Agvar :La orden de los guardianes.

Capitulo 26

Esta vez cuando llegamos al atrio Orog cerró la entrada tras nosotros y nos acompañó hasta el lugar de Dante. El atrio estaba repleto y la mayoría nos miraba y murmuraban entre ellos. Podía ver la confusión en sus ojos y escuchar a otros mencionar que yo había vencido a Dante en el torneo. Para muchos mi victoria no era vista con buenos ojos y por sus comentarios podía deducir que ante sus ojos había ofendido al atrio. Pero no eran todos otros me hacían una leve reverencia con la cabeza.

—¿Que sucede? ―pregunté a Orog.

A lo que respondió que todos estaban confundidos. Los rumores de que el guardián de luz había regresado se habían esparcido por todos lados y algunos pensaban que era mentira. Dante se encontraba con Enzo, Thiago y Ezio al momento que llegamos hasta la habitación. Nos recibieron con mucho respeto y hasta sus miradas eran diferentes. En sus ojos se podía apreciar un brillo distinto que me llenaba de esperanza. Dante nos llevó de prisa hasta el balcón, todos estaban reunidos en la arena, esperando. Al ver a Dante y sus campeones salir con Ezio todos comenzaron a gritar. Dante les pidió con las manos que hicieran silencio.

—Gracia a todos por asistir a esta reunión de emergencia.

Todos comenzaron a murmurar entre ellos interrumpiendo a Dante. Nuevamente les pide que hagan silencio.

—Por muchas generaciones hemos esperado el momento para defender nuestro hogar y en muchas ocasiones nos hemos desviado del propósito por el cual nuestros ancestros formaron este grupo. Hoy retomamos esas raíces, y con el retorno del guardián marcharemos juntos una vez más para defender nuestra libertad. El enemigo ha comenzado sus movimientos, pero tal y como fue previsto por nuestros antepasados el guardián de luz ha regresado―dijo Dante presentándome ante todos.

El lugar se cubrió por un silencio aterrador. Todos los ojos estaban sobre mí. Sentía como mi corazón se aceleraba y todo el calor de mi cuerpo se concentraba en mis orejas recorriendo desde ahí mi rostro. Kala se acercó a mí y me tomo de la mano dándome la calma que necesitaba. Mi corazón continuaba latiendo rápido, pero gracias a ella podía el superar el miedo que sentía.

—Durante los últimos meses hemos escuchado frecuentemente rumores sobre una bestia que ha estado atacando en la ciudad. Muchos de nuestros conocidos han sido asesinados por esta criatura que aún permanece sin ser identificada. Nuestro error ha sido buscar una bestia, la verdadera identidad de la criatura es un Nukto. Un hombre como cada uno de nosotros, que ha logrado esconderse entre nosotros por muchos años sin ser detectado. Como parte del plan imperial para invadir Agvar y tomar el control de la ciudad y erradicar toda posibilidad de que la orden sea reformada una vez más. Por el bien de Agvar y por el de todas nuestras familias debemos estar preparados. Es por eso que he venido a ustedes esta noche. Nosotros, los maestros elementales, somos los únicos que podemos hacer frente a este enemigo. Juntos podemos defender Agvar y devolver a Helengar su gloria. Dije apretando la mano de Kala. La multitud se mantuvo en silencio y con un grito en la distancia todos comenzaron a gritar aprobando la propuesta. Los gritos aliviaron mis nervios y comencé a sentir un cosquilleo en mi mano derecha. El símbolo en mi mano comenzó a brillar sobre el guante y la luz comenzó a recorrer mi cuerpo. Levante mi mano y la luz se elevó hasta el techo donde pudimos ver el símbolo de la orden, tallado en la piedra. Las líneas se iluminaron con la intensa luz blanca y seguido todos levantaron sus manos cubiertos por su energía y los cuatro puntos en el símbolo se iluminaron con los colores de los elementos. Todo nos mantuvimos en silencio, pero al mismo tiempo, todos estábamos conectados, podía sentir la emoción y el miedo que había en sus corazones. Dante se arrodilló frente a mí seguido por todos los demás. Tomé a Kala por la mano justo antes que se arrodillara y la acerqué a mí. Los nervios se habían apoderado de mí y no podía evitar sentirme avergonzado.