11

11.8K 1.8K 775
                                    

Yoongi

El día estaba siendo una mierda. Desde que vi en la noticias que Trump ganó las elecciones, lo lamenté pero luego reí. Realmente no me importaba.

Desde que Jimin salió se llevó consigo varias cosas. La vida en el lugar era una de ellas. Yo era un desorden sin esperanza de cambiar. Pero él siempre estaba ordenando por toda la casa. Le gustaba llenar el lugar de flores y aromas agradables porque decía que eso daba vida al departamento. Ahora que no está las flores se han marchitado y el aroma frío gobernó. Él era quien realmente hacía vivir todo esto. Iba por ahí saltando y bailando, y yo siempre me quedaba viéndolo.

No dije la verdad.

¿Me gusta? Aún no lo sé.
¿Sentía algo por él desde antes? No lo sé.
¿Traje toda esa mierda romántica? No, odio esas cosas.
¿Siento cosas extrañas cuando él está ahí viéndome y floreciendo mi vida sin yo pedirlo en absoluto? Sí, totalmente.

Salí a correr muy temprano ese día que se fue porque soy un cobarde. No podía quedarme ahí viendo su partida. No sin decirle algo, no sin obsequiarle un último beso y no sin antes verlo sonreír una última vez. Pero soy un cobarde por mil veces.
Mi madre estricta desde los años desconocidos, siempre habló de los homosexuales y cómo han destruido el amor decente. Ella ya me odiaba. ¿Y se se enteraba de esto? Mi infancia ya estaba llena de llagas y heridas sin cicatrización total por su culpa. Los cumpleaños olvidados por los terribles castigos. Los inocentes golpes en mis piernas por la correa de papá. Sus llantos desgarrantes​ llamándome vergüenza. Todo esto dolía como llama viva dentro la niñez perdida.

Ella no merecía que yo renunciara a una buena vida con Jimin. Lo hacía por miedo. No por ella, por mí. Para evitar más dolor.

Más tarde, después de comer algo y ordenar un poco mi pequeño mundo, decidí llamar a Hoseok para salir a algo. A un bar, un café, una película. Cualquier porquería sería útil para dejar de pensar en mamá y en Jimin. Me dijo que me pasara por su trabajo en un rato. Me prometió un café dulce mientras lo esperaba a que terminara el turno.

Lavé mi cuerpo en una corta pero purificadora ducha y me vestí algo sencillo.
Tomé un taxi hasta la cafetería porque no quería ir en coche. Quizás si íbamos a un bar podría beber de más y si llevaba mi coche podría terminar en tragedia.

Al llegar ahí, entré y saludé a mi amigo y a los demás con los que trabajaba. Apuntó a una mesa vacía. Corrió la voz sobre mi café prometido y finalmente después de un rato lo tuve para disfrutar. Estaba realmente bueno.

Mientras miraba a las almas pasar por el vidrio de la cafetería y bebía mi café, me di cuenta de algo. En la mesa estaba pasando algo extraño. Podía escuchar el llanto de alguien. Un chico tenía escondido su rostro en sus brazos. Una señora de avanzada edad le reclamaba algo. Sólo por curiosidad me concentré en escuchar.

—¡Qué dirá tu padre! —la señora lo miró con desprecio. —¡Él no sabrá nada de esto! —lo apuntó con un dedo aunque el chico estaba perdido entre sus brazos.

Fruncí el ceño levemente al verme reconociendo la escena.

—¡De saber que me trajiste aquí para decirme que eras gay no hubiera venido!

Abrí mis ojos de golpe. Otra vez esa escena se repetía en mi cabeza. Cuando tomé furiosamente a Jimin y lo besé dejando en evidencia lo que él era.

Jimin...

Cerré mis ojos para que el dolor del recuerdo no fuera tan insoportable. Su calidez, su sonrisa, sus juegos tontos, su cuerpo...

Esto era masoquismo puro. Supuestamente había decidido salir para respirar aire fuera de ese lugar lleno de recuerdos y lamentos.
Pero llegaba aquí y me encontraba con esto. Como un deja vu.

Dejé de escuchar la conversación ajena. Al fin tomé mi café, con el amargo sentimiento de extrañar a alguien. Hoseok estaba tardando más de lo que dijo, mi paciencia estaba empezando a disminuir. Quizás era porque la nueva herida llamaba Jimin había sido abierta. Y los momentos que pasamos sirvió como alcohol para arder y doler.

Y algo más se anunciaba. Como la crónica de una muerte anunciada, pero ésta era una herida.

—Sí, hyung. Luego vamos donde Jin. —esa voz me heló la puta sangre.

Ese tono tan infantil pero tan tranquilizador. Donde miles de veces lo había sentido reír, cantar y gemir. Sentía unas ganas insoportables de mirar su carita de nuevo. El corazón me latió fuerte. Tan sólo me pude aferrar estúpidamente a la mesa y quedarme en el sitio.

—¿Vas a pasarte? —preguntó Namjoon.

Y a todo esto, no recuerdo saber de él y Jin desde que Jimin se fue. Ni siquiera supe qué pasó después de su posible follada. ¿Namjoon y Jin se estaban alejando por Jimin? Creía que Namjoon no era así, podía esperarlo de Jin.

—No, gracias. —me sentí apuntado por Hoseok —Vamos a salir a algo.

Sentí tres pares de miradas sobre mi espalda.  Una de ellas me lastimó más. Pude sentir el dolor ajeno. No sabía bien que quería Jimin de mí. ¿Sentía como yo? ¿Me quería?

No pude mirarlo. Me hice el desentendido.

—Bien, nos vemos después —murmuró el traidor. —Adiós.

Ambos se fueron y dieron un suave cierre a la puerta porque Hobie odia que den portazos. Sentí a mi amigo acercarse a la mesa con dos cafés más y dos tortas. Se quitó el delantal con el lodo del local. En silencio acompañó mi propio silencio. Mi cuerpo se relajó y volví a respirar con normalidad. Por unos segundos sentí o imaginé o aluciné como el café se llenaba de vida con su presencia. Quizás sólo eran mis ganas de sentirme vivo.

—¿Y así dices que no te gusta más de lo que dices? —bromeó mi amigo.

—¿A qué te refieres, imbécil? —rugí irritado. Tampoco quería un escarmiento sobre el tema.

—Mira, yo no soy gay. Pero no me molestaría admitir que me gusta un chico, más si es Jimin. —se encogió de hombros comiendo de su torta. —Sólo digo que deberían estar juntos y ya. Ambos se quieren se nota.

Lo miré más enfadado que antes.

—¿Si sabes que Namjoon y Jin están saliendo al fin? —cambió rápidamente el tema.

Me quedé mirando como comía tranquilamente. Limpié sus palabras y esperaba realmente, por el bien de la amistad, que no le llamara la atención mi Jimin.




DAMN STRAIGHT ✿ JIMSUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora