Capítulo 7

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Ya en la cama junto a Popita, Emily pensó una vez más en el beso. En realidad pensó que jamás la habían besado de esa manera, como si nada más existiera.

–Nos besamos Pop... –dijo sonriente- Nos besamos... y fue el beso más... no se –pensó– fue tan diferente... tan diferente a todo.

La perrita suspiró mientras Emily acariciaba la lanuda cabeza, el hocico estaba apoyando en el vientre de la chica y la chica estaba acostada con las rodillas levantadas.

El celular le sonó avisándole de un whatsapp.

Axel: Paso por ti a las nueve. No lleves sport, vamos a ir a desayunar y luego... vemos. Recuerda, sin Popita.

Una sonrisa se dibujó en su rostro.

Emily Walker:
¿A dónde vamos a ir a desayunar?

Axel; ¿A dónde te gustaría?

Emily Walker: ¿Starbucks? ¿Te gusta?

Axel:
A mí también me gusta. Entonces desayunamos ahí

Emily Walker:
Muy bien

Axel:
Una cosa más

Emily Walker:
Dime...

Axel:
Nada... te avisaré cuando este en la puerta

Axel dejó el teléfono en la mesa de luz y se puso de pie para ir a su armario en donde guardaba su traje de gala. En un par de semanas tenía la condecoración debido al aniversario del abandono de sus tropas en Irak, el mismo día de la muerte de Andy.

Iba a ser una fiesta concurrida y pública, solo un acto y después a casa, pero iba a estar presente su familia, familia a la que no veía hacía ya un mes.

Suspiró.

Le dolía esa ausencia porque los amaba mucho, pero al parecer ellos no lo amaban lo suficiente.

La idea de que Emily lo acompañara parecía tentadora, pero quería mantenerla lejos de todo ese pasado horrible de dolor y traición. Para él, en ese momento, ella era la luz que disipaba la oscuridad que lo había atormentado por más de diez años.

Esa noche fue una noche tranquila. Desde el mismo momento en el que puso la cabeza en la almohada se vio rodeado de fantásticos sueños que tenían a Emily como protagonista. La cena, su risa y su sonrisa. El maravilloso aliciente de saber que se volverían a ver... fue la mejor noche en años.

Al día siguiente bajó con una enorme sonrisa en los labios, Teresa, que estaba sirviendo café, volcó un poco en la mesa de cristal y se apresuró a limpiarlo.

–¿Qué pasa, Teresa? –preguntó– ¿Tienes Parkinson?

–...Parkinson... ¿Qué te traes? Espero que no sean negocios o esta vez desbancar a estafadores financieros... espero que esa sonrisa tenga nombre de mujer...

Axel bajó la mirada y cortó su tortilla. No tenía nada más que decir, Teresa lo conocía demasiado bien.

–¿Cuál es su nombre?

–Emily... Emily Walker.

Teresa junto las manos, como dándole gracias a Dios y le sonrió de manera cálida, tan cálida que lo hizo sonrojarse.

–Por Dios ¡San Antonio me ha oído! Lo puse de cabeza para que te enviara una mujer y he aquí...

–¿Pusiste un santo de cabeza? ¿Eso es legal?

De amor y tormento #1 "De amor y tormento"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora