Capítulo 3

475 46 0
                                    

KYKIO:

La abuela se encargó de arruinar mi plan anoche al irse a dormir a la casa de al lado con Sango y Miroku. Me giré al otro lado del lecho y Kagome no estaba.

Me puse de pié y miré hacía el muchacho de anoche y no estaba.

Salí fuera de la casa y observé a Miroku y a la abuela hablando.

—Buenos días abuela, Miroku.— me acerqué a ellos.

—Buenos días querida.— me sonrió la abuela.

—Buenos días Kykio.

—¿Y las chicas?

—Ellas están en el río, me han dejado restringido el pasó. — dijo Miroku con pesar.

Entré cerré los ojos y miré al pervertido.

—¿Y seguro qué tu quieres ir haya a mirarlas...?.— dije.

—Tu si me conoces Kykio.

Claro que te conozco libidinoso.

—Por cierto ¿Abuela ha visto al chico de anoche? El no está en la casa.— la miré.

—¿Cómo qué no está?.— alzó un poco la voz.

—Cuando desperté el no estaba.— expliqué.

—Es muy raro.— dijo Miroku. — Hablaré con los aldeanos para ver si alguno los a visto.

—Yo iré con Kagome y Sango, seguro que ellas saben algo.— la abuela y Miroku asintieron y se fueron.

KAGOME:

Me adentre al agua al igual que Sango.

—Kagome ¿Cuándo tu y Kykio se van  al templó del sumo sacerdote?.— la miré.

—Aún no lo se. Todavía Kykio y yo no hemos completado nuestro entrenamiento y ya sabes que se me hace difícil controlar mis poderes espirituales.— bajé la mirada.

—No te deprimas por eso Kagome.— la miré y ella me sonreía. — Tu eres una chica muy fuerte y lograrás controlarlo.

Eso esperó...

—Cambiando de tema ¿Hay alguien que te gusté Sangito?.— la miré con picardía.

Sango se puso roja cómo un tomate.

—¡¿A qué viene ese tema?!.— dijo avergonzada.

—No lo se.— desvíe la mirada.— ¡Hay ya deja actuar cómo si no te gustase Miroku!

—¿Están obvió?.— me miró.

—Demasiado.— respondí.

—Es muy difícil querer a un libidinoso cómo su excelencia, porque el siempre mira a otras chicas... Y no a mí. — bajó la mirada triste aún sonrojada.

—Entonces tu debes ser especial para el.— Sango miró.

—¿Tu crees?.— dijo esperanzada.

—Sí, ahora quita esa cara y muestra me una sonrisa.

Sango sonrió y me a abrazó susurrándome un "Gracias".

—¡Kagome, Sango!.— nos giramos las dos y vimos a Kykio en la orilla.

Nos acercamos a ella y parecía preocupada.

—¿Qué pasa Kykio?

—¿Ustedes han visto al chico de anoche?.— dijo.

Sango y yo nos metimos en unos arbustos, yo me puse mi traje de sacerdotisa y Sango su yukata.

—No, no lo e visto desde está madrugada ¿Acaso paso algo?.— salí del arbusto.

—Cuando desperté el no estaba.— dijo.

—Entonces hay que buscarlo.— respondió Sango saliendo de los arbustos con su yukata rosado de cuadros blancos.

—Miroku ya lo está haciendo con los aldeanos.— contestó Kykio.

—Entonces nosotras nos le unimos. — dije.

Empezamos a buscarlo las tres por nuestra cuenta. Miroku lo buscaba en la aldea y nosotras en los cielos con la gata de Sango, hasta que Kirara descendió en el bosque donde se encontraba el pozo decorador de huesos.

—Es como si se lo a devorado la tierra.— dije.

—Es cierto, lo buscamos en las aldeas vecinas y nada.— comentó Sango.

—Entonces solo nos queda esperar noticias de Miroku a ver cómo le fue.— respondió Kykio.

Las tres asentimos y nos fuimos a fuimos a la aldea. Miroku se encontraba con la abuela hablando con algunos aldeanos.

—¿Encontraron algo o una pista?.— cuestiono Kykio.

—No, no encontramos nada.— dijo la abuela.

—Pero si encontramos a este pequeño zorrito.— Miroku alzó en su manó a una cría de zorro demonio que tenía en las manos una espada enfundada.

—¡Suelta me humano tonto!.— gritó el zorrito.

Miroku lo dejó en el suelo y el pequeño zorrito nos miró con rebeldía.

—¿Qué hace un pequeño zorrito sólo por aquí?.— dijo Sango.

—¡Que te importa mujer fea!

Sango lo agarró de la cola con una vena palpitante en la cien.

—A esté lo extermino hoy.— dijo con un aura demoníaca a su alrededor.

—Tranquila Sango es sólo un pequeño. — dijo Kykio.

Sango lo dejo en el suelo y el pequeño me a mi y a Kykio.

—¿Cuál es tu nombre pequeño?.— le pregunté.

—Mi nombre es Shippo.— dijo el pequeño.

—¿Qué haces por aquí sólo?. — cuestionó Kykio.

—Busco al cara de perro de mi compañero. — dijo.

—Chicos ustedes encarguen del pequeño yo iré a adentró. — dijo la abuela y los cuatro a sentimos.

—Cuenta nos que pasó pequeño zorrito. — dijo Miroku.

Shippo nos miró serio.

Creó que no confía en nosotros.

—Si no nos cuentas puede que no podamos ayudarte.— dije.

—Esta bien.—cogió aire.— Yo andaba con el perro tonto de mi amigo y el hermano de el nos emboscó y le ganó, entonces yo cogí a colmillo de aceró y me fui corriendo y cuando paso el peligro salí a verlo y el ya no estaba.

Todos quedamos confundidos y nos miramos unos a otros.

¿Cómo comprender la historia de un pequeño kizune?

—Creo que es mejor que te quedes en la aldea hasta que el venga a buscarte. — dijo Sango.

—Y yo ya debo irme.— dijo Miroku. — Chicas si ese muchacho no aparece será mejor que dejen las cosas como están.

—Estoy de acuerdo.— respondió Sango.— Ya ya debo irme tengo entrenamiento con papá y Kohaku.

—Esta bien. — dijimos Kykio y yo.

Después de la conversación Sango y Miroku se fueron con kirara y nosotras empezamos a hacer nuestras tareas de sacerdotisas en la aldea con la supervisión del kizune.

Capítulo largó.
Tengan paciencia y dejen que de desarrollé el finc por fiz.
Besos. Y nos leemos luego.

😈Gemelas pero distintas😇| PausadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora