Cuando salí del muro de llamas que había creado para proteger a Alex de los dioses traidores vi como su cara cambió de confianza a aversión hacia mi persona.
- Vaya vaya - dijo Ebisu - osas mostrar tu sucio rostro ante mi después de darte tal paliza.
- No jodas - dije mientras sacaba mi móvil y ponía la cámara interna - ¿tengo algo en la cara?.
- Kashima ¿por qué no lo matas? - dijo Ebisu mientras se retrasaba hasta apoyarse en un árbol - hazlo rápido tenemos prisa.
El dios sintió y se abalanzó contra mi empuñando una espada en su mano derecha, cuando estaba a mi altura hizo un tajo descendente que rajó mi camiseta pero en vez de sangrar me esfume en una bola de fuego causando algunas quemaduras al dios protector, aparecí a su espalda, lo agarré del cuello y le dije.
- Tu pez ya ha muerto - dije mientras hacía aparecer un tanto en mi mano derecha - es hora de reunirte con él en la reencarnación.
Levanté el tanto y de lo clavé en la cabeza haciendo así que me salpicara un poco de sangre a la cara calentando las pequeñas zonas donde salpicó.
Cuando el cuerpo del dios se desvaneció en llamas doradas el dios de la felicidad me miró con los ojos abiertos con incredulidad hacia lo que acababa de pasar delante de sus ojos.
- ¿Como has? - no lo dejé terminar ya que me transporté en una bola de fuego hasta donde estaba él y le di un puñetazo en la cara haciendo que le sangrara la nariz - ¿cómo has conseguido esa fuerza?.
- No es fuerza - le dije mientras me chascaba los nudillos haciendo que el sonido estremeciese al dios - ¿qué pasa, no te gusta el ruido? - le pregunté y el negó rotundamente con la cabeza, sonreí y me chasqué el cuello haciendo un ruido mucho más alto que el de los nudillos.
- Para - dijo con voz aguda - es asqueroso.
- Más asquerosa es tu cara - dije haciendo que la cara del dios se enrojeciera con la ira - ¿por qué no hacemos un segundo asalto?.
Él se puso en posición de combate sacando sus sais de ninguna parte mientras yo sacaba mis tanto, también de la nada, ¿qué se cree?, yo también se sacar cosas de la nada.
Nos miramos a los ojos y él se rió.
- Tengo superioridad - dijo y yo ladeé la cabeza - por la posición de las armas.
- ¿Y eso qué tiene que ver? - dije mientras me abalanzaba sobre el intentando apuñalar al dios.
- Los sais se cogen con la punta mirando hacia adelante ya que su objetivo es acuchillar a tu adversario - dijo mientras bloqueaba mi tanto de la mano derecha y contrarrestaba el ataque de mi mano izquierda - los tantos sin embargo se cogen mirando hacia atrás ya que están diseñados par apuñalar a tu adversario, según las leyes de la naturaleza ganaré yo - dijo mientras saltaba para apuñalarme en el cuello.
Lo conseguí esquivar y le dije.
- Las reglas están para romperse - dije mientras lanzaba golpes con los tantos que el bloqueaba sin ningún esfuerzo - ¿cómo logras bloquear todos los golpes? - le dije un poco enfado.
- Yo me concedo la felicidad - dijo como si fuera obvio - y lo que me hace feliz es hacerte sufrir, así que si te hago sufrir yo seré feliz y ganaré otra vez.
Él lanzó una ráfaga de estocadas son sus sais que yo esquivaba por pocos centímetros o me hacían un leve corte haciendo que sangrara un poco, tras pelear durante unos cinco minutos empecé a cansarme de una manera abrumadora, gastaba mucha energía a la hora de hacer que mis heridas se curasen para que Alex no viera mi sangre de color negro, seguramente dentro de poco dejaría a la vista mi verdadero aspecto.
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El Niño Prohibido: El Asesino De Los Dioses
AdventureÚltima parte de El niño prohibido, en esta parte Álvaro descubrirá su legado histórico y se enfrentará a Kazama en una pelea final bajo la escasa luz de un eclipse, ¿ganarán los semidioses o los demonios leales al Nue?.