Capitulo 20

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FINAL

Emily estaba embarazada.

Se había sentido tan mal las últimas semanas de septiembre que había optado por pedirle a Martina que comprara algunos test de embarazo y no le había quedado más remedio que hacérselos arrojando seis positivos en los seis test.

—Deja de llorar —le pidió Martina— Estas embarazada no enferma.

Posteriormente Martina tuvo que consolar a dos futuros padres que lloraban a moco tendido.

Más tarde, cuando Martina se había ido con su futuro Marido, harta de ver llorar a ese par, Axel había desnudado a Emily y entre besos y caricias le había hecho el amor lentamente sobre el sofá de la sala.

—Eres el amor de mi vida —le susurró minutos después mientras la arropaba en la habitación.

—Y tú el mío, amor...

Un mes después Axel ya no pertenecía a la familia Carmichael.

Axel ahora era un Molina.

Le había dolido menos de lo que esperaba, pero lo que no esperaba era la reacción de Sarah Carmichael al saber que Axel no era el hijo de su madre.

Tras pasar años siendo prácticamente ignorado por aquella familia que nunca había sido suya, le causó gracia que haya llorado pidiéndole perdón por los años difíciles que le habían hecho pasar. El antiguo Axel se la hubiera sacado de encima escupiendo toda clase de venenos, pero como ahora que había conocido a Emily e iba a ser padre, sólo le dijo que tenían años por delante por si ella quería recuperar el tiempo perdido, por esos dos meses no lo había llamado ni una sola vez ni se había cruzado en su camino.

La familia Carmichael seguía siendo la misma, pero Axel Molina tenía su propia familia y ya no necesitaba a nadie más.

Emily terminó de guardar la última prenda en la maleta y la dejó en el suelo junto a otras dos más. Faltaban muy pocas horas para que todo lo que había soñado se hiciera verdad.

Faltaban pocas horas para su boda con Axel.

Todavía no podía creer como habían cambiado las cosas en ese último mes. Axel había sido reconocido como hijo de Teresa Molina y se había cambiado el apellido. Ella había dejado el trabajo por un tiempo al enterarse que estaba embarazada y Axel estaba desesperado porque pasaran los nueve meses y naciera Esperanza Molina. Aunque Emily no estaba tan segura de que fuera una niña, pero era el varón el que definía el sexo del Hombre y ella confiaba en Axel.

Y Popita...

Popita había fallecido días atrás de vejez mientras dormía. Había sido un día triste para todos, ya que la «particular cosa peluda», como la había llamado Axel, se había ganado el corazón de todos.

Emily sentía mucho su ausencia, aunque su Ángel protector había decidido que el tiempo en la Tierra había acabado.

Axel entró a la habitación con unos bombones en un plato y le sonrió al verla sentada doblando una mantita de bebé que Teresa había guardado desde el nacimiento de su hijo.

—Futura señora Molina —Emily sonrió. Feliz— vamos a comer algo, cariño. Necesitas algo de amor.

Cuando ella levanto la mirada Axel estaba frente a ella con una camiseta blanca mangas largas y unos pantalones vaqueros que le quedaban tan justos que era injusto verlo vestido así.

—¿Qué traes para ponerme contenta ahora? —preguntó.

—Chocolate, parece ser que estas últimas semanas es lo único que no te cae mal —ella sonrió—. Mañana nos vamos a casar.

Emily suspiró sin poder creérselo aún.

—¿Estas feliz? —Preguntó ella, bebiendo té— ¿Se podría ser más feliz en la vida, Axel? ¿Podría ser más perfecto?

Axel realmente no sabía si se podía ser tan feliz, pero al mirar el rostro de su futura esposa, de su amor, supo que cada día que pasara, cada año iba a ser más feliz que el anterior.

Era su amor.

—Sí. Si se puede. La felicidad es diferente cuando estás a mi lado —le acarició las mejillas con la punta de los dedos, como memorizando cada poro de su piel—. Me has dado mucho, mi amor y jamás dejaré de amarte, no por todo lo que me has dado, sino por todo lo que te amo, por todo lo que significas en mi vida.

Ella se mordió el labio, emocionada, no debía llorar, pero el embarazo había revolucionado sus hormonas y además de agrandarle los pechos, la hizo llorona.

—Todo es diferente cuando estamos juntos. Todo fue muy fácil —dijo ella, secándose las lágrimas—. Me gusta que todo haya sido así. Me encanta estar ahora contigo, aquí, juntos.

Axel le besó el cuello y las mejillas, y mientras le secaba las lagrimas con sus besos, subió las manos hasta su cintura, dibujando círculos en su piel.

—A veces tiene que ser así ¿sabes? A eso lo aprendí de ti. Las segundas oportunidades pueden ser fáciles, y mi segunda oportunidad comenzó cuando te destapé la cara y me vi en tus ojos. Tus ojos me dijeron el futuro. El futuro que quería tener.

Emily lo miró mientras hacía un enorme esfuerzo por tragar. Las palabras de ese hombre ¿por qué siempre le tenían que hacer tan bien? ¿Por qué siempre tenían el efecto del calor ante el frio?

Axel le sonrió y le besó el labio superior.

—Cada vez que te veo a los ojos, veo a mi hija —dijo acariciándole el vientre que aún estaba plano—; la niña que vamos a tener, la niña que nos amará.

Emily le acarició el rostro, él era su hombre, el único, el primero y el último, la persona a la que amaría por el resto de su vida. Lo amaba por lo que fue y en lo que se convirtió.

—Cada vez que te miro —le dijo ella— veo el futuro, lleno de amor y esperanza. Gracias por darme y darnos esta oportunidad, por luchar, por cambiar y por mejorar.

—Gracias por amarme Emily.

Entonces ella lo besó susurrándole al oído que las cosas que le regalaba la vida no se agradecían, simplemente se tomaban y disfrutaban, entonces Axel le respondió que iban a vivir su amor sin miedo durante el resto de sus vidas.

—Vas a disfrutar Palermo —le dijo— aunque estemos en otoño.

—No me importa la época del año que sea, ni importa al lugar en donde estemos, Axel, cualquier lugar del mundo es maravilloso si es contigo —Él le acaricio la mejilla.

—¿Te acuerdas cuando me conociste? Ese día todo había empezado tan mal, pero el solo verte huir de una pobre araña que luego masacraron, supe que ibas a ser parte de mi vida.

—¿Ah si?

—Me vi en tus ojos, vi muchas cosas en ellos, vi el futuro, a mis hijos. Vi mi vida a tu lado. Sin ti nada sería posible, amor.

Emily emocionada le tomó el rostro entre las manos y en voz baja musito lo que había visto en él la primera vez que lo vio.

—Cuando yo te vi por primera vez vi que eras hermoso. Vi que eras el mejor hombre de la vida y lo mejor que me paso.

Emocionado el besándole las manos le dijo.

—Tú eres lo mejor que me pasó Emily Walker.

—¿Lo mejor que te pasó? —preguntó ella.

—Lo mejor que me paso. Y lo serás por el resto de mi vida.

De amor y tormento #1 "De amor y tormento"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora