Capítulo 14

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Alen POV (Mini-Especial)

Era ella. La chica que me había atravesado con una flecha y que luego había cuidado de mi. La que era fría y distante y a la vez alegre y cariñosa. Y todo por el bien de su hermana pequeña. Ya habían perdido a su padre y a la mayor de las hermanas y, por supuesto, Ocean no quería que a Persia le ocurriera nada. Estaba demasiado afectada. Y la entendía.

Yo había estado en su lugar un año atrás. Los abandonados habían entrado en mi casa asesinando a toda mi familia mientras yo estaba de caza. No pude llegar antes. Me sentía culpable, por eso y por muchas cosas, pues tampoco había podido salvar a la familia de Ocean. De no ser porque encontré a la pequeña Persia a tiempo ella también estaría muerta. Y Ocean jamás se lo hubiera perdonado...y yo tampoco.

La observaba dormir a través del fuego. Parecía tan tranquila e indefensa...sin embargo era todo lo contrario. Sabía luchar, y lo hacía por quienes quería. Lo demostraba día a día con esa sonrisa y expresión calmada que llevaba en el rostro siempre que veía a su hermanita. No quería preocuparla, y ocultaba su tristeza y angustia bajo esa pequeña sonrisa que llevaba siempre en el rostro.

Estoy seguro de que podría sobrevivir sola en el bosque sin suministros ni provisiones. Por cómo actuaba, el bosque se había convertido en su segunda casa, en su aliado.

No quería que les pasara nada. Aunque sonara raro, ellas se habían convertido ahora en mi familia y me negaba a perderlas, de nuevo. Mi deber ahora era protegerlas y cuidarlas. No permitiría que nada malo les pasara.

Me acosté tapándome con la única manta que quedaba. Sólo habíamos traído dos. Las hermanas dormirían con una y yo con la otra.

Se acercaba cada vez más el invierno, y aunque estábamos en el bosque y los árboles nos protegían con sus largas ramas, se sentía el frío viento vagar por aquel oscuro lugar.

Un ruido procedente de la pequeña cueva me alertó. Persia se había levantado. Miró a su hermana mayor dormir y luego posó su mirada fuera de la cueva buscando algo. Posó sus oscuros ojos en mí y empezó a andar en mi dirección.

-Engo fío. -dijo cuando estuvo frente a mi. Sonreí, retiré la manta que me tapaba y la invité a tumbarse a mi lado. Ella dudó un segundo pero luego se acostó. La envolví entre mis brazos para que entrara en calor. Y ésta se acurrucó entre ellos. -Guenas noches Aen. -Poco después noté su respiración pesada. Se había dormido. Y yo no tardé en imitarla.

El Ladrón De Agua© Donde viven las historias. Descúbrelo ahora