Una Eternidad || Delena »Editando

Escena 4

Elena se recargó en el árbol y observó a Damon, quien distraía a Rebekah, coqueteando con ella.

—¿Y esos ojos? —dijo Stefan en su oído, asustándola. Elena suspiró.

—¿Qué dices? —habló con un tono de cierta ebriedad, fingida.

—Pues, mi hermano está de coqueto y sientes celos —Elena volvió a suspirar.

—No tengo celos— replicó, aún con aquel tono.

—Tranquila, puedes sentirlos, por favor. Damon se emocionaría —se mofó. Elena dio otro trago a su vaso.

—No tengo celos, Stefan —se apartó para verlo de frente y bebió más.

—Claro, me equivoqué —sonrió, Elena se acabó el trago y tiró el vaso.

—¿Y a mi qué? Me largo —Elena lo rodeó y se alejó.

*

—Damela, yo puedo.

—Déjame —Damon introdujo un algodón en el alcohol.

—Damon, por favor —protestó Elena.

—Elena —la regañó Damon—. Casi te rostizan, lo menos que puedo hacer es curarte —Elena suspiró, Damon pasó el algodón suavemente por el raspón que había en la mejilla de Elena—. Ya.

—Cumpliste tu parte del plan, muy bien —dijo.

—¿Ah, sí?

—Tenías a Rebekah babeando por ti y tus malvaviscos —Damon siguió pasando el algodón de manera suave por el raspón.

—Sí, —Damon rió— y después me empaló. No creí que lo notaras.

—Sólo estaba fingiendo —repuso.

—Igual yo —Damon dejó el algodón en la mesa. Elena lo miró, y Damon igual, sus miradas se encontraron.

—¿Lista para irnos, Elena? —interrumpió Alaric.

*

—Las imágenes cuentan la historia, para saberla debo descifrar las imágenes —dijo Alaric. Elena levantó la mano con la estaca, atacando a Damon. Él la esquivó y dobló el brazo de Elena, le quitó la estaca y la soltó.

—Mediocre —se mofó Damon y le extendió la estaca.

—Cierra la boca —dijo Elena y le arrebató la estaca—. Soy nueva en esto —Damon retrocedió un paso.

—El fantasma de la navidad, Mason Lockwood —dijo Damon mirando a Alaric— dijo que en la cueva —Elena lanzó una patada y Damon la volvió a esquivar—. Habría un arma para matar a Klaus —Elena lanzó otro golpe con la estaca y Damon la esquivó, de nuevo.

—¿Pero Mikael no tiene las armas? —dijo Elena, alzó su brazo con la estaca apuntando al pecho de Damon, él sostuvo su mano.

—Sí, lo que significa que el muro nos guiará a Mikael, a quien ya encontramos —Elena utilizó sus dos manos para empuñar la estaca pero Damon la sostenía, no podía atacarlo— y perdimos —tomó la estaca e hizo girar a Elena, teniéndola contra su pecho— ¡Bang! —susurró en su oído — Estás muerta —se mofó e hizo como que devoraba su cuello. Elena resopló y se escabulló de los brazos de Damon.

—Éstas imágenes al menos podrían  decirme qué arma es —repuso Alaric con la vista en la mesa, en las fotos.

—Tenemos que saber qué significan —Elena se puso a su lado.

*

—¿Y eso cómo pasó? —Elena frunció el ceño.

—¡Pensamos en todo, Elena! Klaus con sus híbridos, Mikael traicionándonos, Llamando a Katherine para que estuvieras bien. ¡Todo lo que pudo fallar, lo esperamos! —bebió de uno solo y volvió a servirse otro trago.

—No entiendo, Stefan quería que Klaus muriera, más que nada —Elena se cruzó de brazos—. Contábamos con eso —Damon suspiró.

—Fallamos —Elena dio un paso y frunció el ceño.

—¿Dónde está Katherine?

—Salió huyendo, como siempre —tomó la botella de vino y avanzó hacia Elena—. En el momento en que se dañaron las cosas, ¿cómo culparla? Klaus la mataría ¡Lo tenía, Elena!¡Tenía a Klaus!¡Todo pudo terminar!—aventó la botella en el fuego de la chimenea. Éste hizo una pequeña explosión.

—Oye —Elena caminó a él—. Damon, oye —lo tomó del brazo e hizo que la mirara—. Oye, escúchame —tomó entre sus manos las mejillas de Damon—. Sobreviviremos. Siempre lo hacemos, créeme.

—Jamás recuperaremos a Stefan, lo sabes, ¿no es así? —Elena titubeó.

—Lo olvidaremos, ¿está bien? Tendremos que dejarlo ir —ambos se miraron fijamente, el celular de Damon empezó a sonar. Y Elena se apartó de él.

*

—Jeremy en cuanto oigas esto, llámame —Elena cerró el celular—. Increíble.

—Que molesta estás —Damon la volteó a ver.

—No estoy molesta, sólo, preocupada. —suspiró.

—¿Por qué? Perdió su trabajo aquí, sobrevivirá, Elena.

—Está fuera de control, desde que terminó con Bonnie está de malas, y ya no habla con nadie —se cruzó de brazos.

—Un típico adolescente —dijo Damon.

—Que ve fantasmas, y que ha perdido a las mujeres que ama.

—No a todas —Damon dio vuelta y cerró un ojo, alzó el dardo que tenía en su mano y apuntó a la ruleta—. Aún te tiene a ti —hizo el tiro. Y caminó a la ruleta, para tomar todos los dardos.

—¿Estás bien?

—¿Por qué crees que no lo estoy? —Damon giró a verla.

—Pues, estás ebrio —Damon caminó hacia ella—. Así no te ves muy atractivo

—¿Y cómo si me veo atractivo? —coqueteó, Elena sonrió.

—Ah, ah, jamás dije que sí eres atractivo, sólo —suspiró—. Digo que ésta apariencia no es mi favorita —volvió a sonreír. Damon asintió haciendo un puchero.

—Entiendo. Veré si puedo mejorar en algo —sonrió de lado.

—Buenos Días —interrumpió Klaus