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—¿Qué dices? —pregunto, perplejo. No puedo creer que Andrés haya dicho aquello.

—Que vas a escapar de aquí, Eidan. —repite y vuelve a sonreír.

—¡¿Estás loco?! ¿Cómo se supone que me voy a ir de aquí? ¿Crees que Julio no haría nada al respecto si lo supiese?

—Julio no podrá hacer nada.

—¿Cómo estás tan seguro de eso? ¿Estás consciente de lo que Julio es capaz de hacer? —digo, recordando lo que sucedió con Malcom y Roger.

—Lo estoy, por eso mismo decidí que te sacaré de éste lugar. Es la única forma de mantenerte a salvo. —continua reposando su espalda en la pared.

—Andrés, lo dices como si fuera tan sencillo. —comento, frustrado. —Viste lo que le hizo a José por entrometerse en lo de Arturo, ¿Qué piensas que me hará a mí si me descubre tratando de escapar?

Creo que tengo un punto a mi favor, después de todo, no creo que si intento irme nadie lo fuera a notar, según lo que dijo Andrés, éste lugar tiene un campo de contención alrededor que impide que alguien escape, lo cual seguramente alertaría a alguien si yo intento atravesarlo y posteriormente Julio vendría por mí. Quizás suene un poco paranoico y todo aquello, pero no puedo evitar ser paranoico si hablo de Julio.

—Él no te verá. —dice, con seguridad.

—¡No, para nada! ¡Debe de ser que alguien tratando de escapar no llama la atención! —digo, sarcástico.

—No estoy diciendo que no llamaría la atención, sólo estoy diciendo que no te verán. —se suena la garganta.

—¿Cómo que no me verán? —sinceramente, a veces no logro comprender la lógica de Andrés.

—Porque no lo harás solo. —dice, en tono firme.

Algo en mi interior se agita cuando lo dice.

—¿No?

—No. —se cruza de brazos, manteniendo la espalda en la pared. —No sé si te habrás dado cuenta, pero, hay varios que no se sienten muy cómodos estando aquí, tú amigo Dave es uno.

—No lo he notado. —digo, sin más.

—Eso es uno de los beneficios de leer la mente. —se ríe de su propia broma. —Verás, Eidan, hay varios aquí que buscan ser aceptados en la sociedad y no ser excluidos bajo tierra. —explica, apartándose de la pared y caminando en mi dirección. —Y la manera de ser aceptados, no es exactamente permaneciendo escondido, es contraproducente.

—También lo es tratar de ser aceptados a la fuerza. —entrecierro los ojos.

—No lo harán a la fuerza, pues no todos piensan como Arturo.

No sé qué decir, la verdad, por más que me suene tentadora la idea de irme de aquí y alejarme de todo el rollo de los Excelsos, no puedo evitar tener un mal presentimiento. Es demasiado arriesgado lo que quiere hacer Andrés, ¿Y si Julio se entera que yo estoy entre los que intentan irse?, ¿Qué haría? ¿Cuántas personas morirían antes de que yo lograra escaparme exitosamente? ¿Cuántas personas morirían luego de ello? Son preguntas que no estoy muy dispuesto a averiguar, no quiero que más personas inocentes mueran, mucho menos por algo que es mi culpa.

—No lo sé, Andrés. Es demasiado arriesgado. —musito. —¿Por qué no dejamos que Julio haga lo que quiere hacer? Quizás y también haya inventado un suero para realizar esa fusión sin riesgo alguno.

En realidad no sueno muy convencido de eso, pero no quiero que a causa de mí muera gente.

—Es imposible. Como te expliqué, la habilidad de los Excelsos es inherente, al separarse de ti automáticamente mueres tú a falta de ella y muere él al no poder controlarla. —explica.

EXCELSO [#1] [TERMINADO] [EDITANDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora