Capítulo Treinta y Cinco: Viejos temores

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Capítulo treinta y cinco: viejos temores.



Matthew.



Ella no me dice nada, creo que se encuentra sin palabras.

Ver a Elise después de tantos días y todo el desastre se siente como un soplo de aire fresco, solo que en medio de respirar ese aire que se siente tan limpio, necesario y puro, comienzo a asfixiarme.

Hay cosas muy turbias, heridas viejas que han sido removidas. Quisiera decir que el pasado no me avergüenza, y quizá es así, pero no del todo. Hay una pequeña parte de mí que baja la cabeza ante el recuerdo de aquellas decisiones que tomé cuando mi corazón se encontraba tan herido y mi amor propio no brillaba, estaba en ausencia.

Todo es tan confuso. En mi interior sé que Elise no me haría daño adrede, pero en este momento mi vida es un caos, es casi igual de desastrosa que durante mi adolescencia. Todos quieren hablar de lo que me sucedió, todos creen saber por qué lo hice. Y ahora no soy solo Matthew Williams el escritor, ahora soy esa persona que estuvo internada tras dos intentos de suicidio. Todo fue expuesto de una manera tan detallada que fue perturbador presenciar esa parte de mi vida como un espectador más.

—Matthew...—comienza ella tras lo que ha sido el silencio más largo—. Nunca te haría daño, debes creerme. Todo ha sido un desastre—pasa las manos por su rostro—. Yo no sabía de qué iba ese programa, todas esas veces que Kennedy me felicitaba se trataba de eso, yo solo leía ese día y cuando me di cuenta ya era demasiado tarde.

»Yo no rompería tu confianza de esa manera. Ya no trabajo en el programa y he estado movilizándome para conseguir entender qué y cómo sucedió todo este horrible desastre.

—Cuando Rupert, mi agente, comenzó a movilizarse para demandar...Todo te señalaba a ti, todo te señala a ti. Cada declaración, cada pista, todo conduce a ti.

—Lo sé—toma un respiro como si hacerlo le pesara. Solo hay una mesa entre nosotros, pero se siente como si todo un mar nos separara—. Son mis correos, pero yo no los escribí. Ni siquiera sé qué correos fueron intercambiados. Sé que suena como una pobre excusa y no tengo pruebas para demostrarlo, pero estoy siendo sincera, de verdad. Estoy siendo honesta, Matthew, por favor créeme.

Cierro mis ojos y tomo varias respiraciones. Mamá, uno de mis tíos, un par de primos y mi agente me advirtieron que tenía que pensar con la cabeza fría y analizar cuando Elise se justificara. No creo que me lo dijeran como un acto de mala fe, solo intentan protegerme. Lo cual me lleva a creer que me ven indefenso.

Sé que debo analizar bien esto, no creer en palabras bonitas porque ya una vez me dejé llevar por ello y no me fue bien; pero cuando abro mis ojos y veo los de Elise me es tan difícil no pensar en que es la misma mujer que pasó tantos momentos buenos conmigo, me escuchó y no juzgó. No se siente bien intentar no amarla, no se siente bien intentar despreciarla. Simplemente no creer en ella me hace sentir incómodo y vacío.

—Algunos me advirtieron y dijeron que debía venir con un caparazón de acero para cuando intentaras explicarme y darme excusas que como un tonto atrapado aceptaría sin dudar. Elise, lo que dices suena...Tan...

—Lo sé, suena improbable y como una excusa barata, pero yo estoy siendo honesta, Matthew, lo prometo—sus ojos se humedecen y eso me hace estremecer— ¡Joder! No fui yo. No lo fui.

Tengo el impulso de pasar las manos por mi rostro, pero entonces recuerdo que una de ellas quizá ni siquiera vuelva a funcionar, recordar eso es como sentir un bloque de hielo aplastar mis sueños. No es que pueda culpar a alguien más de ello, yo mismo arruiné mi mano y es algo en lo que trato de no pensar mucho actualmente porque estoy aterrado de la posibilidad de nunca más tener dominio de ella.

Algo más que palabras (#2 Saga InfoNews)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora