Capítulo Veintiocho: ¿Limpio o sucio?

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Capítulo veintiocho: ¿Limpio o sucio?



30 de agosto, 2015.

—Mucho silencio.

Alzo la vista de mi libreta de posibles preguntas y sonrío a papá. Se acerca hasta estar frente a mí.

—Dime la verdad, Elise ¿Qué te sucedió y por qué has estado tan de pocos ánimos? No eres la niña loca que suelo tener como hija.

— ¿Y si maduré?

—Madurar no implica dejar de ser tú y dejar de sonreír.

Hago a un lado mi libreta y suspiro. La verdad es que he estado dándole muchas vueltas al asunto de Hope, no sé nada de ella, he intentado contactarla, porque más que denunciarla, creo que necesita recibir alguna ayuda profesional y si eso no funciona, entonces habrá más medidas drásticas que tomar.

Veo a papá fijamente, tampoco parece justo esconderle la verdad, no lo estoy pidiendo que tome un bando y nunca lo haría, ambas somos sus hijas.

—Solo dímelo, Eli.

—Hope me hizo daño—confieso—. Ella está mal papá, no voy a mentirte. Me atacó en mi casa y no he sabido de ella desde...

— ¿Cuándo?

—El sábado pasado.

— ¿Y por qué no me lo dijiste? ¿Piensas que no me importa lo que te suceda? ¿Qué no tengo derecho a saber de mis hijos?

—No, no, papá. No es así. No quería alterarte y estaba asustada de decirte. Quiero ayudarla y...Solo no quise angustiarte.

—Te diré que es peor que angustiarte: que te mantengan en la oscuridad. Soy un paralitico Elise, pero eso no me hace un viejo inútil.

—No creo eso...

—Es lo que me parece.

Gira la silla de ruedas y se aleja, Estorbo lo sigue. Presiono mi índice y pulgar contra el tabique de mi nariz. Perfecto, ahora papá está enojado conmigo por haberle ocultado la verdad. Me pongo en su lugar y lo entiendo, odio que me mantengan en la oscuridad y es lo que yo he hecho.

Ordena tus ideas, Elise. Puedes hacerlo mejor.

Como si fuera alguna señal divina, mi celular suena anunciando una llamada entrante y me sorprende al ver el nombre de Edgar.

—Hoy no puedo luchar contigo, Edgar.

—Necesitamos hablar, Elise. Y está vez es muy en serio, de verdad, lo necesitamos—suena bastante serio, por primera vez en muchísimo tiempo no parece irritado de escucharme o solo aferrado a la idea de molestarme.

— ¿Qué sucede?

—Creo que debes hacerte una idea, estoy muy preocupado ¿Puedes reunirte conmigo mañana?

—Está bien.

Me dice la dirección y escribo rápidamente en mi libreta, estoy anonadada de esta llamada, mi mente está a instantes de hacer cortocircuito.

—Nos vemos, Elise.

— ¿Quieres hablar con papá? —lo intento y suspira.

—No está vez.

Y cuelga la llamada ¿Qué demonios acaba de suceder?

***

31 de agosto, 2015.

Algo más que palabras (#2 Saga InfoNews)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora