Capítulo 31

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Me apresuré en la mañana para llegar al templo. El sol apenas comenzaba a salir cuando ya había recorrido la mitad del camino. Quería estar allí temprano antes que todos llegaran. Subí las escaleras corriendo y me dirigí a la entrada del salón de los guardianes. Para mi sorpresa ya todos se encontraban allí esperando por mí.

—Pensé que no llegarías―susurró John a mi lado en un tono burlón.

—Para mí la mañana comienza con la salida del sol―comenté en voz baja.

—Ya te acostumbrarás―respondió John interrumpido por Andre que salía del salón pidiendo que entráramos.

Adentro ya se encontraba el consejo, Baruc y por su puesto Andre.

— ¿Dónde está Baldazare? ―pregunté a John al entrar.

En voz baja me explicó que ni Luciano ni Baldazare eran parte el ejército o del consejo, por lo que su presencia no era requerida. Dante, junto a Thiago y Enzo se pararon al lado contrario a John. El rostro de Dante refleja extrema incomodidad. Dante recorrió el salón con su mirada y se detuvo en mí.

—Este es el salón de los guardianes, no el lugar del consejo. Nos faltan el respeto y pisotean lo que representa la orden―dijo siendo interrumpido por Azkenaz quien al parecer estaba a cargo de la operación.

―¡Bienvenidos! Hemos decidido organizar un pequeño escuadrón hacia Erena. Hemos sido informados que el grupo militar que se encontraba allí se ha movilizado y solo queda un pequeño grupo como de unos veinte soldados. El propósito de la misión es rescatar los rehenes que aún se encuentran detenidos en el castillo―explicó Azkenaz dándole lugar a Aira para continuar.

—Eleazar, es necesario que lleves el brazalete puesto para esta misión. La seguridad de la ciudad debe ser nuestra prioridad en estos momentos. Sospechamos que un poderoso general del ejército se encuentra establecido allí. Según nuestros espías, el propósito de la invasión era obtener un arma vital para el imperio. Al parecer Lucio está seguro que se esconde en Erena. Un grupo selecto por el consejo estará encargado de buscar y extraer esa arma mientras el resto debe enfocarse en el rescate de los rehenes―explicó Aira.

—¿De qué tipo de arma estamos hablando? ―preguntó Dante y el consejo intercambió miradas antes de responder.

—Aún no estamos seguros. Pero sea lo que sea no debemos permitir que lo obtengan―respondió Azkenaz.

Dante me lanzo una mirada de desconfianza y asintió con la cabeza. Su incomodad era evidente y muy bien justificada, pero en esos momentos necesitábamos todo el apoyo del consejo y el ejército. Le hice una reverencia con la cabeza dejándole saber que estaba de acuerdo con él y su semblante se relajó un poco.

—¿Cuándo saldremos hacia Erena? ―pregunté.

—En dos días. Eleazar necesitamos que tengas estos dos días para reponer tus energías por lo que desde hoy estarás utilizando el brazalete para que tu cuerpo se acostumbre a él. Sabemos lo difícil que puede ser para ti traerlo puesto, pero debes comprender nuestra posición y la de la ciudad―explicó Aíra.

Dante y sus campeones me miraron confusos mientras yo apretaba mis puños y asentía con la cabeza. Por más incómodo y frustrante que me pareciera Aira tenía toda la razón. Aun utilizando la energía del guardián que tenía disponible no estaba preparado para defender la ciudad si perdiésemos la protección. Azkenaz pidió a John que se acercara y le entregaron el brazalete ordenándole que me lo colocara en la muñeca. John se disculpó en voz baja y colocó el brazalete en mi mano titubeando.

―Está bien, es por la seguridad de todos―murmuré a John.

Esta vez solo sentí un fuerte mareo al John colocarme el brazalete. Pero fue suficiente para que Dante se apresurara a agarrarme para no caerme.

Agvar :La orden de los guardianes.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora