Era de noche y todos se encontraban en la cabaña de Kaede. A Kikyo le parecía que Sango era demasiado lenta en aquéllas cosas intimidas, puesto que se notaba a leguas que gustaba de Miroku. Ella quería hacer algo por la amiga de su hermana, pero para eso necesitaba la ayuda de su confidente personal.
-Kagome necesitó hablarte -le bisbiseó al oído.
-¿Sucede algo, nee-san? -frunció el ceño Kagome.
-Aquí no, baka, vamos afuera -la cogió la mano y la sacó afuera de la cabaña.
-¿A dónde van? -las paró Kaede.
-Nosotras tenemos algo que hacer -sonrió Kikyo-. Volvemos ahora.
Salieron afuera y pararon en la orilla del bosque. Ambas se colocaron las manos sobre las rodillas y comenzaron a recomponer el aliento con la respiraciones entrecortadas.
-¿Qué es lo que sucede? -jadeó Kagome, irguiéndose.
-Necesito que me ayudes con Sango-san -dijo sería Kikyo.
Kagome sonrió, entendiendo de inmediato.
-Sango es, prácticamente, una tortuga -criticó, colocándose las manos sobre la cintura.
-Así es.
-Y ¿qué es lo sugieres? -la miró Kagome.
Kikyo sonrió tanto interiormente como exterior. Esa era su hermana pequeña.
-Que esos dos duerman juntos por esta noche -sonrió Kikyo con malicia.
-Eso suena bien -concordó-. ¿Y como lo hacemos?
Crack...
Ambas giraron bruscamente sus cabezas en dirección al bosque.
-¿Quién anda hay?
Divisaron una sombra proveniente de los árboles que calló al suelo cuando estaba caminando. Kagome y Kikyo se acercaron con cautela puesto que la sombra podía ser un aldeano de alguna aldea cercana. Al llegar a la persona, Kagome la agarró del antebrazo derecho y se la colgó del hombro izquierdo. Kikyo cogió su brazo izquierdo y me lo colgó del hombro derecho. No podían identificar bien si era un hombre o una mujer, pero de lo que si estaban seguras era de que no se trataba un demonio.
-¿Qué es esto? -dijo Kagome cuando tocó casualmente el pecho del personaje y sintió húmeda la palma de su mano.
No podía vislumbrar bien de que estaba mojada su mano, pero el líquido era algo espeso y fresco como la... sangré.
-Está herido, llevemos lo rápido a la cabaña -dijo Kikyo.
Kagome asintió y llegaron justo cuando Miroku estaba apunto de salir de la cabaña.
-¿Qué ha paso? -dijo Kaede alarmada.
Miroku las ayudó a acomodar a la persona aboca arriba.
-Lo encontramos en el bosque -dijo Kagome.
La persona resulto ser un chico de cabellera larga y negra que le llegaba hasta la cintura, su vestimenta consistía en un túnica roja de igual color que la parte de abajo de su vestimenta.
-Tks - se quejó el muchacho, llevándose la mano a la herida haciendo un gesto de dolor.
En un rápido movimiento Kikyo le quitó la túnica y todos miraron perplejos la herida. Tenía cinco pequeños agujeros en su estómago y de ellos salía un líquido verdes.
-¡Es veneno! -dijo Sango.
-Hay que extraerlo de inmediato -dijo Kaede-. Todos salgan menos tu Kikyo.
Kikyo asintió, y todo salvo ella salieron vacilante de la cabaña.
Afuera, los tres restantes se quedaron esperando noticias del joven.
-¿Quién pudo hacerle eso a ese muchacho? -dijo para sí misma Sango en voz alta
-Probablemente un demonio -respondió Miroku con seriedad-. Eso fueron las garras de uno -afirmó convencido.
-Kykio y yo estábamos hablando y el apareció de la nada cayendo al suelo inconsciente -explicó Kagome.
-Esto es muy extraño -dijo Sango-. En esté caso, si hubiese sido un demonio como dices ser, ¿cuál fue el motivo por el cual habrá herido de esa manera a ese pobre muchacho?
-Eso no lo sé, pero de lo que estoy seguro es que lo único que podemos hacer es esperar a que salga con bien de esto y que consiga despertar -dijo Miroku.
Varios minutos después, Kikyo salió con Kaede de la cabaña limpiándose las manos con un trapo añejo color verde.
-¿Cómo esta él Kaede-sama? -la miró Sango.
Había un poco de tensión en el ambiente, pero Kaede sonrió y dijo:
-Es un muchacho muy fuerte.
Todos suspiraron aliviados, espulzando el aire de sus pulmones con el viento a las nubes.
-Y ¿dónde pasaremos la noche? -Miroku miró a las tres sacerdotisas.
Kikyo y Kagome intercambiaron miradas de complicidad y sonrieron.
-Hay un cabaña desocupada aquí al lado -dijo Kaede ajena a sus nietas.
Kikyo y Kagome miraron fijamente Sango y está se sonrojó.
-Que suerte tienes, Sango -le bisbiseó Kikyo al oído y Kagome se rió por lo bajo.
***
Gracias por darme una oportunidad en esto chicas. Yo estaba loca por subir el segundo capítulo pero no tenía ideas para él. Así que, me puse a leer un rato unos fanfic y cogió inspiración para escribir.
Comenten y ★ que les pareció el capítulo.
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😈Gemelas pero distintas😇| Pausada
Fanfiction*PAUSADA* LA DESTRUCCIÓN DE KAGOME Hace veinte años en tiempo de fuga Youkai, una de esas criaturas sedujo a una sacerdotisa poderosa con alta energía espiral, capás de destruir a cientos de demonios con sólo el amagó de su espada. Se dice que el yo...