Cris acaba de romper con su novio.
Mientras ella esta dispuesta a dejar atras su antigua y aburrida vida, su madre se casa con un importante empresario.
Cris deberá mudarse junto a su madre a la casa de su nuevo padrastro y convivir con su hermana...
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Cuando nuestros padres entraron a la casa, volví a bajar las escaleras, para saludarlos, no sin antes lavarme bien el rostro y ponerme la blusa.
Aún me sentía acalorada. Intenté, en vano, no fijar mi mirada en Adam, que saludaba a su recién llegado padre, pero me fué imposible. Me dedicó una sensual sonrisa y me guiñó un ojo, haciendo que mis mejillas ardan como el infierno. Mi madre me dió un cálido abrazo y comenzó a contarme acerca del viaje de trabajo.
Intenté concentrar mi mente en lo que me decía, pero no podía sacar a Adam de mi cabeza. Tan sólo con recordar lo que había sucedido hacía unos minutos, el calor comenzaba a crecer en mi interior. Nunca me había sentido de esa manera. Y con Ryan nunca habíamos llegado tan lejos.
Desear a Adam de esta manera estaba jodidamente mal, pero se sentía demasiado bien. Lo deseaba más que a nada en el mundo. Peter me gusta, pero no puedo engañarme más. Lo que siento por Adam, nunca lo he sentido antes.
Luego de despedir a nuestros padres, emprendimos nuestro camino a la escuela.
-Eres tan hermosa. Me vuelves loco-admitió.
-Casi nos descubren, debemos tener cuidado. No imagino lo que pasaría si nuestros padres, descubrieran lo que sucede entre nosotros-dije y me sentí apenada de inmediato.
-No pienses en eso. Será nuestro secreto-anunció, y luego tomó mi mano.
-Será difícil verte en la escuela y no devorar tus labios-añadió.
Este chico va a volverme loca. Me es imposible resistirme a el.
Me acerqué lentamente a el y besé sus labios. Pude sentir como una sonrisa se formaba en ellos.
-Ya casi llegamos-exclamé.
El aún miraba mis labios y sonreía con perversión.
-Ya basta Adam-puse los ojos en blanco.
-Nunca es suficiente cuando se trata de ti. Quiero besarte todo el tiempo.
-Ya basta, me haces sonrojar-dije, y golpeé su cabeza.
Unos minutos después llegamos a la escuela. Peter me esperaba junto a su coche. Me sentí incómoda al verlo.
Debo ser honesta con el.
Adam se bajó del coche y después de guiñarme un ojo y dedicarme una sonrisa, fue hacia donde estaban sus amigos.
-Hola preciosa-saludó Peter y la culpa comenzó a crecer en mi interior. Unas horas atrás nos habíamos besado, pero Adam, era un pensamiento recurrente en mi cabeza. Si quería que Peter sea mi amigo y no lastimarlo, debía decirle la verdad. Pero no tengo el valor de decirle que me estoy enamorando de mi hermanastro.
Soy una cobarde.
-Hola Peter-sonreí, y el besó mi mejilla, haciendo que trague con dificultad, al sentirlo tan cerca.