Una Eternidad || Delena »Editando

Stelena vs. Delena 17

Elena vestía un largo vestido color rojo oscuro, el cabello lo llevaba peinado en una bomba y llevaba un ramillete en la muñeca. Echó una mirada alrededor y sacó un pequeño contenedor de alcohol, se lo llevó a la boca mientras giraba.

Damon le arrebató el contenedor.

—No tienes edad —le dijo mientras él bebía.

—Y tú demás. Y la verdad es raro —atacó Elena.

—Por favor, —Damon entrecerró un ojo— ¿qué baile está completo sin una cita que es algo grande para la escuela? —Elena quitó de sus manos el contenedor.

—¿Podrías dejar de decir que eres mi cita? —Elena parpadeó varias veces, fastidiada.

—Sí, lo siento —Damon miró a su alrededor mientras Elena bebía—. Tu novio —Damon sonrió de lado. Elena bajó la mirada— ¿dije algo malo? —preguntó Damon frunciendo las cejas. Elena sacudió la cabeza y sonrió.

—No haré esto —caminó para alejarse de él.

—No vas a negar que soy tu novio ahora, ¿o sí? —dijo Damon detrás de ella, obligándola a detenerse.

—¿Qué estás haciendo? —Elena giró a él, lo tenía enfrente—. ¿Quieres tocar mis sentimientos? —entrecerró los ojos—. Qué irónico, mi señor —se burló con una sonrisa de lado— ya que usted hizo que las apagara.

—Sí, bueno, de haber sabido habría hecho otra cosa —dijo seriamente.

—No eres nada para mí, Damon —le dijo Elena mirándolo a los ojos, sin atisbo de duda.

—¿En serio? ¿Por qué me dijiste que me amas? —le preguntó—. ¿Por qué dijiste que era lo más real que habías sentido?

—Te dije que te amaba porque estaba vinculada a ti. Ahora que el vínculo se rompió sé que nada de eso era real—Damon dejó de mirarla, él sabía que lo decía porque sus emociones estaban apagadas pero de igual forma dolía oír lo que en el interior sabía—.  Si tú crees que lo era tal vez tú eres quien debe controlar sus emociones. No yo —le dedicó una sonrisa apretada y se alejó de él, Damon ni siquiera la volvió a mirar.

*

Elena caminaba detrás de una chica cuando Stefan la jaló hacia si. Comenzó a bailar con ella.

—Y sólo quieres ayudar a Rebekah con la cura, ¿no? —preguntó Stefan mirándola, Elena miraba a otro lado— En la noche más sentimental del año.

—¿Crees que estoy pidiendo ayuda? —dijo Elena mirándolo a los ojos—.  Me encantaría mostrarte cómo es alguien pidiendo ayuda —Stefan miró los labios de Elena un segundo antes de mirar sus ojos. Ambos meciéndose suavemente con la música.

—Entonces esto... —Elena lo miró fijamente— ...nosotros. ¿No sientes nada?

—No siento nada —Elena sacudió la cabeza.

—No te creo —Stefan negó con la cabeza.

—No me importa —Stefan la dejó de ver y se acercó a su oído.

—Entonces... ¿No recuerdas lo que se sentía el bailar juntos? —llevó su mano a la columna dorsal de Elena y la arrastró hacia abajo— con mi mano en tu cintura.

—No —la voz de Elena era fría.

—¿Qué tal esto? —murmuró aún en su oído, entrelazó su otra mano con la de Elena, cruzando dedos. Un toque delicado y paciente—. Nuestros dedos tocándose —Elena recargó su cabeza en el cuello de Stefan pero luego se enderezó.