Capítulo 16 "Tormenta"

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Las cosas en el restaurante marchaban muy bien. Las órdenes no dejaban de salir desde la cocina. Dawn con suerte tenía tiempo para suspirar. A su alrededor, pudo ver como una gran cantidad de universitarios comían y se reían alegremente. Por fin, después de semanas de agonía estudiando y realizando exámenes, disfrutaban de sus merecidas vacaciones.

― ¿Por qué no estás celebrando allá con ellos? ―preguntó Dawn a Serena. Esta última estaba a dos sartenes, cocinando carne.

―Me apetece estar aquí. Además, Cilan y los demás necesitan de nuestra ayuda ―contestó la peli miel.

― ¿y Ash, cuándo volverá?

―No lo sé ―dijo Serena, extrañamente nerviosa―. Te dejo. Necesito hablar con el jefe sobre un nuevo platillo.

La peli miel se alejó de la cocina rápidamente, mientras era observada por una muy confundida Dawn. La peli azul se limitó a suspirar cansada para seguir trabajando. Sus pensamientos comenzaron a invadirla. Ahora que lo pensaba, llevaba siendo la novia oficial del peliverde por hermosos seis meses. Todos los días habían sido un verdadero sueño en el que los besos y caricias eran pan de cada día. No podía evitar recordar todas las veces en las que estuvieron a punto de dar el siguiente paso, pero como si Cilan tuviera una especie de alarma, se detenía al ver que ingresaba a terreno peligroso y comenzaba a hablar de cualquier cosa. Él la amaba tanto que la respetaría siempre.

Mientras tanto, en la oficina del peliverde, este se encargaba de anotar unas cuantas cosas en una libreta, mientras era acosado por Burgundy. A pesar de saber que Cilan tenía novia, no perdía las esperanzas de conquistarlo. Es más, lo visitaba todos los días y trataba de insinuársele de las peores formas, pero todo esto no servía de mucho al ver como el chico y Dawn salían, tomados de la mano, a diario.

―Burgundy, ¿Podrías salir de aquí? De verdad estoy ocupado ―dijo Cilan, mientras se masajeaba el puente de su nariz, totalmente fastidiado.

―Pero...yo te viene a ver exclusivamente a ti. Además ¿Qué tanto haces?

―Eso no tiene por qué interesarte ―dijo el peliverde, mientras se acercaba a la chica para arrastrarla hacia la salida. En ese momento, apareció Serena, quien de una forma no muy amable, observó a la peli morada.

― ¿Otra vez molestando al jefe? Se ve que no te cansas ―dijo la chica, aguantando sus ganas de reír.

Ante eso, Burgundy no tuvo más remedio que irse de allí, mientras maldecía entre dientes. Serena cerró la puerta con suavidad y por fin se limitó a reír. Molestar a la Conocedora se había vuelto un pasatiempo para ella. Luego miró a Cilan, quien le agradeció con la mirada.

―Deberías prohibirle la entrada, ya que se está volviendo una molestia para todos.

―Eso es algo que no puedo hacer, por desgracia ―contestó el chico―. Ella es del agrado de mamá y contra eso no es mucho lo que puedo hacer. ―suspiró resignado―. Cambiando de tema, ¿Tu parte del plan ya está lista?

―Claro que sí. El lugar ya está listo y decorado. Solo falta la comida y de eso se están preocupando Chili y Cress. Yo ya terminé los postres. ¿El pastel está listo?

―Claro que sí. Solo falta colocarle las flores de azúcar y estará terminado.

Eso era lo que habían estado planeando desde hace mucho tiempo. Miles de llamadas habían sido realizadas. Muchos sabores habían sido probados y por fin, después de semanas, el gran evento daría lugar en un salón arrendado, cerca del restaurante.

Open arms [EN EDICIÓN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora