EN EL CAPÍTULO ANTERIOR:
La brisa soplaba, barriendo las hojas secas de los arboles y queriéndose llevar las ramas de la vegetación del bosque. Inuyasha se encontraba en la copa de un árbol que se encontraba aún lado de la cascada a la que siempre llegaba cada vez que seguía el aroma de Kikyo. Esa noche, había decidido quedarse en aquel lugar ya que era luna nueva y parecía ser seguro el lugar.
-Tsk -apretó los puños, observando la luna llena, en lo alto del cielo. Odiaba verse de aquella forma; le recordaba dos cosas muy importantes: la primera era, su madre. Y la segunda era, lo débil que era. Él no odiaba a su madre, todo lo contrario, la amaba. Ella le había dado la vida, pero la melena oscura que recorría toda su espalda, precisamente en este momento, siempre le recordaba que no tenía un lugar al que pertenecer.
Los honjou no eran ni humanos ni demonios, eran una especie extraña que eran cogidos como comida por los, que si eran, demonios y eran tratados como demonios por los humanos. Por lo cual no eran de ninguno de los dos lados.
Inuyasha casualmente, miró las orillas de la cascada donde el agua chocaba con las piedras y gravas, y vio algo transparente moverse, haciéndolo fruncir el ceño. Al principio, parpadeo como si no se creyese lo que sus ambarinos veían, pero luego se convenció de lo que era.
Rayos, ¿¡como no se había dando cuenta antes?! ERA UNA BARRERA, UN CAMPO DE PROTECCIÓN. Se puso de pie en la copa del árbol, con los puños apretados, y vio algo. Primero, salió la boca y nariz de un animal, y luego un caballo. ¡La miko salia del campo montando a caballo!
Preparándose para salir a su encuentro, paró. Ella no salia sola. Parecía discutir con alguien.
-¡No!, no vendrán conmigo. Iré sola -decía ella desde el caballo.
-Pero Kikyo-sama sería muy peligroso que viajara sola, y mas por las noches -le dicía Miroku, saliendo del campo de protección con Sango.
-No, es mi última palabra -dijo la miko, cogiendo las sogas del caballo, para ponerlo en marcha.
Sango haló de dos sogas y salieron del campo de protección dos caballos con sus monturas puestas.
-Bueno, pues, de todas formas iremos quiera o no -dijo la Taijiya, dándole un caballo al monje y comenzando a montarse en el suyo.
Kikyo le dio una mirada de odio y le pico los ojos con fastidio. Miroku se montó en su caballo.
-Hagan lo que quieran -dijo al final con enfado la miko, y desvió los ojos hacia el árbol en el que el honjou se encontraba encaramado- ya puedes salir, Inuyasha.
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Sango pestañeó no creyéndose lo que escuchaba. Tal vez había sido su imaginación lo que había escuchado, pero no era una broma. La sacerdotisa estaba sería y miraba fijamente una árbol en especifico, al igual que Miroku.
-No, puede ser... ¿cómo es que él esté aquí? -dijo en su susurró que claramente escucharon la miko y el monje.
-Es normal que él esté aquí, ya me figuraba que no se quedaría quieto -dijo Kikyo-. Recuerda que es un híbrido, un hombre mitad bestia. Tiene una parte humana, no se me hace nada extraño que haya pasado los dos primeros campos de protección que protegen el templo. Además... es luna nueva, él tiene que tener en este preciso instante la parte humana que debe corresponderle a uno de sus progenitores -explicó-. Los humanos pueden pasarla sin darse cuenta de que atraviesan una barrera protectora.
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😈Gemelas pero distintas😇| Pausada
Fanfiction*PAUSADA* LA DESTRUCCIÓN DE KAGOME Hace veinte años en tiempo de fuga Youkai, una de esas criaturas sedujo a una sacerdotisa poderosa con alta energía espiral, capás de destruir a cientos de demonios con sólo el amagó de su espada. Se dice que el yo...