"Recuerdos"

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Matt llegó corriendo hacia el stand de comida. Estaba Harry sosteniendo en brazos a Max, quien estaba sangrando, lo habían mordido en la nuca.

– Matt, mordieron a Max. – Gritó Harry.
– ¡Mierda! Keyla, ven conmigo.
– Ya no hay nada que hacer.
– ¿De que hablas?
– No hay escapatoria de la mordedura.

Matt miró como Max se desangraba poco a poco. Indicó que alguien le dispara en la cabeza, tal como murió su madre. Solo que, como nadie se ofrecía, Matt tuvo que hacerlo. Matt lo miró y apuntó su arma.

–Lo siento hermano, pero así son las cosas, ya descansarás. Adiós Max.

Las últimas palabras que Max escucho fueron esas. No se escuchó nada más que un seco disparo. Todos quedaron cabizbajos, la pérdida de uno de sus mejores amigos afectó mucho al grupo. No solo a Harry, sino a todos. Era uno de los más avanzados de scout. Sin embargo, el ya no estaba. Solo estaba su cuerpo.

– ¿Que haremos con el cuerpo? – Preguntó Keyla
– Lo enterraremos, después de todo, uno no deja de perder las costumbres.

Tres horas después

– Bueno, les presento a Keyla, ella es enfermera. A Paul, es experto en armas. A Wendy, está loca. A Joseph y Frederick.
– Traemos carpas y colchonetas. – Agregó Frederick.
– Perfecto, ahora podremos dormir mejor. – Sonrió Harry.

Todos se acostaron. Matt con Rin en una carpa grande, Helen y Harry en otra. Paul, Fred y Joseph durmieron en una gigante. Wendy solo tenía su carpa individual, pero iba a las carpas de sus amigos. Keyla estaba apartada durmiendo en otra carpa lejos de los adultos.

Ella se socializó con los adolescentes porque ella los encontraba astutos. Más que los adultos con los que estaba. Los adultos no salían a buscar cosas. Tampoco veían salones. Era como un lugar donde vivían amigos encerrados.

Keyla no podía dormir, pensaba en su pasado, como vivió está catástrofe. Así que salió a dar una vuelta. Traía un reloj, marcaba las tres de la madrugada. Tomó una pistola y un cuchillo, y salió. Salió por los camarines y se dirigió al balcón del pabellón y se sentó ahí, observando el oscuro cielo con estrellas. Y empezó a recordar. Empezó a llorar y se puso en posición fetal.

– Volveré a las nueve. – Dijo para si misma.

Todos dormían, varios soñaron su vida pasada. Pero Rin no, Rin era una chica especial. Ella era muy distinta a todos sus compañeros. Pero se encontraba parecida Matt. Dormían plácidamente los dos. No abrazados, debido que había un bolso entremedio de su colchoneta.

Pero los adultos estaban tramando algo, algo perverso y beneficioso solo para ellos.

–Noqueemos al gigante y nos encargamos del chico. Es muy fácil, les ganamos en número. – Opinó Paul
–Podríamos escaparnos con todas sus cosas y abrir un hueco en la entrada. Y quedar libres por fin. – Sugirió Joseph
– Y ¿Cuando sería?
–En unos días más, ganémonos la confianza de ellos y listo. Caerán en la trampa.
– Que sea mañana. – Dijo Fred.
– Si, mañana.

Todos quedaron de acuerdo.

La única no involucrada era Keyla, quien ocupaba el lugar de Max.

Salió el sol, otro día. La luz inundaba todo el gimnasio. Pero las carpas bloqueaban los rayos. Matt fue el último en despertarse. Se preguntó dónde estaba Rin. Salió de la carpa y vio como todos desayunaban. Helen estaba con Harry comiendo juntos en un lugar apartado, en una esquina del gimnasio.

– Ustedes dos, vengan acá. – Susurraba Wendy.

Ambos se acercaron y escucharon a Wendy decir algo que no podían creer.

– Los adultos están haciendo un plan para escapar, llevándose todas sus cosas.
– ¿Que? – Preguntó Matt confundido
– ¿Cuando?
– No lo sé. Pero lo harán.
– ¿Como sabremos si creerte o no? – Matt no se fiaba mucho de Wendy.
–Ustedes deciden, yo ya les di la noticia.

Paul, Frederick y Joseph. Los hombres del grupo. Se veían como personas normales. Pero por dentro eran muy perversos. Sacrificarían a cualquiera, inclusive a sus amigos, para salvarse. No les importa la hospitalidad que recibieron de los adolescentes. Ellos querían ser libres de una forma u otra.

Marcaban las ocho con treinta. Todo se volvió incómodo. Después que Matt, Rin, Harry y Helen lo supieran. Ellos se habían armado el coraje y el valor. Para cualquier cosa que pasara.

–Hey, ¿Por qué tan distanciados de nosotros? – Frederick rompió el silencio.
– Me cansan estos niños. Ustedes son astutos. Pero... ¿Quien los entiende? Perdimos a nuestros mejores amigos, por culpa de ustedes. Y ¿Qué hacen para agradecer? Nada. – Paul y su discurso indicó que lo bueno estaba por empezar.

Rápidamente Joseph fue por Harry y lo noqueó con un palo. Helen gritó. Luego se dirigieron contra Matt y le dieron un golpe en la cara con un revolver. Empezó a sangrar. A Rin la tomaron y la amarraron. Mientras que a Helen la intentaron abusar.

–¡Déjenlas! ¡Monstruos! – Gritaba Matt.

Harry se despertó y vio que él y los demás estaban amarrados y de rodillas. Al frente de ellos estaban los adultos. Los cuales indicaron por su mirada que matarían a todos los presentes. Todos en un silencio incómodo. Y muy tenebroso.

–Sin duda, alguien les contó sobre esto– mencionó Frederick.

Dicho esto, Wendy se echó hacia atrás y tragó saliva. Cuando de pronto los tres hombres la miraron. Paul hizo un gesto de "Tráiganla". La tomaron mientras ella se resistía. Daba patadas al aire y a veces le llegaban a Joseph.

– ¡Agh! – Se quejaba – ¡Zorra!

Acto seguido la dejo caer al suelo y la abofeteó. Wendy se calló y empezó a llorar. La arrastraron hacia la posición de Paul. Este la tomó del cabello. Y dijo.

– Esta fue la soplona, ¿No es cierto, Matt?
–No, ella no fue.
–¿ De veras? Au... que pena. Entonces... ¿¡QUIEN MIERDA FUE!?

Tú mamá, pensó Matt.

–Ahora morirás, puta.

Paul tomó un cuchillo y le tiro el pelo. Este le puso la navaja en el cuello y la amenazó. Todos reían como ella lloraba

Pero de pronto, Wendy muerde el brazo de Paul. Pero con la otra mano, este toma el cuchillo y le rebana el cuello. La sangre le salía a grandes cantidades. Wendy cayó al piso muerta. La expresión de horror que tenían todos los amarrados fue muy notoria. Todos nunca se imaginaron esto. Que uno de su propio grupo fuera asesinado a manos de un humano.

– ¡Hijo de Puta! – Gritó Harry.

Frederick le dio un puñetazo a Harry por su desobediencia. Paul le agradeció y siguió hablando.

– Y bueno... ¿quien sigue?
– Tú.

Se oyó un disparo.

The dead is alive!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora