Capítulo 22

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A la mañana siguiente, Alen nos dijo a Persia y a mi de hacer una excursión, así nos moveríamos un poco de aquel lugar que se me estaba haciendo algo aburrido. Nos llevó hacia el norte. Él llevaba a Percy en brazos, pues la niña se había cansado de andar nada mas empezar.

Me di cuenta de que estábamos yendo por el mismo camino de la vez que lo estuve persiguiendo para saber que ocultaba. Vi varios árboles marcados mas allá de donde yo me había quedado la última vez. Por todas partes, dirigiéndose hacia el norte había árboles marcados con aquella famosa equis.

-¿A dónde vamos Alen? -pregunté algo confundida.

-Si te lo digo ya no será una sorpresa. -se limitó a contestar y siguió caminando. Yo lo seguí con cautela hasta que paró en seco. Iba admirando el paisaje así que al parar, me choqué con su espalda.

-Perdón...

-Cierra los ojos. -dijo él dándose la vuelta y mirándome.

-¿Qué?

-Cerrad los ojos, es una sorpresa. -le hice caso y noté cómo me cogía del brazo y tiraba de mi para que lo siguiera. No habíamos caminado ni diez metros cuando volvió a parar. -Es aquí. ¿Querías saber la razón por la que estuve ausente todo este tiempo? -asentí algo confundida, aún sin abrir los ojos. -Ya podéis abrir los ojos.

Abrí mis ojos con cuidado. Me costó un poco adaptarme a la luz pero pronto pude observar el maravilloso espectáculo que nos rodeaba. Frente a mi se extendía una verde pradera llena de flores de distintos tamaños, formas y colores. Parecía tan irreal...

Había un pequeño lago a lo lejos. Parecía que éste había tenido más agua en su tiempo, pero aun así tenía la suficiente como para darse un chapuzón. Sinceramente, todos lo necesitábamos. Desde que nos adentramos en en bosque y encontramos aquella cueva ninguno de nosotros había estado cerca del agua. Nada que no significase beber de la que transportaban las raíces de los árboles.

Veo a Alen tomar una profunda bocanada de aire, lo hace como si respirar aquí fuera respirar pureza.

Aga! -gritó la pequeña corriendo para allá. Miré a Alen y me reprendí por no haber confiado en él. Le sonreí y me acerqué para darle un pequeño beso el la mejilla.

-Gracias. -susurré y él se tensó. Luego me alejé corriendo detrás de la pequeña.

E útimo e' un huevo poseído! -gritó Percy mientras reía.

-¡Se dice podrido enana! -grité yo mientras corría detrás de ella para alcanzarla. Alen no tardó en llegar junto a nosotras, y los tres nos metimos en el agua. Habíamos comenzado una guerra de agua que parecía no tener fin. Alen nos salpicaba a ambas mientras que yo le salpicaba a él y Persia solo a mí.

Estuvimos así un buen rato hasta que escuchamos risas provenir del bosque. Salimos cautelosamente del agua. Luego se escuchó un disparo. Alen cayó al suelo. Le habían disparado en el abdomen. Solté un grito ahogado.

-¡¡NO!!

-¡Aen! -gritó Percy alarmada.

Varios hombres armados salieron de entre las sombras.

Una emboscada.

Alen intentó levantarse y protegernos pero dos hombres lo cogieron y empezaron a pegarle salvajemente.

-¡¡ALEN NO!! -sollocé intentando que aquellos hombres pararan. Pero otros dos me lanzaron hacia atrás junto a Percy. ¿Por qué les pasan cosas malas a todos los que se me acercan? No hago más que perjudicar y hacer daño. Lloré.

Puse a Persia detrás mía para protegerla. Miré a mi alrededor con lágrimas en los ojos intentando buscar una salida. Vi a la loba con sus cachorros salir del bosque. Creo que nos habían seguido. La vi advertirlos con varios gruñidos para que se quedaran a cubierto. Cuando empezó a correr hacia nosotros reaccioné. Cogí a Persia en brazos y corrí al encuentro de la loba poniéndole a la pequeña en el lomo.

-¡Eh, eh! -protestaron algunos hombres intentado alcanzarme.

-¡Corre! -grité. -¡Ponla a salvo! Por favor. -la loba pareció comprender lo que le decía pues empezó a correr a toda prisa hacia el bosque desapareciendo entre los árboles.

Me fui a dar la vuelta para encarar a aquellos hombres, pero algo inpactó contra mi hombro derecho. Una flecha lo había atravesado. Caí al suelo. Por primera vez en mucho tiempo me sentí débil y desprotegida. Sentí la tierra bajo mi cuerpo.

-¡¡OCEAN!! -recuerdo la voz de Alen llamándome desde la lejanía.

Después todo se volvió negro.

Un poco de acción, os dejo con la duda de lo que pasará.

El Ladrón De Agua© Donde viven las historias. Descúbrelo ahora