"Unidos por siempre"

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– ¿Será peligroso allá abajo? – Preguntaba Helen.
– No creo, pero por la oscuridad... nos dificultará el paso
– Pues entremos.

Entraron por el subterráneo, que era otro gimnasio más, ahí habían máquinas de hacer ejercicios, como abdominales y máquinas de elíptica. Había un gran espacio donde se realizaba yoga y además habían dos trotadoras.

También contaba con un sistema de pesas, ahí se realizaba el taller de acondicionamiento físico. Todos los alumnos podían ir y hacer lo que quieran.

– Vaya, que recuerdos.
– Aquí es donde entrenaba yo.

Seguido esto, escucharon un ruido. Harry apuntó la linterna hacia aquel lugar y encontró a dos caminantes dirigiéndose hacia su posición.

Pero Helen se adelantó y clavó el cuchillo en la cabeza de uno mientras que empujó de una patada al otro. Luego lo decapitó enseguida. Harry estaba impresionado.

Helen volvió a Harry y se dieron un corto beso. Siguieron adelante y se encontraron con botellas de agua. Alrededor de cinco litros estaban embotellados en el almacén del gimnasio.

– Toma de una si quieres, Helen – Indicó Harry.
– Tranquilo, la guardaré para después tomar un poco afuera.
– Como quieras.

Harry le sonrió y siguieron el camino, se encontraron con un paquete de galletas, light para ser más precisos.

– ¿¡Por que todo es light aquí!?

Cuando la pareja recogió el paquete se sentaron en un mesón que había. Abrieron el paquete de galletas y se pusieron a comérselas. Como el paquete era grande, guardarían el resto para Matt y Rin.

– ¿Que tal están? – Preguntaba Harry, hablando con la boca llena.
– Están buenas, y dulces.
– ¿Helen?
– ¿Si, Harry?
– Estamos unidos... ¿cierto?

Helen no tardó en despedir un "Aww" y abrazó a Harry. Esta, pícaramente le susurró al oído algo que Harry esperaba.

– Claro, Harry... estamos unidos por siempre.

Y ambos se dieron un beso. Este fue más largo, comparado con los otros.

Seguían comiendo y conversando, estaban bastante entretenidos. Y un poco de luz llegaba por unas pequeñas ventanas que se ubicaban en la parte posterior.

– Será mejor que nos vayamos ya...
– Tienes razón, quizá Rin y Matt ya llegaron.

Había pasado casi dos horas, la pareja se bajó del mesón y se dirigió a la salida. El paquete de galletas fue guardado por Harry en su mochila.

Salieron al exterior y todavía había sol, pero la nieve hacía que el sol no produjera nada de calor. El subterráneo estaba temperado, pero al salir, Harry y Helen sintieron el cambio brusco de temperatura.

Después ambos se dirigieron a la sala de profesores.

– ¿Y ahora que, Matt?
– Ya pasará.

Los caminantes seguían ahí, arañando la puerta. Rin tomó un libro polvoriento y lo abrió. En su interior salían todas las observaciones y anotaciones que el rector hacía a los alumnos.

En una línea, Rin se fijó bastante.

" [...] Este alumno fue sorprendido con una bengala en su mochila, justifica que la usaría en el partido que jugaría el equipo de la escuela en el estadio, fue requisada y guardada en el cajón de las cosas perdidas, se le aplicó una sanción de suspensión por tres días y citación de apoderado..."

En ese momento Rin miró aquel cajón, el cual estaba cerrado con llave. Y abrió otro en el escritorio del rector y ahí estaba la llave.

Rin procedió a abrir el cajón, ahí se encontraban desde celulares hasta dinero. Pero algo sobresaltaba, un objeto de aspecto rojo. Era una bengala.

Y ahí tuvo la magnífica idea.

– ¡Matt, ya sé que podemos hacer!
– ¿Que tienes en mente?

Y ahí Rin le mostró la bengala.

Matt sabía como activarla. Así que procedió a abrir la ventana que se ubicaba al lado de la puerta y prendió la bengala.

Acto seguido la lanzó bien lejos hacia el pasillo, todos los caminantes cambiaron su punto de vista y observaron aquel destello que se encontraba tirado en el piso.

Y fue ahí cuando Matt y Rin abrieron la puerta. Escaparon con todas las cosas e ilesos. En el trayecto...

– ¿Como supiste que la bengala estaba ahí?
– Leí el libro de observaciones.
– Muy astuta, Rin.

Esta solo le sonrió orgullosa, pues había actuado bien, además, había remediado el accidente de las mesas y habían salido sin ningún problema.

Y ahí Matt le dio un pequeño beso, fue corto, pero significó bastante para los dos.

Al llegar a la sala de profesores, se toparon con Harry y Helen sentados en el sillón. Ellos estaban platicando y comiendo. Harry los miró y se extrañó por la demora.

Pero no les pregunto, así que Matt solo entró a la carpa, mientras que Rin sacó una barra de cereal. Mientras el grupo descansaba, todo estaba tranquilo, un poco frío pero estaba todo controlado.

Matt y Rin ocuparon mantas en abundancia y durmieron plácidamente.

Helen y Harry no necesitaban tantas mantas, pues la carpa que usaban era térmica, y se temperaba fácilmente. Durmieron abrazados y transmitiendo el calor de ambos.

Mañana sería un largo día después de todo.

Al despertar, Rin observó que Matt y Helen estaban hablando acerca del plan de escape. En eso Harry sale de la carpa totalmente vestido y abrigado.

Rin hace lo mismo y pone atención a la información.

– Primero nos dirigiremos al hall principal, donde está la barricada – Indicó Harry.
– Según me dijeron, la barricada estaba formada por mesas y sillas.
– Trataremos de abrir un hueco sin tanto ruido...
– Pero si ya casi ni quedan caminantes.
– Tienes razón, Helen. Pero nunca está de más la prevención.

Y armaron un mapa de la escuela, con todos sus respectivos salones y pasillos.

The dead is alive!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora