39.

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—En fin..., —continuó hablando Arturo, luego de ir por unos minutos al baño. —después te todo lo que sucedió, Annie y yo finalmente unimos nuestras habilidades.

—Es que..., aún no me lo creo. —se expresaba Bryan, con entusiasmo. —Nunca había escuchado de alguien que tuviera dos habilidades, y ustedes... Es impresionante.

—¿Envidia, Bryan? —intervino Annie, con voz seductora.

—Ya quisieras que les tuviera envidia. Aún y con sus habilidades, no pueden alcanzarme.

—Yo sí puedo. —entra Jonathan, en tono burlón.

—Cállate.

Las puertas del dormitorio se abrieron y todos dirigimos nuestras miradas hacia ellas. Denise acababa de entrar junto con Ángel, ambos llevan una sonrisa en su rostro. No puedo evitar sentir como me hierve la sangre cuando los veo pasar por delante de nosotros y atravesar la puerta de la habitación.

—Quién lo diría. —dice Jonathan, en el instante en que cierran la puerta. —Tan dura que aparentaba ser Denise. —se mofa.

—Sólo son amigos. —se me ocurre decir y Bryan se ríe.

—Amigos que follan. —dice la novia de Bryan.

No se qué mierdas me ocurre. Denise y yo no somos absolutamente nada, pero el sólo imaginármela con algún chico hace que sienta mis brazos arder. Sé que me gusta, no pienso negarlo, pero me parece absurdo que sienta esta clase de celos, cuando sé que no tengo ninguna razón para sentirlos. Ahora mismo no sé si podría considerar a Denise si quiera mi amiga. No me le puedo no acercar. Me quiere lejos y eso me lo dejó claro hoy en la clase de defensa.

—No me interesa lo que ninguno de los dos haga en ese cuarto. —miento, con la esperanza de convencerme a mi mismo que es así. Pero creo en eso tanto como todos en la habitación lo hacen.

—Si es así, ¿entonces por qué tus brazos brillan de rojo? —señaló Jonathan, aguantado la risa.

—No es lo único que está rojo, al parecer. —agrega Arehagne, refiriéndose a mis mejillas, no me había dado cuenta de que se me habían tornado rojas.

—¡Que gay! —bufa Bryan.

La puerta se vuelve a abrir y ésta vez, se trata de Lían, cada vez que la veo se ha arruinado el cuerpo con algo más; la primera vez fue con el tatuaje, hace unos días llego con el cabello cortado hasta los hombros y ahora llega con varios piercings en la cara. Se podría decir que lo único que le haría falta para arruinarse más el cuerpo sería un tatuaje del otro lado de la cara también. Aunque conociéndola, sé que es capaz de hacerlo.

Detrás de ella, venía el chico llamado Alice junto con otro chico de cabello largo que se me hace ligeramente conocido, pero no recuerdo exactamente de dónde.

Lián intercambia miradas con todos los de la habitación y posteriormente se sienta en uno de los sofás juntos Arturo. Todo el lugar permanece en silencio mirándola fijamente y ésta sonríe de manera arrogante cuando se percata de aquello.

No estoy seguro de la razón por la que los demás la observan, sé que yo lo hago por la manera en la que se ha desfigurado totalmente. Pero no tengo la más remota idea de qué llevó a los demás a mirarla así también. Después de todos ellos están acostumbrados a verla, puesto que están en las mismas clases y ocasionalmente en el mismo grupo social.

—¿Se les ofrece algo? —dice, en tono burlón y sonríe.

—¿Te parece gracioso? —preguntó la novia de Bryan. —Tu estúpida bromita casi hace que me meta en problemas.

EXCELSO [#1] [TERMINADO] [EDITANDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora