—El día de hoy, hablaremos de cosas positivas.—dijo Juaco, miró a Willy y le sonrió.—A ver, cuéntanos, ¿qué cosas te hacen sentir bien?
Él lo pensó, sin sacar los ojos de la silla donde se sentaba Natalia. Quería decirlo, nombrarla. Pero eso no haría que ella volviera al grupo. Así que solo habló del boxeo y miró a Camila para que siguiera.
—A mi me gusta armar muñecos de trapos viejos.—dijo la sonriente chica.—También bailar, eso me ayuda mucho cuando tengo malos pensamientos rondando por mi mente.
—¡Eso es fabuloso, Camila!—felicitó Juaco.—Rudo, dinos que tienes para nosotros.
—Yo...—miró a su reloj de muñeca unas tres veces antes de continuar.—Me gusta mucho mi casa, me gustan los crucigramas. Y el libro de acertijos que me regaló mi papá en navidad.
—A mi me gusta mucho escuchar música, mi banda favorita se llama Sleeping with sirens.—dijo Alicia mirando al grupo, en ese momento Rudo reaccionó y miró a la rubia.
—¡También es mi banda favorita!
—¿Ven? Muchos de aquí tenemos varias cosas en común,—comentó Juaco, sonriendo.—Aunque no dudo que compartan mi gusto por la música clásica.—todos negaron riendo en alto. Por lo que el psicólogo tuvo que elevar el tono de voz.—¡Continuemos! Sara, ¿qué tienes para nosotros?
—Oh sí, yo suelo acomodar mis lápices de colores, me tranquiliza demasiado, siempre luego de haber dibujado y también me siento bien viniendo al grupo, aquí me siento incluída.
—¡Eso es justo lo que queremos!—dijo Juaco anotando como siempre en su tabla sujeta papeles.
—Mi favorito es Kellin Quinn.
—Amo su voz definitivamente.—dijo Rudo riendo. Se veía bastante tranquilo a comparación de hace rato, cuando comenzaron la conversación, él se había sonrojado y Alicia le dijo que se quedara tranquilo. Los demás se habían ido hace unos minutos y ellos hablaban de la banda musical que adoraban.
—Rudo, ¿puedo preguntarte algo?
—¿Es sobre mi?
—No, es...sobre el grupo, más bien sobre una de las integrantes.
—Ah, sí, pero baja la voz.—dijo señalando disimuladamente a una ventana a un costado en la pared, estaba totalmente oscura y Alicia recordó esos vidrios que se utilizan en comisarías para ver a los interrogados sin ser vistos.
—¿Sabes cuál es el problema de Natalia?—susurró la rubia.
—Quisiera decírtelo, pero si Willy se entera, me matará.—respondió.
En ese momento se sintió un pequeño golpe en la puerta y luego se abrió.
—Rudo, tus padres te estás esperando fuera.—sonrió Luca adentrándose. Rudo tomó su abrigo y sin mirar a la rubia se fue.—Tu padre también está aquí Ali.
—Bien, gracias.
—Tengo una carta para ti, bonita.
—¿A caso tienes un problema con decir las cosas de frente?—dijo riendo la joven, tomando su abrigo liviano mientras se levantaba de su asiento.
—Pues no,—dijo sonriendo el ruludo. Sacó la carta del bolsillo y se la dió a Alicia.—Solo me gusta que las tengas para que nunca te olvides de mi.
—No te conozco.
—No...aún.
—Bien, te escucho.
—Quiero invitarte a dar una vuelta.
—¿Es una cita?
—Sólo si tú quieres que sea una, querida.
—Lo voy a pensar.—terminó la conversación con una sonrisa de saludo y se fue.
—¡Vamos, quiero verla Alicia!—gritó Mica en medio del centro comercial. Habían ido a comprar unas prendas para esa misma noche. Alicia tapó la boca de su amiga.
—Deja de gritar. Te mostraré las cartas cuando estemos en casa.—la morena dijo algo pero su voz sonó distorsionada a causa de la mano de Alicia que estaba apretada sobre su boca.—La quitaré pero ya no grites como una loca, nos van a correr de aquí.
—A penas lleguemos.—afirmó Mica ya tranquila para continuar con su compra.
Dos horas después, bajaron del taxi en la vereda de la casa de Ali, pagaron y se adentraron. Cada una llevaba dos bolsas con ropa dentro y Alicia llevaba una más que contenía un regalo para Cielo. Era su cumpleaños.
Julián estaba en el sofá del living, leyendo unos papeles. Saludó a las dos jóvenes y siguió con su trabajo. Las chicas se dirigieron a la cocina para buscar algún refrigerio, tenían hambre.
—¡Cielo, feliz cumpleaños!—exclamó Alicia mientras se acerca a abrazar a su ama de casa. Luego, se separó de ella y le tendió el regalo envuelto en papel de corazones. La joven había pedido que le añadan un grande moño rosa. Tal vez al principio odio la presencia de Cielo, pero con el tiempo se dio cuenta de lo buena persona que era. Se preocupó por Alicia casi como una madre y estaba totalmente agradecida por eso.
—Oh pequeña, no debías...—dijo la señora llevándose una mano a su rostro, impresionada.
—Te lo mereces, perdón Cielo por tan poco y...gracias, de verdad, por todo.
Ella asintió y tomó el regalo, lo abrió y sonrió.
—¡Muchas gracias pequeña!—dijo hojeando rápido su nuevo libro de cocina, contenía mil hojas con demasiadas recetas.—¡Hoy mismo comenzaré a probarlas!
Mica se acercó a saludar también y enseguida consiguieron un plato de galletas con chispas de chocolate, que Alicia tanto amaba. Las dos se fueron al cuarto mientras comían.
Como le había prometido Alicia a Mica, a penas llegaron al cuarto, la rubia le mostró las cartas que Luca le había dado a Alicia.
—Esto es tan romántico.
—¡Hey, ni siquiera lo conoces!
—No es cuestión de conocerle, Ali. Mira, nadie escribe cartas ya.
—Marcos me lanza aviones.—se excusó Alicia.
—Sabes que no es lo mismo.
Estaban tendidas una al lado de la otra en la cama de Alicia. Mirando hacia el techo. Estaban haciendo hora para darse un baño, vestirse, maquillarse e ir a la fiesta. Habían hablado con Julián sobre la fiesta y luego de varios ruegos de parte de las dos, él había accedido con la única condición de que Alicia le comunicara como estaba cada dos horas.
—Ali...¿él te gusta?
—¿Por qué lo preguntas?
—No confíes muy rápido en él.—Mica se había demorado en contestar, estaba preocupada por su amiga.—Cuidate, por favor.
—Tranquila.—contestó Alicia abrazando a su amiga.—No volverá a pasar.
Se refería a lo que había sucedido con Carlos. Y la verdad, es que ya lo había olvidado, ya no lo quería.
—Ven, vamos a prepararnos para la fiesta.—dijo Mica levantando de la cama y poniendo música desde su celular.
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Alicia, te doy una razón para vivir.
Teen FictionAlicia, acaba de cumplir dos años con su novio. Pero la risueña joven entra en duda cuando, Carlos (su novio), le pide un regalo que no era de su agrado. Ella estaba segura de decir "no". Pero entonces toda su relación se pone en juego. ...