Capítulo 10 "Una noche"

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La lluvia era un tanto agradable por lo que no se molestó en caminar sin un rumbo fijo. La peli azul juntó sus manos para calentarlas y fijar su mirada hacia el frente. Las personas que transitaban a esa hora eran escasas. La oscuridad reinaba en ciudad Striaton y de no ser por el alumbrado público, esta sería más aterradora y voraz. El único pensamiento que cabía en la mente de Dawn era "cobrarle todo aquello a cierta peli miel que, en estos momentos, está calientita en su cama y en compañía de alguien más".

― Te las cobraré todas juntas ― Dijo la peli azul, tecleando lo dicho en su celular ― Me estoy congelando.

Al menos, esperaba que su amiga tuviera tiempo de leer el mensaje.

Guardó el teléfono en uno de los bolsillos de su abrigo y siguió caminando. Sentía la respiración de las demás personas y el vapor que salía de sus bocas al hablar. También sintió como una gota helada de agua entró a su cuerpo por el cuello, deslizándose por su espalda hasta desaparecer entre los pliegues de su playera. Eso le produjo un escalofrío atroz. Si no conseguía inmediatamente un lugar en el cual quedarse, más gotas recorrerían su espalda, porque la lluvia no tenía ánimo alguno de detenerse.

De pronto, los ojos de la joven se quedaron pegados, observando un cartel de una pequeña cafetería. Sus paredes eran de madera de roble oscuro y un pequeño farol colgaba del marco de la puerta. Cuando entró, se dio cuenta de que aquel lugar era realmente hermoso. Tenía grandes ventanales y un exquisito gusto por las plantas de interiores. Tenía alrededor de 10 mesas en total y de las cuales 5 estaban con personas. En el centro estaba la barra de donde salía la comida y junto a esta estaba la puerta de servicio que, seguramente, conduciría al baño.

― ¡Dawn! ¡Qué sorpresa! ― Exclamó Cilan, quien se encontraba en la barra bebiendo café.

― ¡Cilan! ¡Qué alegría! ― Exclamó feliz y lo abrazó. Sabía que él no la abandonaría a su suerte.

― ¿Pasa algo? ¿Por qué no estás en tu departamento? ― Terció el chico un tanto confundido ― Te pediré un café. Estás temblando.

La chica le comentó a grandes rasgos que Serena tenía una "reunión de estudio" en el departamento, razón por la cual no quería molestar y que por eso se encontraba allí para beber un café y después buscar un hotel o algo. Todo esto lo oía el peli verde de forma atenta. Un minuto después, el dependiente vertió café caliente y vaporoso en su taza.

― ¿Por qué no me acompañas al restaurante? ― Terció el chico ― Yo justo iba allá. En tu casillero está tu uniforme de trabajo y la tenida del aseo, y en el cuarto de servicios está la cama para los descansos.

― Pero... yo... ― Dijo nerviosa ― No quiero incomodarte. Yo veré como me las arreglo.

― Para nada. Vamos al restaurante. Allá te sentirás mejor ― Sonrió al final.

La chica asintió rendida. Al menos tendría un lugar calientito en donde pasar la noche.

Después de que Cilan pagara lo pedido, los chicos salieron del café en completo silencio. Eran alrededor de las 11 de la noche y las personas en las calles eran cada vez menos. Dawn se sentó en la parrilla de la bicicleta, mientras que el peli verde comenzaba a pedalear con algo de esfuerzo. No quería admitirlo, pero estaba sumamente cansando. Por esa razón, el viaje fue más bien lento.

En cada calle tenían que sortear los miles de charcos de lado para no caer en ellos. Aquellos movimientos cargados de adrenalina los hacían reír, pero inmediatamente quedaban en silencio. Parecía ser que el paseo iniciado hace solo unas cuantas horas no hubiera finalizado.

Open arms [EN EDICIÓN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora