Feliz reencuentro con mi padrastro

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- ¿Con quién? - dijo Alex todavía con los ojos rojos.

- Con Marco Antonio - dije con un tono de voz sin emoción - el hombre que me hizo lo de la espalda.

- ¿Pero cómo haces eso de enfrentarte a los miedos? - dijo Alex curiosa esperando una respuesta de la voz de mi madre.

- La meditación es un buen método para alcanzar la paz y conectar con lo que quieras, ya sea para enfrentarte a tus miedos o intentar llegar a la "nada" (más alto nivel de concentración en la meditación) - dijo la voz de mi madre - os tengo que dejar necesitan ayuda con el Deidarabochi.

- Suerte - le dije a mi madre pero no hubo una respuesta - tendré que meditar al parecer, me colocaré en la cama, necesitaré tanta tranquilidad como sea posible - le dije a Alex y ella asintió - quedas al cargo de la guardia de la tormenta y los onis, protege el fuerte en lo que sea necesario pero que nadie se acerque a esta cama.

- Esta bien - dijo Alex lentamente y con los ojos muy abiertos - nadie te molestará mientras yo pueda evitarlo, ponte a ello que tienes que ayudarnos a salvar el mundo - dijo mientras me daba una palmada en la espalda.

Le di una sonrisa que ella me devolvió y me senté en la cama en la posición del loto (una postura que ponen los monjes y practicantes del hinduismo para meditar) y cerré los ojos para concentrarme.

Punto de vista de Alex.

Cuando Aru me dijo que me quedaba al cargo de su guardia y de los onis me quedé de piedra, ¿cómo hago para que me respeten? imagino que solo obedecerán a Aru, ¿qué les digo?, un momento ¿por qué estoy tan nerviosa?, solo les digo que él me ha dejado al mando y punto.

Salí de la tienda medica y fui a buscar al jefe de los esqueletos samurais, no lo encontré de ninguna manera hasta que empecé a notar una ligera brisa de viento que poco a poco fue convirtiéndose en una rafa de viento que solía soplar en las fuertes tormentas que azotan Japón en los meses de lluvia, miré hacia donde provenían los vientos y vi como la guardia de la tormenta estaba volando en circulo alrededor de la torre de Tokio formando una barrera en base de una gran tormenta, genial ¿ahora como voy a hablar con el jefe de esos sacos de huesos?.

Me acerqué a la tormenta un tanto irritada por la tormenta, cuando me estaba acercando han volado de los arboles hojas, ramitas, nidos de pájaros y hasta ardillas que se han chocado con mi cara, si ardillas, no es muy recomendable que se te estampe un roedor en la cara son muy poco considerados, en fin una vez llegué a la torre levanté la vista hasta donde los esqueletos estaban volando, como no notaron mi presencia convoqué un rayo que hizo que un esqueleto bajara hasta a mi.

- ¿Ocurre algo majestad? - dijo el esqueleto.

- Si, Aru ¡ESPERA ¿QUÉ?! - dije confundida - ¿MAJESTAD?.

- ¿Usted no es la esposa del rey? - dijo con inocencia el esqueleto.

- No - dije con voz temblorosa y cara completamente roja - solo he venido a deciros que Aru esta meditando necesita estar lo mas tranquilo posible y me ha dejado al mando de vosotros y los onis.

- Se lo comunicaré al resto de la guardia majestad - dijo el guerrero samurai - llámanos cuando sea necesario.

Una vez se fue me fui lentamente mientras intentaba tranquilizarme, me puse una mano en mi mejilla y noté que me ardían, no hacia falta que me pusieran un espejo delante de mi cara,sabia que la tenia roja como un tomate, cuando estaba volviendo al campamento improvisado me encontré con Ivar que estaba pálido, más de lo normal, y sudoroso.

- ¿Qué sucede? - pregunté un tanto temerosa.

- Ya sabemos lo que ha pasado con el sensei - dijo muy seriamente - cuando mató al demonio que había matado a Matt el año pasado no expulsó su alma - dijo él y yo le mire un tanto confusa - me explico, tú sabes cuando Aru mata a un demonio sale una especie de bola de fuego de color negro y rojo ¿verdad? - yo asentí - eso es el alma del demonio, cuando Miguel Ángel mató al demonio que estaba al mando del ataque al campamento el año pasado no salio alma ninguna, sin embargo él vino a la tienda con un corte desde su ojo izquierdo a su labio superior.

El Niño Prohibido: El Asesino De Los DiosesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora