Capítulo Dieciocho: Un poco más

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Capítulo dieciocho: Un poco más.

Suspiro antes de estacionar mi auto. Sé que juego con fuego, sé que voy a quemarme, pero ¿Me hace eso retroceder? No, prueba de ello es que estoy aquí, muy dispuesta a compartir una cena en el apartamento de Matthew cuando faltan quizás unos 20 minutos para dar paso a otro día en el almanaque.

Tomo mi bolso y bajo del auto, activo las alarmas y me detengo cuando en la entrada de su edificio observo a Matthew conversando con 3 chicos, de los cuales uno de ellos es a quien seduje aquella vez para saber cuál era el piso y apartamento de Matthew.

El chico parece reconocerme porque alza su mano en señal de saludo, me acerco a paso apresurado porque si bien el frío no está matándome en este momento, agradecería algo de calidez. La atención de los 3 chicos y Matthew está en mí hasta que me detengo frente a ellos.

—Buenas noches, caballeros.

—Hola de nuevo— saluda el chico y me siento mal de no recordar su nombre. Veo hacia Matthew y de vuelta al chico.

—Has de recordar a Michael.

—Claro ¿Cómo estás Michael?

—Bien, Elise— se gira hacia sus dos amigos—. Les dije que la chica del programa de televisión había venido a ver a Matt.

—Yo pensé que ese iba a ser un secreto— sonrío a los muchachos.

—Bueno, manténganme al tanto de ese juego— Matthew palmea los hombros de los chicos—. Y disfruten del uniforme.

—Gracias, Matt— agradece uno de los chicos.

La mano de Matthew se estira y toma la mía haciéndome caminar, salgo de mi sorpresa inicial causando un repicar con el sonido de mis tacones.

—Hasta luego chicos, que tengan dulces sueños.

— ¡Igual! —gritan al unísono.

Nos detenemos frente al ascensor, él presiona el botón para llamarlo y esperamos. Siento su mirada y sonrío aun con la vista al frente.

—Sin maquillaje.

—Planeé evitar la conversación sobre el atentado a mis pecas ¿Funcionó?

—Totalmente funcionó.

—Me alegro—tira de mi brazo hasta que mi pecho choca con el suyo— ¡Oye!

— ¿Por qué me gustas tanto, Elise Smith? Digo, eres abiertamente grosera cuando te rechazan, dices incontables insultos llenos de malas palabras, tercos y muy elocuentes. No eres una mujer tranquila y tradicional, es decir, el tipo de chica que pensé que era mi tipo.

—Está bien que nos guste lo diferente. Ciertamente tú tampoco clasificas en el mi tipo de hombre, al menos no del tipo con los que salía.

— ¿Estamos saliendo?

—Tú estás escribiendo un libro y yo te sirvo de personaje.

—Y estamos saliendo.

—No funciona así.

— ¿Cómo funciona? Tenía entendido que primero venían las citas, luego los besos y posterior a ello los orgasmos. Por como lo veo, hicimos lo que quisimos con el orden de estos pasos.

—Al menos pídelo— miro su hombro y dejo mi mano ahí mientras me sostiene contra su pecho.

—Eres terriblemente terca.

Algo más que palabras (#2 Saga InfoNews)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora