Capítulo Diecisiete: Locura en el estudio

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Capítulo diecisiete: Locura en el estudio.



8 de agosto, 2015.

Despierto sobresaltada y riendo cuando siento cosquillas en la planta derecha de mi pie, solo para encontrarme a papá en el extremo del sofá observándome con una pequeña mueca que es el indicio de una sonrisa.

—Mi deber de padre me obliga a despertarte para que comas algo y te des un baño.

Bostezo y me estiro como toda una perezosa, papá frunce el ceño antes de rodar sus ojos. Río y me estremezco cuando mis pies tocan el piso sumamente frío.

»Son la una de la tarde. Pedí comida italiana. Amber se fue hace dos horas. Ahora, ve y date un baño para que almorcemos.

—Como ordene, mi general.

Me pongo de pie, camino hasta él, beso su frente de manera sonora y corro hacia el baño tomando una toalla en el camino. Mientras me baño trato de no pensar y recordar el momento que Matthew y yo compartimos hace apenas unas horas. Solo de pensarlo mi cuerpo se estremece.

Me encargo de lavar mi cabello y cuando me siento lo suficiente limpia y relajada, salgo. Por suerte recordé traer hace un par de semanas ropa para pasar los fines de semanas con papá, así que está vez cuando vuelvo a la cocina visto un decente pantalón de algodón con una camisa mangas largas.

Sonrío viendo que papá ya se ha encargado de servir nuestros platos de comida, le gusta sentirse útil y muchos de los utensilios se encuentran a su alcance en la cocina. Apenas tomo el primer bocado me siento maravillada.

— ¿Qué tal estuvo tu día? — pregunta.

— ¿Ayer? Bien, al salir del programa fui a un lugar de Karaoke con dos de mis amigos. Holden y Krista.

—Te divertiste.

—Lo hice—sí que lo hice— ¿Y cómo estuvo tu semana?

—Preguntas como si no me hubieses visto.

—Bueno, pero no me paso por aquí todas las mañanas.

—Lo harías si pudieras. Déjame respirar— aun así sonríe—. Y estuvo bien, Amber no es tan mala.

—Amber no es mala.

—Las personas no son perfectas, Eli.

—Bueno, tienes razón.

Continuamos comiendo intercambiando palabras tranquilas sobre cómo estuvo nuestra semana, me hace reír ante sus quejas y se molesta cuando finjo que voy a limpiar su boca.

— ¿Qué sucedió con tus hermanos?

— ¿Ah? —su pregunta me toma absolutamente por sorpresa.

—Escuchaste muy bien.

— ¿Por qué me lo preguntas?

—Hope llamó.

—Claro, suelen llamar de vez en cuando, pero por supuesto que lo haría ahora— mascullo. Ni siquiera había estado pensando en ellos.

— ¿Qué sucedió?

— ¿Qué te dijo ella?

—Quiero escucharte a ti.

Observo mi plato, estoy tan hambrienta que incluso hablar de ellos no hace que mi apetito muera. Sin embargo, pauso mi comida para poder ser sincera con él.

Algo más que palabras (#2 Saga InfoNews)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora