Pecado Original © (terminada, En Edición) [Hermanastros]

Capítulo 15: Problemas.

Adam alteraba mi mundo. El recuerdo de sus labios junto a los míos era algo constante en mi cabeza.
Por primera vez en mi vida hacia algo incorrecto y se sentía jodidamente bien.
Por momentos mi parte racional me gritaba que esto no acabaría bien pero intentaba ignorarla.

Esta noche iría a casa de Anna y luego iríamos a la fiesta de Steven.
Me puse un vestido negro escotado y ajustado que apenas llegaba a mis rodillas. Me veía sexy y eso me gustó.

Al salir de mi habitación me crucé a Adam en el pasillo. El llevaba unos Jeans y una camisa, su cabello estaba alborotado y mojado. Se veía completamente guapo.

Me tomó de la cintura y me metió a mi habitación, cerró la puerta y contra ella comenzó a besarme con desesperación, haciendo que el calor crezca rápidamente en mi interior. Jadeando, me separé de él, haciéndole saber que se nos haría tarde, y Peter pasaría por mi.
No le hizo mucha gracia que este a solas con el, pero tenía que entender que Peter era mi amigo.
Un amigo con el que tenía una charla pendiente, no le daría falsas esperanzas. Adam ocupaba mi mente y mi corazón. No había espacio para nadie más.

Peter pasó por mi y rápidamente emprendimos nuestro viaje hacia la casa de Anna.
Pensé que no hablaría en todo el camino, pero finalmente rompió el silencio.

-Te ves hermosa esta noche Cris.
-Gracias Peter, tu te ves muy guapo.

-Te noto rara, distante, ¿acaso hice algo mal?

-No Peter. Tu no has hecho nada. Debo ser honesta contigo.

-Esta bien, suéltalo.

-Eres un gran amigo y te adoro, pero me gusta alguien más. No quiero hacerte daño-confesé, apenada.

-Lo sé. Me imaginaba que algo pasaba. Eres mi amiga y respeto tu decisión, pero si algún día decides intentarlo, aquí estaré-clavó sus ojos en los míos y sonrió, haciendo que mi corazón duela

-¿se puede saber quién es el afortunado?-preguntó, y su sonrisa se desvaneció.

-Mmm..

-Esta bien si no quieres contarme, pero sabes que puedes confiar en mi.

-Es complicado Peter-admití, dando un largo suspiro de frustración.

-Solo no dejes que te hagan daño ¿Esta bien?

Le sonreí y tomé su mano.

-Gracias Peter.

Unos minutos más tarde llegamos a casa de Anna. Derek ya estaba allí.

Luego de dos aburridas horas hablando sobre la decoración del baile, nos fuimos a la casa de Steven.

Su casa era enorme y preciosa.
La música podía escucharse desde afuera y su jardín estaba repleto de chicos y chicas ansiosos por entrar a la fiesta.