Capítulo cinco: Apuesta llena de riesgos.
18 de julio, 2015.
Cuando Amber me ve entrar a la cocina se detiene de hacer lo que huele mucho como tocinos. Río mientras me estiro antes de acercarme a papá quien como siempre se mantiene impasible leyendo un periódico. Beso de manera sonora su mejilla.
— ¿Cuándo llegaste?
—Como a las 2 de la madrugada, pasé muy silenciosa y me puse este viejo pijama. Debo traer ropa, es casi indecente estar vistiendo así.
Ambas observamos mi minúsculo short junto a la holgada camisa que casi podría cubrir el short pero que ha sido lavada tantas veces que peligrosamente podría transparentar de más. La respuesta al por qué luzco como una desvergonzada se encuentra en el hecho de que el short es de cuando tenía 16 años y no había terminado de crecer y la camisa es de cuando Edgar inició la universidad ¿La buena noticia? No soy tan desvergonzada y estoy llevando sujetador.
»Mi plan era llegar en la noche para que no tuvieras que esperarme para irte a casa.
Al menos eso planeaba antes de quedarme dormida. Papá sigue siendo gruñón pero noto que no me ha pedido que despida a Amber, no me ilusionó la cuidadora que más duró fue una de tres semanas y medias, cualquier cosa puede pasar.
Teniendo en cuenta que Amber pasa toda la semana viviendo en casa y atendiendo a papá lo mínimo que quise hacer fue darle la oportunidad de irse temprano a su fin de semana en casa. Tomo una liga para el cabello que descansa en mi muñeca y lo ato; no puedo evitar bostezar. Saco mi celular del elástico de mi short que lo mantenían contra mi abdomen mientras reviso todo los mensajes que llegaron mientras dormía.
Sonrío cuando leo el mensaje de Kurt, efectivamente fue elegido para la serie de estilo medieval y grabaran 3 capítulos pilotos. Río cuando al final del mensaje me llama su muñeca inflable y le devuelvo el halago llamándolo mi vibrador humano.
Me pongo de pie y me encargo de hacer café, admito que desde que comencé en InfoNews, hace años aun estando estudiando, el café se hizo muy necesario para aguantar una rutina tan fuerte y horario tan desordenado. De hecho me sorprende que Kennedy tardara tantos años entender la necesidad de fijar una sola hora estelar y no un horario rotativo entre diurno y nocturno.
Intento ayudar a Amber a hacer el desayuno, pero me implora que me aleje porque papá ya le ha contado de mis faltas de hazañas culinarias. Le doy café a papá y me alegra saber que aún con el ceño fruncido esta de humor para conversar conmigo.
Deliberadamente se evita preguntar por mis hermanos y yo evito hablar de cómo no sé nada de ellos desde su inesperada visita. Cuando Amber deja un plato de pan con muchas tiras de tocino y con todo el dolor de mi alma lo rechazo.
Me gustaría decir que soy de las típicas delgadas que no engordan, como el caso de Adelaide, pero no. Ayer me atragante en la cena con una mega hamburguesa que Holden me pagó y luego muchos chocolates, eso equivale a muchas horas de gimnasio perdidas, sacrifiqué mis domingos de dulces y comida basura por Holden.
No tiene nada que ver con ser vanidosa u odiar la comida, no, se trata de que mi apariencia es mi herramienta de trabajo. Yo podría tener todo el conocimiento del mundo y aun así sería despedida si no luzco perfecta.
Por eso debo tratar de cuidar al máximo mis comidas, administrar al menos 2 días para el gimnasio y un día para pecar. Breana es mi apoyo moral porque ambas sufrimos viendo lo que no podemos comer algunas veces.
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Algo más que palabras (#2 Saga InfoNews)
RomancePor tanto tiempo como Elise puede recordar hay ciertas cosas que no soporta, siendo una de ellas el rechazo. Su mayor felicidad se encuentra cuando las cámaras se encienden, ese preciso momento mientras todo el estudio es una locura, cuando Elise S...