraño tus abrazos. Y creo que hasta ahora me doy cuenta de que tu eres mi princesa real y no ella. ¿Quieres ser mi novia? <3 :( 


—Ali, estaba enamorada de él. Pensé que lo entenderías...y no supe nada, absolutamente nada del video hasta el otro día.

—Estás mintiendo—susurró Alícia, aún mirando el mensaje en el celular de Micaela.

—Ali, has sido una de las mejores amigas que he tenido en toda mi vida, casi mi hermana, no quiero perderte. Por favor perdóname, yo no quise hacerlo, luego de que supe del vídeo...mandé a la mierda a Carlos. Pero...—Micaela llevó sus manos a su rostro y comenzó a llorar.—Ali, él tiene otro vídeo, dice haberte grabado, me tenía amenazada.

La expresión en el rostro de Alícia se suavizó. Miró a la morena llorar entre sus manos. Se acercó a ella despejó su rostro y le sonrió. Ella había estado ayudándola todo el tiempo, quería decirle, pero Alícia se alejaba. 

—La que debe pedir perdón soy yo, Mica. Si lo hubiera sabid...

—No digas nada Ali, estamos bien ¿verdad?—dijo Mica entre lágrimas.

—¡Si, ven aquí niña!—exclamó Alícia y se abrazaron. 


Poco a poco los problemas se arreglan. Sólo es cuestión de esperar, aceptar y perdonar.


Alicia, te doy una razón para vivir.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora