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Sólo quedamos él y yo.

—No vuelvas a hacer una pregunta así. No puedo responder algo así, lo sabes. —murmuró a mi espalda.

Suspiré sonoramente.

—No importa, Yoongi. —levanté mis hombros, restándole importancia. —Tampoco iba para ti.

Dicho esto, seguí mi inútil huida, ya que el interrogatorio se llevó a cabo.

—¿Estás  completamente seguro de eso?

Asentí con la culpa pesando en mi pecho.

—Haber si te lo crees después —dicha su sentencia, me tomó, me giró y estampó nuestros labios en un intenso beso.

Quería alejarme. Lo juro. Pero los deseos de besarlo eran muy grandes. Quería tomar su nuca y acercarlo. Sentir su piel rozando con la mía. Su corazón latiendo a la par con el mío. Pero esto estaba mal, mal para mí y mi corazón enamorado de este idiota.

—N-no... —murmuré apenas cuando hube escapado de la prisión de sus labios.

—¿No qué, Jimin? —preguntó rozando mis labios en el proceso.

Me hace sentir débil.

—Déjame —le pedí.

Lentamente sus brazos me fueron dejando de ese cautiverio placentero.

Yo sólo podía mirar el suelo. Sintiendo más vergüenza de lo que sentí en toda mi vida. Especialmente ahora quería ser asexual y olvidar al chico pálido.

—Yo debería forzarte a besarme. Pero lo haces tú, no entiendo. No te entiendo, Yoongi.

—Entonces, hazlo —decidido se alejó y se cruzó de brazos.

Y ahí estaba yo. Debatiendo entre mandarlo a dormir al infierno o besarlo intensamente.
Mi mente estaba siempre pensando en posibilidades y encontrando posibles resultados. ¿Cuáles serían los productos de toda esta mierda?
Si lo beso, un poco más de mi corazón se iba en el proceso. Y si no lo besaba mis ganas de quedaban comiéndome la cabeza.

Así que me decidí por besarlo. La consecuencia estaba dada, no importaba.

Como lo había querido, lo sujeté por la nuca y junté otra vez sus labios con los míos. Hambriento de él, le devoré. Tiré de su labio cuando quise respirar algo de aire. Mis manos llevaban cuenta propia. Buscaron su culo y lo apreté hasta que su pene y el mío se tocaron por sobre las ropas. Gimió en mi boca.

¿Qué seguía?

Mi lengua buscó la calidez. Nos abrazamos a la boca impropia y bailamos en la deliciosa embriaguez que nos daba. De la nada Yoongi movía sus caderas aventurado más contacto de mí. No le negué nada. Con mis manos aún en su trasero nos junté para que ambos tuviéramos los cariños necesarios para saciar el fuego.

Pero para mí no era suficiente. Quería más. Quería perderme en él. En las curvas de su cuerpo y la calidez de su boca. Y ese era el problema, él sólo quería jugar a esto. A tentar al deseo, a tentarme a mí.

Me separé de pronto dejándolo a él confundido y con el beso a medio morir.

—N-no... —hablé jadeante —Yo quiero más. No puedes darme eso, no así. No en una apuesta estúpida.

—Sabías del principio lo que era. Sólo una apuesta. —respondió respirando sonoramente mientras quería e intentaba calmarse. —No puedo darte nada porque no soy gay.

Asentí callando las voces de mi boca que me decían que era mejor el otro posible escenario. Yo quedándome con las ganas pero con el corazón intacto.

—Besarte con un hombre no te hace gay —contra ataqué.

—¿Y follar sí? —se burló. —Sólo son unos cuantos meneos y unos besos sin sentido.

¿Besos sin sentido? ¿Está de coña?

—Cierto, tienes razón.

Ahogué una risita de nervios. Arreglé mi cabello y mi dignidad. Entonces lo miré, estaba con las mejillas rojas y algo de sudor suave en su frente. Tenía el pecho bajando h subiendo.

—¿Sabes? Tienes tanta razón —suspiré y volví a reír. —Eres demasiado heterosexual. Jamás podrías ser gay.

Se quedó viéndome sorprendido.

—Has ganado. Me iré mañana —pasé de él pero no sin antes golpear su hombro sin verlo a la cara. —Disfruta de tu apartamento y de tu heterosexualidad, amigo.

Y me llevé la vergüenza adentro. Recién en mi cama puse permitirme soltar unas lágrimas mezquinas. Pero me negué más rato. ¿Llorar por él? ¿Por una apuesta?
Por mucho que doliera tenía razón. Desde el principio acepté el riesgo. Las reglas jamás dichas estaban claras. Yo perdí y el ganó.

A la mañana siguiente, cuando tuve el valor de salir de la cama, no vi a Yoongi comiendo cereal como todos los días. Eso estuvo bien para mí. Me dio tiempo de hacer las maletas con lo poco que tenía y planear donde quedarme. Llamar a mamá y volver a Busan estaba completamente descartado. No quería que me humillaran todos los días. ¿Buscar otro departamento compartido? Quizás podría ir a vivir con Hobie, él vivía solo y no era tan desordenado como Yoongi heterosexual.

Cuando creí que estaba todo listo. Llamé a uno de los chicos, el que primero quisiera ayudar, para que me llevara a un hotel mientras buscaba otro sitio. Al final Namjoon accedió a llevarme y me dijo que estaría en media hora aquí.

Mientras hacía el rato, pensé en ir a despedirme de Yoongi. Para que no pensara que lo odiaba o algo. O sea, sí, lo odio pero no tiene porqué saberlo. Me encontré caminando a pasos silenciosos en el pasillo de su habitación. Las más grande y con la mejor vista. Toqué dos veces. No hubo respuesta así que pasé así sin más.

Me encontré una cama vacía.

¿No durmió en casa?

Justo cuando pensé que mierda habrá pasado con él, el timbre sonó a lo largo del departamento. Volví a la sala para tomar las dos maletas que tenía. Abrí y me volteé a mirar el sitio una última vez.

Los recuerdos pertenecían a este lugar. Esos besos escandalosos, ese casi encuentro sexual y la guerra de miradas, se quedarían atrás como todo lo demás, junto con Yoongi.






DAMN STRAIGHT ✿ JIMSUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora