"Sorpresa"

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– Vamos, Rin. Levántate.

Rin escuchaba esa voz, alguien especial para ella lo llamaba. Se volteó lentamente y observó a Matt. Estaba vestido, por lo cual solo faltaba ella.

– Tenemos que ir al gimnasio número uno.

Ella se levantó de la cama, y tomó su ropa. Y Matt entendió que está se iba a cambiar de ropa. Salió de la carpa y se encontró a Helen y a Harry sentados muy juntos. Helen tenía su pierna encima de la de Harry. Había un gran grado de confianza entre ellos, pensaba Matt.

– ¡Salimos en cinco minutos! – Grita Keyla.
– Vamos Rin, ¡Apúrate! – decía Matt un poco bajo debido a que estaba al lado de la carpa.

Rin se termino de vestir y se acercó a Matt, este al verla no pudo evitar tirarle un cumplido. Rin se sonrojó y le agradeció por las bonitas palabras.

– ¿Ya nos vamos? – Preguntaba Helen, soltándose de las manos de Harry.
– Andando...

Y el grupo empezó su caminata hacia el gimnasio número uno. Mientras caminaban veían a caminantes en el suelo, muertos y algunos sin cabeza. Olía mal y los protagonistas empezaron a sentir náuseas. Lane se acercó a la puerta del gimnasio. Era verde y estaba rayada por uñas, como si alguien quisiera escapar brutalmente. Matt se acercó al grupo y les dijo.

– Ustedes adelántense, nosotros iremos a... un lugar.
– Matt, lleva a tu novia, no importa, después te vienes con ella al gimnasio – Dijo Lane.
– Ella no es su novia... ¿o si? – Exclamó Helen.

Ambos no prestaron atención. Y solo siguieron su camino. El grupo entró al gimnasio y lo primero que vieron fue un suelo amarillo dorado, parecido al del otro gimnasio. Y observaron un montículo de caminantes en el centro. Luego escucharon un ruido.

– ¡Shh! Creo que no estamos solos aquí.

Y todos se pusieron en modo alerta, se agacharon y empuñaron sus armas, observaron a todos lados como un búho que busca una presa. Hasta que un impacto en la tribuna se hizo sonar. Todos apuntaron al escenario, donde se había oído el disparo.

– Váyanse... no queremos problemas – Dijo una voz ronca y misteriosa.
– Solo venimos a ver si quedaba alguien vivo. – Keyla respondió a la frase del hombre misterioso.
– No nos importa, no queremos a nadie aquí.
– Si se unen a nosotros, podremos ser fuertes y pasaremos esto como un gran grupo. Piénsenlo.

Todos alerta, apuntando con sus armas y las siluetas de los supuestos "enemigos" moviéndose de un lado para otro. Pasó un rato, un silencio incómodo. Hasta que alguien habló, no era la misma voz.

– Pues... lo pensamos, y rechazamos. Ahora... tienen treinta segundos para darse la vuelta, caminar a la puerta, salir y cerrarla. ¿Entendido?
– Pero... un momento... – Dijo torpemente Lane.

Y un disparo se oyó. Y apareció aquel sujeto que tenía la voz ronca. Apareció con un traje de militar y un rifle de tipo SCAR, apuntó al grupo y les lanzó una mirada amenazante, una mirada llena de furia. Y sus ojos, llenos de fuego indicaban que no era un tipo sencillo. Era alguien fuerte y tosco.

– Podemos resolverlo – Dijo Harry.
– Se los advierto, ustedes saldrán heridos si preguntan una sola cosa más.

Entonces todos se asustaron, y empezaron a retroceder.

– ¿Y solo así nos vamos? Vengan a dar la cara imbeciles. – El insulto de Lane hizo que una culata de una SCAR lo noqueara.

Seguido esto, Harry fue noqueado junto con Helen y Keyla. Ambos cayeron al suelo y fueron arrastrados hacia el área de depósitos.

– Bueno, pues... no sé si te acuerdas de la sala de música... – Decía Matt un poco nervioso.
– Por supuesto que me acuerdo, ahí estaba la batería y unas cuantas guitarras. Me encantaba estar en esa sala. – Decía Rin muy emocionada.
– Pues... encontré la llave de este salón.
– Debe ser una broma...
– Pues no lo es. – En la cara de Matt se veía un signo de triunfo y astucia.

Subieron las escaleras y llegaron a la puerta, metieron la llave y la puerta de abrió, adentro había un clima helado, no había señales de caminantes. Había una segunda puerta en la que estaba la sala de ensayo, adentro se encontraba una guitarra, era una acústica, había otra, estaba más o menos usada, pero caballerosamente, Matt le dejó la mejor a Rin.

La sala era amplia y tenía paredes con un material que absorbe el sonido. Era un ambiente cálido, comparada con la sala de música. Y la luz provenía de unas linternas que colocaban en distintos sectores de la sala. Habían dos sillas y tres amplificadores de marca VOX y un bajo, este estaba muy maltratado. El techo era de madera, barnizada completamente.

Al frente de la ubicación de la batería, hallábase otra sala, pero esta era separada por una muralla con un cristal a prueba de sonido. En esa pequeña construcción, estaba la sala de sonido, donde grababan y era como un estudio.

– Vaya... todo es como antes – Exclamaba Rin, como si volviera a ver algo, algo que extrañara mucho.
– ¿Te confieso algo? Cuando me sentía mal y tenía que estar solo... venía aquí a desahogarme, tocando batería.
– ¿En serio?
– Así es, robaba las baquetas del profe y empezaba a practicar batería, redobles de caja y masas.

Rin se dirigió de inmediato a la guitarra, que era electroacustica, y había un cable cercano, ella intentó conectarlo a un amplificador y encenderlo.

– Creo que... se te olvida que estamos sin electricidad.
– Ay... Matt, lo siento – Reía Rin.
– Tranquila, somos dos – Dijo Matt, intentando prender el aire acondicionado de la sala.

Y ahí, la pareja empezó a tocar, hasta que Rin, sin querer, apretó el botón del amplificador. Y este se prendió.

Matt vio cómo la luz roja se hacía presente. Rin se quitó la guitarra y se dirigió a la salida, y usó el interruptor de la luz. Y de la nada, la ampolleta se encendió. Ninguno de los dos sabía que pasaba, era como que si después de casi una semana, aún hubiera electricidad.

Y tocaron con un volumen moderado. Y de no ser por la sala que absorbía sonido, se habría escuchado por toda la sección.

Ambos disfrutaban el sonido, disfrutaban la satisfacción de volver a tocar un instrumento. Y seguían tocando canciones de sus grupos favoritos. Rin sabía una gran variedad de canciones. Sin embargo, Matt se "hacia el bueno" tocando para llamar su atención. La tocata duró casi veinte minutos. Pasaron un gran tiempo juntos, lo disfrutaron al máximo y no se dieron cuenta y ya era de casi noche.

Ambos salieron de la sala y vieron por la ventana el cielo estrellado, y juntos disfrutaban la vista. Hasta que en un momento Matt se dejó llevar y arrastró la mano por su pantalón y tomó la de Rin. Esta le correspondió este gesto y ambos, tomados de la mano, sin mirarse, veían la noche, era oscura y perfecta.

En el próximo capítulo:

– Mis modales... ¿Dónde están mis modales? Mi nombre es Bill.
– Y... ustedes son... – Dijo otro.

El grupo se quedó callado, Lane no tenía ganas de decir absolutamente nada, después de que por culpa de él, ellos cayeron como rehenes de los enemigos.

The dead is alive!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora