Entré en casa y cerré de un portazo.
-¿Estás bien Ocean? -preguntó mi hermana la cual tenía a Persia en brazos.
-Perfectamente. -dije sin mirarla.
-¡Ataa! -gritó la pequeña estirando sus bracitos hacia mi para que la cogiera. Mi cara cambió en seguida y la mueca de enfado que antes tenía se había convertido en una sonrisa.
-Hola Percy. -dije cogiéndola en brazos. -¿Te apetece desayunar?
-¡Chiiii! -respondió emocionada. Le di a Aria las tres palomas que había encontrado y ella se dirigió a la cocina para preparar el desayuno.
-Vamos a darles los buenos días a papa, ¿quieres?
-¡Papi, papi! -dijo riendo. Subí las escaleras con ella en brazos en dirección a la habitación de papá.
Entré sin llamar y lo encontré aún dormido. Dejé a Percy en un extremo de la cama y fui a despertarlo. Percy ya se había puesto a su lado y lo zarandeaba de los hombros mientras gritaba como una loca. Mi padre empezó a reír. Se levantó y la cogió cual saco de patatas corriendo por toda la habitación mientras la pequeña reía. Sonreí.
-¡Pedo volaar! -gritaba la renacuaja. Me levanté de la cama poniendo mis brazos en cruz imitando a un avión.
-¡Uuhh! -corrí por toda la habitación persiguiéndolos.
-Core papi Core. -gritaba Persia. -¡Más depisa!
-¡El desayuno está listo! -se escuchó desde abajo. Papa, Percy y yo bajamos corriendo. -¿Acaso estábais divirtiéndoos sin mi? -preguntó Aria aparentemente molesta y con los brazos cruzados. Papá pasó por su lado y la dio un beso en la frente. Yo me encogí de hombros mientras sonreía e iba hacia mi respectivo sitio y Persia empezó a reír contagiándonos a todos.
A pesar de todo lo que había y estaba pasando, el ambiente en casa siempre era feliz.
Solo faltaba mamá...
Salí fuera a recoger un poco de agua y, extrañamente, me sentí observada.
Terminamos de desayunar entre risas y conversaciones tontas con Persia que nos preguntaba por qué los pedos olían tan mal.
El día se me hizo largo. El encuentro con aquel chico sin nombre me había afectado. Estaba acomodándome para dormir cuando Persia entró en mi habitación con su osito de peluche.
-Ata, ¿me quentas la historia de mami?
-Claro. Ven aquí. -dije dando unos golpecitos sobre mi cama. Ella se tumbó abrazando fuerte a su osito. Y yo comencé la historia.
-Cuando mamá era pequeña tenía un peluche como el tuyo. -la pequeña sonrió en cuanto dije eso. -Se llamaba Emi. -estuve contando la historia hasta que se quedó dormida. De vez en cuando soltaba un ~Mami eda muy lita ¿vedad Ata?~ o ~¡Que valente!~ yo me limitaba a asentir y sonreír al verla tan emocionada.
-Y fueron felices y comieron perdices. -dije terminando la historia y dándole un sonoro beso en la frente. -Hasta mañana Percy.
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El Ladrón De Agua©
Storie breviTodo lo que creíamos conocer había cambiado. La sequía había dejado a medio mundo sin suplementos ni comida. El mundo llegaba a su fin. Tanto la raza humana como la flora y la fauna que antes hacían tan bella la Tierra se acabarían extinguiendo. El...