Capitulo 33

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Lleva demasiado tiempo desconectado de su fuente de energía como guardián. Aún no está acostumbrado a resistir la oscuridad por sí mismo―comentó una voz áspera y ronca.

Me parecía muy familiar, pero se escuchaba demasiado lejos como para distinguirla. Mi corazón latía apresurado y una sensación de temor se revolvía en mi abdomen. La tenue luz de las velas lastimaba mis ojos al abrirlos. Paulatinamente mi visión regresó a lo normal y pude identificar el estudio de Baruc. Kala me ayudó a sentarme demandando que le describiera cómo me sentía. Intenté explicarle sin eficacia que me sentía bien. Baruc se acercó a nosotros con un poco de té.

—Debes descansar y recobrar tus fuerzas. Siempre has estado protegido de la oscuridad por la luz del guardián. Es por eso que al sentir la influencia de la oscuridad tu cuerpo no fue capaz de combatirla. ―explicó Baruc entregándome el té.

—¿Cómo es que la oscuridad me atacó? No tuvimos ningún incidente. ―comenté confundido.

Baruc se sentó a mi lado y me pidió que le prestara atención.

—Es fundamental que comprendas que la oscuridad no es un enemigo externo. Así como la energía de la luz o la vida fluye en nosotros la oscuridad es parte importante de nuestro ser. El miedo es el mejor ejemplo que te puedo dar. Todos sentimos miedo y este nace de la oscuridad, pero simultáneamente la alimenta. Si damos lugar al miedo, al odio y otros sentimientos como estos la oscuridad en nosotros se fortalece. Es parte de la vida de cada ser humano y aprendemos a vivir con ello enfrentando nuestros miedos. Tú eres un caso especial, la energía del guardián indirectamente funciona como un escudo que minimiza el efecto de estas emociones hasta que estés listo para enfrentarlas. Por lo general este proceso se desarrolla mientras entrenas y te conviertes en el guardián de luz, pero al desconectarte repentinamente de la luz, tu cuerpo simplemente no pudo contener una impresión tan fuerte y como medida preventiva quedaste inconsciente―explicó.

No tenía idea de cómo reaccionar a lo que había dicho. Pero creía estar seguro que el temor que sentí al pensar en perder a Kala puede haber sido el detonante. Terminé de tomarme el té en silencio repitiendo en mi mente las palabras de Baruc. No podía permitir que la oscuridad me influenciara tanto. De lo contrario me convertiría en un estorbo para la misión.

—Gracias—dije levantándome—. Ya es hora de que me marche. Mañana tendremos un día intenso.

Kala me acompañó hasta la puerta intentando convencerme de quedarme a descansar en su casa.

—Eres demasiado terco. Sabes que tengo razón―mencionó Kala irritada.

La forma peculiar en que fruncía el ceño cuando estaba molesta la hacía lucir tan tierna y adorable que solo despertaba en mí el deseo de besarla. Mientras narraba su lista de razones por las que debía quedarme y descansar me fui acercando lentamente hasta detener sus palabras con mis labios.

—Te veo mañana―dije y me alejé.

Sus mejillas se sonrojaron y regresó a la casa con una sonrisa. Cada ademán era como un regalo que suscitaba mi necesidad de estar cerca de ella. Cabalgué sin preocupaciones repitiendo el sabor de sus labios y el brillo a de su sonrisa. A pesar de que el caballo estuvo inquieto todo el camino. Lo calmé acariciándolo con un cepillo y tarareando la canción de cuna que solía cantar mi madre. La noche estaba fría y una presencia pesada se sentía en el aire. Coloqué el caballo en su jaula y me apresuré a la casa. Cerca de la entrada una extraña sensación en mi cuello me hizo torcer la cabeza hacia los lados, detenerme y voltear. Frente a mí la silueta del Nukto me observaba con sus intensos ojos amarillos. Mi corazón se aceleró en un instante y desenvainé mi espada. La sombra permaneció inmóvil y un humo negro comenzó desplazarse por el suelo rodeándonos. Apreté mi espada por unos segundos y relajé mis manos bajando la guardia. La energía que nos rodeaba era demasiado familiar y no me incitaba a pelear.

Agvar :La orden de los guardianes.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora