Jugamos a Tomb Rider en primera persona

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Vagamos por los alrededores de la playa, preciosa, ¿por qué todo lo bonito tiene que ser altamente peligroso?, a lo que iba, arena blanca, bonito follaje, un sol radiante que nos quemaba bajo sus rayos.

- No hay nada en la playa - dijo Michael - tendremos que adentrarnos en la isla.

- Tiene razón - dijo Paula - llevamos comida suficiente para un día y somos lo suficientemente fuertes para defendernos de los onis.

- Además tenemos armas bañadas en sangre de demonio - dijo Alex - seguramente encontremos los guanteletes rápidamente.

- Tal vez - dije - pero para matar a un oni se necesita la ayuda de un dios.

- No se preocupe señor - dijo Lars - nos manejaremos.

Cuando terminó de decirlo se pusieron en marcha a una selva que quedaba enfrente de la playa, la selva parecía un escenario de una película de aventureros, arboles y arbustos frondosos, sonidos de animales como el canto de pájaros exóticos, rugidos de osos y berridos de ciervos a lo lejos, mientras caminábamos pude ver barias linternas de piedra típicas de los templos antiguos japoneses, las cuales algunas estaban encendidas y otras muchas apagadas.

- ¿No os resulta extraño ver las lamparas encendidas? - dijo Tony mientras miraba a su alrededor - esto es muy sospechoso.

 - No tiene porqué - dijo mi hermana - eso solo quiere decir que alguien la ha encendido.

- Pero - dije - ¿y si esa persona todavía sigue por aquí observándonos?.

- Demonos prisa - dijo Lars y todos asentimos.

Caminábamos por la selva mientras notaba como el sol bajaba y las sombras se hacían más grandes, cuando llegó la noche, en la selva se hizo el silencio, los animales enmudecieron, el aire empezó a soplar más fuerte, al poco rato empezó a llover muy fuerte y a caer truenos, corrimos a refugiarnos en una cueva, mientras nos secábamos pude ver en la distancia pude ver varias formas en la oscuridad.

- No hagáis ruido - dije en voz baja - veo figuras en la oscuridad en la lejanía.

- ¿Qué has visto jefe? - dijo Iris.

- Formas corpulentas con grandes porras - dije en voz baja - todavía están lejos, pero se acercan rápidamente. 

Oímos ruidos cerca de la entrada de la cueva, nosotros fuimos hacia el interior de la cueva para que no nos vieran, cuando creímos que se alejaban uno de ellos me agarró de la pierna y me lanzó contra un árbol, el cual se rompió dejandome debajo del tronco, note un dolor que nacía en mi espalda y que se extendía por todo mi cuerpo, note un liquido cálido que fluía por mi cara, a lo lejos podía oír gritos de mis amigos y de los onis, la visión empezó a nublarse hasta que la imagen se fundió a negro y perdí la consciencia.

Punto de vista de Marina.

- Oni-chan - dije mientras veía a mi hermano salir volando y chocar contra un árbol.

- Pagaras - dijo Tony mientras sacaba sus agujas y se las lanzaba a los oni.

Dos onis entraron en la cueva y nos atacaron con sus porras de acero, ellos golpearon primero a Tony en la cabeza dejandole inconsciente, seguido fue Michael, le golpearon en las piernas, cuando fueron a darle otro golpe Michael consiguió darle un mandoble con su espada pero por la espalda el otro oni le dio una patada que le mandó a volar contra la pared de la cueva y por ultimo Lars intentó darle un tajo con su hacha de doble hoja, intercambió barios golpes hasta que prendió el filo de su hacha con fuego azul que le lanzó un oni que recibió el corte en el pecho mientras que el otro lo golpeó en la cabeza.

El Niño Prohibido: El Asesino De Los DiosesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora