Capítulo 14

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Axel se acomodó en el escenario detrás del palco y al lado de otros veteranos que también iban a ser condecorados.

Miró hacia el frente y le sonrió a la joven que lo miraba con ojos brillantes y mejillas sonrojadas.

Lo quería y le resultaba imposible que le estuviera pasando eso. Resultaba increíble que alguien tan preciosa como ella lo quisiera de esa forma aun sin haber compartido la cama ni una sola vez y conociendo quien era por dentro y por fuera.

Los labios femeninos se fruncieron y un beso volador le llegó directo al corazón, tuvo que reprimir una carcajada, tuvo que disimularla con un ataque de tos.

Un soldado a su lado se carcajeó y Axel lo miró de soslayo.

—Eres un hombre con suerte, Carmichael —le dijo sonriente— yo vine con mi suegra.

El hombre hizo un ademán con la cabeza hacia una elegante mujer vestida de blanco y maquillada de manera impecable que lo observaba con atención y mucha ternura.

—Mi mujer viajó a Sídney por negocios y me está cuidando mi querida suegra —Axel sonrió—. Es una mujer muy buena, me cuida como si fuera su hijo —el hombre se carcajeó— creo que me cuida más que a su hija ¿Eso es bueno?

Axel se rió al mismo tiempo que el otro condecorado. Ahora recordaba quien era. Había estado con él en la búsqueda de una de las bases terrorista que poseía Al-Qaeda cerca de las montañas, era el Mayor Gabriel Mason.

—Es un placer volver a verlo Teniente General.

—Me alegra volver a verte Gabriel. Me alegra volver a verlos a todos.

—También condecoraban a Otero, pero nadie sabe a dónde está.

Alfredo Otero era el General de División del pelotón en donde Axel había estado, Alfredo junto a Andy se encargaban de atender a los heridos, lo último que Axel recuerda de Alfredo es como sus manos se aferraron y los labios de Alfredo susurraron.

«Si muero díselo a Cielo»

La prometida de Alfredo había sido la estrella mundialmente conocida Cielo Carson, quien lo había dejado abandonado en el hospital luego de la apuntación de la tibia y peroné que sufrió Alfredo, luego él desapareció.

Cinco años después Alfredo se contactó con Axel y le dijo que estaba viviendo en una cabaña en Wrangler, Alaska, ayudando a los guarda-parques que se herían trabajando, pero le había dicho que guardara su secreto, Axel así lo hizo.

—No —dijo— nadie sabe donde esta Otero.

—Sea a donde sea que se haya metido el General espero que este vivo y bien.

—Yo también lo espero.

Detrás de la zona preferencial se encontraba una mujer que cuchicheaba en voz baja con otra más joven.

—Esta sonriendo ¡Míralo! Yo muriendo de pena y el sonriendo como si fuera el día más importante de toda su vida...

—Pero mamá... —dijo la más joven con voz apagada— No seas así... por respeto, por favor.

—Pasaron diez años Sarah ¿Y qué pasó? Nada, no pasó nada. Lo odio. Mira como sonríe mirando hacia acá, como si nos hiciera burla... como si estuviera satisfecho de haber hecho lo que hizo.

Emily sintió una gran pena por las personas a las que esas dos mujeres le destilaban su veneno ¿Venir a hablar así en una ceremonia de condecoración? Era horrible escucharlo.

Sintió ganas de girarse y callar a esas serpientes con una mirada, pero Axel la miró una vez más y le sonrió. Hoy sólo tendría ojos para él. Era sólo él y nada más que él.

De amor y tormento #1 "De amor y tormento"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora