Capítulo 6: Raíces.

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Vegita suspiró y caminó hasta la cama, donde se sentó y apoyó la cabeza en el hombro de Raditz. Ambos miraban por la ventana de la nave. La habitación seguía a oscuras y en silencio. Solo se oían los ligeros ruidos de la nave y del ducto de ventilación.

—Más les vale que se hayan vuelto fuertes —sentenció Vegita—. Si son unos debiluchos, solo se volverán un estorbo.

Raditz frunció el ceño. —Creí que dirías algo así. Ambos nacieron con un nivel de poder medianamente decente. Deben ser un poco más fuertes que un soldado de clase baja.

—Esperaría más de ellos —se levantó del hombro de Raditz y quedó sentada sobre la cama con los brazos cruzados—. Sin embargo, no creo que sea un problema enseñarles.

El de cabellos largos asintió en silencio.

Raditz era la única persona que le quedaba a la princesa, aparte de Nappa. Ambos se habían vuelto su familia. Con el paso de los años, Nappa se había acostumbrado a estar con los mocosos. Les enseñó a ambos todo lo que podía enseñar.

Desde valores hasta ciertas tradiciones que eran importantes en su planeta para que ambos crecieran con la identidad de un Saiyajin. Su objetivo era que nunca olvidaran de dónde venían. Sus raíces.

Aun así, Vegita se sumergía en sus pensamientos sobre su hermano. Pensaba en cómo sería si su familia siguiera con vida. Se lamentaba muchas veces: ¿y si hubiera estado en el planeta en aquel momento? ¿Habría alguna diferencia?

La única diferencia sería que no estaría sufriendo por la muerte de sus padres, porque estaría muerta también.

«El saiyajin Raditz, diríjase al despacho del señor Freezer, es una orden» —se escuchó la voz de Zarbon en los parlantes.

El nombrado se giró con miedo para ver a su compañera.

—Ve, suerte —le sonrió ella.

—Gracias —Él se levantó del piso, depositó un beso en la frente de Vegita, se puso su rastreador y se fue.

Ella se asustó y tomó entre sus dedos el collar de la reina. Una herencia de su madre, por lo general se refugiaba ahí. Raditz jamás desobedecía, un llamado directo de Freezer podría ser una mala señal.

—Lo lamento, Raditz —cerró los ojos con fuerza—. Cuídalo, mamá.

Luego de un rato, la puerta se abrió, dejando ver a Nappa con una sonrisa triunfante. Traía algo en la mano, lo que hizo que Vegita se girara a mirarlo con el ceño fruncido.

—Mira, Vegita, ¿sabes qué es? —le preguntó como si fuera una niña pequeña, aún emocionado.

—No lo sé —frunció el ceño por la forma en que le hablaba.

—Encontré el archivo de lanzamientos del planeta Vegita, y este libro los marca todos, ¡hasta el último!

La princesa se levantó de la cama y le quitó el libro de las manos.

Lo abrió con las manos temblorosas, su corazón latía con fuerza. Revisó todas las páginas sin éxito. Buscaba el nombre de su hermano. En la última página había muy pocos lanzamientos de naves; se adelantó al último.

Este decía:

Hora: 12:30 a.m

Puerto de lanzamiento: Reino Saiyajin

Cantidad de naves: Dos

Destino: 4032-Verde-877, planeta Tierra

Tripulantes: Príncipe Vegeta. Kakarotto, hijo del élite Bardock

Razones de viaje: Desconocidas

«Vegeta... voy por ti»

La hermana de Vegeta | 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora