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Eché la maleta a la camioneta de Namjoon, el insistía que no era necesario irme y que Yoongi era un idiota. Pero la decisión estaba tomada, las maletas llenas de mis cosas y mi corazón más resentido que nunca.

Él ni siquiera está para despedirse.

¿Acaso incluso la amistad estuvo en la mentira? ¿La amistad también estaba apostada?

—Listo —me avisó mi moreno amigo una vez que las cajas estuvieron seguras en su maletero. —No tienes que irte realmente.

Asentí dejando salir todo el aire que tenía resentido ahí.  Ambos nos subimos en silencio, yo sabía que las palabras sobraban y el sentimentalismo estaba puesto sobre la mesa.

—¿Estás completamente seguro de esto, Jimin? —Y mi amigo le ponía el drama. —Todos saben que mueres por él, pero es demasiado estúpido para no verlo. Se tienen ganas mutuamente. Todos lo vemos. Ese día se miraron hasta que Hoseok tuvo que darte un codazo.

Reí divertido. Agradecía su sermón romántico, pero Namjoon era el menos indicado para hablar de estúpido, sabiendo que Jin muere por él.

—Mejor cállate —rugí. —Mira que aún después de coger no admites que estás loco por Jin.

Se encogió de hombros.

—Ese es otro tema. Estamos hablando de Yoongi y tú. —arrancó la camioneta mientras seguía hablando. —No mezclemos peras con manzanas.

—Ni mizclimis piris cin minzinis —me burle.

Golpeé su cabeza mientras aún reíamos.

—Eres un idiota. ¿Estás enamorado de él?

¿Espera? ¿Qué?

—¿De dónde sacas tremenda locura?

—Puedo verlo, en tu cara, en tus gestos. —de detuvo en un semáforo y de giró a verme. —Puedo ver el dolor, amigo. Ya he pasado por eso.

—¿Cómo el dolor de Jin por ti? —lo encaré.

—Y dale con que las gallinas mean —volvió a conducir y fijar la vista al frente. —Jin es el que me da dolores de cabeza. Él es el que no quiere nada conmigo. Mierdas locas de que le voy a romper el corazón y eso. No sabe que muero por él.

Me quedé pensando tras eso.

—Hacen linda pareja, Nam —hablé suavemente.

—Dile eso y quizás acepte salir conmigo.

💢

Estaba acomodando mis cosas en el nuevo departamento, algo reducido pero perfecto para mí. Además quedaba cerca del trabajo y me ahorraba dinero en transporte. Resulta que había uno muy bueno y de un conocido. Jungkook me dejó la renta a la mitad pero con la condición de regar sus plantas todos los días.

Ni siquiera tuve que ir a un hotel. Me llamó cuando iba aún con Nam en la camioneta. Así que mi amigo dio la vuelta y resultó estar cercano a todo. Era un alivio.

Afortunadamente para mí, estaba con muebles y decoración. Sólo tuve que limpiar algo de polvo y deshacer mis maletas. Puse algo de música para animarme. Mi cuerpo se movía al ritmo de Cruel Youth entretanto dejaba la ropa en los armarios.

Entonces el estruendo del recuerdo me golpeó como balde de agua hirviendo. Las lágrimas peleaban entre ellas por salir pero el orgullo y el rencor las obligaron a estar en su sitio.

Y la razón de la explosión de los recuerdos es que Yoongi estaba llamando.

—¿Qué quieres? —respondí secamente, pero sólo quería tirarme a sus brazos y besarlo. Pero recordé que ese fue el primer gran y fatal error.

—Te fuiste... —susurró contra el teléfono, saturando el sonido.

—Sí, te lo dije hace ayer —rodé mis ojos aunque él no podía verme —Se nota que no me pones atención.

Rió.

—El muy idiota te había traído una cena, había traído tus malditos chocolates favoritos y una estúpida rosa porque iba a decirte que ganaste la mierda de apuesta, iba a decirte que me gustas, iba a decirte que incluso antes de la apuesta yo sentía cosas por ti... ¡Y tú te vas maldita sea! —su aliento estaba acelerado, parecía como si llevaba tiempo aguantando esas palabras. Como si su inconsciente corrió y peleó contra el consciente para poder liberar ese peso.

—Tienes que estar jugando, Yoongi... —por un momento lamenté haberme ido. Por un momento quise besarlo hasta no cansarme. —¿Estás jodiendo? Dime que lo es.

Volvió a reír.

—Haz lo que quieras, púdrete. —dijo antes de colgar la llamada.

Me dejó ahí, con las lágrimas volviendo a pelear por salir y con las palabras gritando dentro de mí, donde seguramente se quedarán para siempre. Me fui por cobarde, también porque mi corazón no podía aguantar otro beso y porque se seguía las cosas iban a llegar a un punto demasiado peligroso para regresar a la segura amistad.

Pero resulta que siente cosas por mí.

Entonces ya no sé qué hacer, irme al infierno es la mejor opción que puedo pensar.

DAMN STRAIGHT ✿ JIMSUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora