Capítulo final "Ella y él"

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El calor incesante de Striaton hacía sudar a las personas que se estaban encargando de la boda al aire libre. Los primeros invitados en llegar se abanicaban con sus sombreros. Ni una sola brisa levantaba algunas faldas o desordenaba los manteles. En una carpa adyacente al escenario se encontraba Dawn. Lucía un vestido azul rey que le llegaba a los tobillos, ajustado a su cuerpo, y un peinado recogido en pequeñas flores plateadas. Se veía increíblemente hermosa, pero su rostro no acompañaba tal belleza. Por fin había llegado el tan añorado día de la boda de May y Drew. Por fin, la peli azul, podría despedirse de forma definitiva de Cilan y continuar con su camino.

— ¿Dawn? ¿Estás bien? —preguntó Serena, ingresando a la carpa en donde estaba la peli azul. Lucía un vestido miel claro, casi perlado y el cabello recogido. Se veía encantadora y feliz.

—Si, claro. Estaba repasando la canción —mintió. Mentir se le había hecho tan fácil desde que Cilan la dejó.

—Tranquila. Sé que todo te saldrá muy bien. ¿Sabes? Te escuché cómo cantabas hoy en la mañana. Tu voz es perfecta y la canción...sé que es la adecuada.

—Eso espero.

Minutos más tarde, los invitados, en su totalidad, habían tomado posición en sus lugares. Se habían colocado unos cuantos ventiladores para capear el calor imparable de la tarde. Drew, luciendo su perfecto smoking esperaba, nervioso, la llegada de su hermosa novia. Desde que la conoció en su primer Concurso Pokémon, la quiso como a nadie. Soñó durante muchas noches el poder unir su vida a la de ella y el nacimiento del pequeño Evan, fruto de su amor, vino a reafirmar las cosas. Sabía las cosas que había hecho mal, pero las buenas no tenían comparación. Vaya que habían vivido bastante.

Dawn, en compañía de las demás, ingresaron al lugar donde se llevaría a cabo la ceremonia con una emoción enorme palpitando en sus corazones. May era la pionera de una larga lista de bodas que vendrían más adelante, o eso pensaba Dawn, ya que sería ella la última en unir su vida a alguien más. Pasaría mucho tiempo antes de que pudiera olvidarse de Cilan, si es que en algún momento lo lograba. De pronto, la marcha nupcial sonó en fuerza en el lugar. Un nervioso Norman apareció junto a algo que parecía ser un verdadero ángel. Caminaron con lentitud para que May pudiera admirar hasta el último detalle del día más feliz de su vida. Cuando los novios se miraron a los ojos, detuvieron el tiempo para dedicarse palabras llenas de amor. La joven soltó las primeras lágrimas que se perdieron en su blanco vestido de seda de lo transparentes que eran.

—May se ve hermosa —dijo Serena en el oído de Dawn—. Se ve tan feliz y tan sonriente. ¡Ojalá que yo me vea igual cuando me case con Ash!

La peli azul soltó una risita leve al ver los ojos soñadores de su amiga para luego pensar en sus palabras y deprimirse. Todos estaban rehaciendo sus vidas, todos estaban cumpliendo sus sueños, todos menos ella.

Los novios llegaron al altar y el sacerdote comenzó con la ceremonia. Entre unos toques finos de violín y algunas burbujas lanzadas por el Masquearine de Drew, las palabras flotaban livianas en el ambiente. La boda estaba siendo todo un éxito y Dawn lo sabía de antemano: estaba a punto de llegar su momento.

—May —dijo Drew, mientras sostenía con fuerza la alianza dorada—. Yo... ¡No sabes todo lo que sufrí porque este día saliera perfecto! Y lo es, pero porque tú estás aquí. Lo único que quiero es que estés siempre conmigo, porque yo estaría perdido sin ti. Eres mi principio y mi final, mi alfa y omega, mi perdición y mi salvación. ¡Cuánto amo estar enamorado de ti, May! Por esa razón quiero amarte, respetarte, protegerte y cuidarte de quien quiera hacerte algo malo. —Drew deslizó delicadamente el anillo en el dedo anular izquierdo de la castaña.

Open arms [EN EDICIÓN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora