Capítulo 15 "Determinación"

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Dawn comenzó a forcejear en un intento por quitarse a su agresor de encima, pero terminó cayendo al suelo y con el sujeto sobre ella. Sus ojos azules se llenaron de sorpresa cuando reconoció el rostro de su agresor: Era nada más y nada menos que Paul. Este lucía con la ropa desarreglada ¿Cómo le había hecho para vestirse tan rápido?

―No entiendo lo que pretendes ―dijo la chica, aún llorosa por la situación anterior.

― ¿No entiendes? Yo tardé en darme cuenta, pero por fin sé lo que pasa: Tú tienes a otro ¿Verdad? Por eso no te quieres entregar a mí. Es algo tan lógico ―dijo Paul, con la mirada perdida.

―Paul, no es eso. Además, estás borracho y no sabes lo que dices. Quítate de encima antes que...

― ¿Qué pretendes, maldita zorra? ―preguntó el peli morado, antes de propinarla una fuerte bofetada a la chica bajo él.

Dawn lo miró a los ojos, mientras las lágrimas no dejaban de salir. Paul la había golpeado ¿Tan mal estaba su relación como para que el chico la golpeara? Ante ese pensamiento, lloró más fuerte. Entre los arbustos cercanos, y con el fuerte sonido de la música sonando, apareció Blue, quien se mantuvo oculta y silente, observando un nuevo ataque de celos del que alguna vez fue un novio tierno que tuvo hace años. Sabía a la perfección que los demás chicos que vieron la escena no irían en búsqueda de la peli azul, porque querían darle su espacio, y por más que ella intentó hacer algo, no pudo. Estaba aterrada, paralizada. Ataque de celos y alcohol, mala combinación.

―Paul ¿Por qué lo hiciste? ―preguntó Dawn, paralizada en su lugar.

― ¿Qué por qué lo hice? ―dijo, poniéndose de pie y mirando a la chica con asco― ¡Eres una cualquiera! ―gritó mientras le propinaba fuertes patadas en los costados.

Tal vez la peli azul no se defendía de los golpes, porque estaba fuera de sí, ante lo que estaba viviendo, o porque la estaba juzgado sin pruebas. Jamás pensó que el chico por el cual sentía un gran amor, la tratara de una forma tan miserable y baja. ¿Acaso era ese el valor que tenía? ¿Acaso tenía que soportar el ser humillada por su propio novio, que parecía en cualquier parte, menos allí? Al parecer, ese era el verdadero Paul, un hombre maltratador, celoso y desconfiado.

―Por favor Paul, detente ―pidió la chica entre pequeños gritos de dolor.

Y como por arte de magia, el chico se detuvo para ver lo que había hecho. La ropa de la joven estaba sucia y de la comisura de su labio escurría un pequeño hilo de sangre. Aquella imagen de alguien tan débil lo llenó de un sentimiento bastante extraño que terminó difuminándose cuando observó a Dawn, tratando de escapar de sus garras.

― ¿Dónde crees que vas, maldita? ―gritó el chico, que parecía endemoniado, mientras jalaba le jalaba el largo y sedoso cabello.

Los gritos de la chica se mezclaron con los largos mechones de cabello que el tipo le arrancó de forma cruel y despiadada. Acto seguido, Paul se lanzó, como una bestia hambrienta, sobre Dawn para empezar a recorrer su cuerpo, por debajo de la ropa, con sus frías y sucias manos. Aquello produjo gritos de auxilio en la peli azul, pero por más que gritara, sabía que nadie vendría en su ayuda. El sonido de su voz era cruelmente absorbido por la música.

―No lo hagas Paul, por favor ―pidió la chica, llorando, asqueada de sí misma.

Aquello le dio al chico un poder tan grande sobre alguien que se mostraba débil, que siguió haciendo lo que le estaba produciendo un placer inigualable. Una sonrisa perversa se apoderó de su cara y sus ojos se oscurecieron de lujuria. Dawn sería de él con o sin su consentimiento, esa misma noche.

Open arms [EN EDICIÓN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora