DAMN STRAIGHT ✿ JIMSU

17

Mis ojos reaccionaron a cerrarse al sentir el sol tocar cruelmente. Quise levantarme pero un cuerpo manteniendo captivo mi brazo me lo impidió. El calor de Jimin estaba quemando mi cuerpo más que el sol.

Otra cosa que me quemaba internamente, su sonrisa. Era apenas visible si lo mirabas como yo a él, pero ahí estaba. Reflejaba tranquilidad, paz, y quizás amor.

No quise moverme para negarle la entrada al sol porque quería seguir admirando la belleza del chico. Pero justo ahí Jimin se movió gimiendo un poco y agitando los ojos para alejar el sueño. Se veía divino. Me arrepentí a tiempo de no cerrarle el paso al sol. La luz servía para marcar la perfección en su rostro. Esos ojos cafés parecían color miel. Puede que de a poco me esté convirtiendo en un imbécil romántico y así.

—Yoongi, h-hola —bostezó divertido. Después se acercó más y se quedó ahí, acurrucado y respirando toda la tensión.

—Duerme un poco más si quieres, Park —sonreí débilmente. Siendo tímido me permití acariciar su mejilla. Tan suave.

Pero al contrario de lo que murmuré a él, me besó en los labios.

—Sí, estoy cansado, hay que dormir unos minutos más.

Dicho eso bajó su cabeza hacia mí pecho y se quedó ahí. Esa misma sonrisa volvió a su semblante y regresó al mundo del sueño.

¿Y yo? Yo no pude estar mejor.

Desperté una hora y media después. Yegun estaba en la casa de sus amigas, me había pedido dormir ahí anoche, así que le pedí a Jimin que se quedara a dormir. Estuve nervioso a la hora de acostarnos, pensé que usaría su gran talento para seducir y al final terminaría con el culo muy abierto. Pero no, pareció entender a la perfección. Abrió sus brazos para tenerme cerca y así mismo nos fuimos durmiendo. Pero ahora, después de dormir un poco más, me había despertado solo.

Fui al baño para lavar mi cara. Al salir a la sala, Yegun reía mientras comía algo que parecían ser cereales. Jimin estaba tonteando con los naranjas sobre su pecho, fingiendo que tenía senos. Me paré a mirarlos con el ceño fruncido.

—Eh, Jimin —saludé.

Ambos se giraron a verme. Mi hermana saltó a abrazarme. Mientras lo hacía, miré a Jimin por el rabillo del ojo. Estaba avergonzado. Las naranjas ya estaban en su lugar en la frutera. Yegun volvió a comer su cereal.

Me acerqué a Jimin. Lo miré aún con burla mientras mantenía una ceja alzada.

—No digas nada. Estaba bromeando con ella.

Me largué a reír.

Se acercó a mí hasta besar muy rápido mi mejilla. Yo quedé con ganas de más. Lo cierto es que ni sabía que éramos ahora, pero quería un beso de verdad. Pero esperé a encender la televisión. Mientras mi hermana se giraba a mirar, agarré su barbilla y besé sus labios. Miré a mi hermana, aún estaba pegada dónde mismo, así que me permití tirar de su labio.

Él pareció sorprendido.

—¿Qué ha sido eso? —preguntó riendo.

Rodeé los ojos.

—¿Comiste con ella? —asintió— Pero dijo si podía comer otro tazón de cereales. Ahora creo que es muy lista.

—Sólo puede comer uno —llevé la mano a mi cara —Te ha visto la cara de tonto.

—Así nací. Es mi cara —dejó un sonoro beso en mi frente y se alejó camino al baño— Tengo que irme.

Suspiré y asentí.

—Llámame —susurró antes de irse una vez que se limpió y vistió con la misma ropa de ayer— Adiós, Yegun.

Ella se despidió agitando su mano.

Lo vi irse tranquilo por el pasillo. Di un suspiro relajado antes de cerrar la puerta y volver con mi hermana.

—Tienes una cara de enamorado —rió y siguió viendo la televisión.