Capítulo 7 "Camarera"

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Los días trascurrieron con la misma lluvia y las mismas personas en las calles. Dawn se levantó algo temprano. Caminó en pijama a la cocina, encontrándose con una nota de Serena en la que le decía que le había preparado el desayuno y que no llegaría hasta muy avanzada la tarde, ya que tendría un día muy agitado en la universidad. El semestre de gastronomía había comenzado con muchos deberes, por lo que Serena apenas podía dormir o comer algo decente. La peli azul desayunó en completa calma hasta que su celular chilló de forma impresionante.

― ¡May, qué alegría escucharte! ― Dijo Dawn una vez contestó el celular.

― A mí también me alegra mucho ― Dijo la castaña del otro lado ― ¿Cómo has estado?

― Muy bien, eso creo ¿Y cómo está el bebé?

― Creciendo día a día ― Se quedó en silencio ― Dawn, Paul estuvo aquí.

La cuchara que la peli azul tenía en su mano libre cayó en la mesa haciendo un gran ruido. Un escalofrío de miedo recorrió su espalda y su lengua pareció trabarse. Después de un largo minuto volvió a la normalidad.

― ¿Y qué pasó?

― Te estaba buscando. Quería que yo le dijera tu ubicación y como no hablé intentó hacerme daño. Luego apareció mi padre y lo golpeó. Después se fue. Dawn ¿Crees que estás segura en el lugar en el que te encuentras?

― Creo que sí. De todas formas sé que tengo que enfrentarlo en algún momento. Gracias por avisarme.

― Tranquila. Cualquier cosa que sepa de él te la diré. Ahora me voy a mi revisión con el médico. Adiós.

― Adiós.

La peli azul colgó y se dirigió rápidamente a su habitación. Cerró la puerta con nada de delicadeza, metiéndose en su cama. Empezó a temblar como si tuviera mucho frío, mas no era por eso. El miedo que su corazón tenía era más fuerte que cualquier viento polar que quisiera sorprenderla. De la nada se durmió para escapar de la pesadilla que estaba viviendo.


¿Por qué aquellos recuerdos de esa noche venían a su mente? Se supone que esa noche sería un momento feliz para todos. Las vacaciones se acababan para darle paso a las obligaciones que cada uno tenía, con la promesa de volver a verse en las vacaciones de invierno. Dawn estaba sonriente. Se dirigía a la cocina en busca de vasos limpios para servir más tragos, pero lo que vio fue tan devastador que la terminó enloqueciendo. Dejó los vasos y corrió del lugar como si su vida dependiera de ello. La música estaba a tan alto volumen que nadie la escuchó cuando lloró y se maldijo por su suerte. Mucho menos cuando alguien tapó su boca con un pañuelo.


La peli azul despertó de golpe. Su frente estaba bañada en sudor y sus manos temblaban ligeramente. Su celular, ubicado en su mesita de noche, no dejaba de sonar. Aquellas pesadillas las tenía todas las noches, por eso sus mañanas no eran para nada buenas.

― ¿Dawn? ¿Estás bien? ― Terció Serena del otro lado de la línea.

― Sí, estoy bien ¿Qué pasa? ― Contestó la peli azul con otra pregunta.

― Te he llamado más de diez veces y no contestabas. Necesito pedirte que vayas a "Le Cigale" y le digas a Cilan que no podré ir a trabajar. Tenemos una exposición de postres en la universidad, por lo que saldré muy tarde. ¿Puedes?

― Claro. No hay problema.

― ¡Muchas gracias, adiós!

Ni siquiera pudo despedirse, ya que su amiga cortó la llamada. No le quedó más opción que dirigirse a la ducha para refrescar sus pensamientos. Enseguida se vistió y limpió el departamento. Una vez listo tomó un abrigo, el paraguas y partió hacia el restaurante. El mismo día que había llegado Serena, la coordinadora se enteró de que esta trabajaba junto a Cilan y por esa razón se había vuelto extremadamente buena en la cocina. A las 10 de la mañana, ciudad Striaton parecía muy animada. Aunque la lluvia no dejaba de caer, las sonrisas de las personas no se borraban. Aquello llenó a la joven de nuevas esperanzas.

Open arms [EN EDICIÓN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora