Al abrir los ojos se vio en una inmensa habitación con unas manos que la acariciaban suavemente.
Notó el ritmo acelerado de su corazón y la respiración sollozante.
–Tranquila, fue una pesadilla –dijo Axel atropelladamente y con la voz entrecortada.
Parecía tan asustado como ella. Emily se paso las manos por el rostro.
–Dios... –se sentó en la cama– Te desperté. Lo siento.
Axel le puso un mechón de cabello tras la oreja. Ella suspiró y se mordió el labio inferior.
–No te preocupes Emily, que me hayas despertado es lo que menos me importa. Nada me importa más que tu.
–Siento haber causado tanto revuelo –dijo tallándose los ojos sin poder creer lo que él le había dicho–. Hacía mucho que no tenía pesadillas.
Un vaso de agua apareció entre ellos.
–Gracias.
Las pesadillas habían desaparecido con la terapia y la aceptación de que nada había sido su culpa. Una vez desaparecidas las pesadillas había finalizado la terapia. Pero casi siempre había eventos que las desencadenaban y se veía obligada a hacer unas consultas con quien había sido su terapeuta.
–¿Te has asustado mucho hoy corazón? –preguntó mientras se acostaba a su lado y hacía que ella se acomodase contra su cuerpo.
–Mucho. Era como si el pasado tocara mi puerta –Suspiró–. Esto es difícil para mí, Axel. No sabes cuánto.
–Comprendo. Ya pasó todo –dijo con sencillez– Ahora intenta dormir.
–¿No me pedirás una explicación de nada? –preguntó ella girándose en la cama y mirarlo a los ojos.
Axel sonrió y le acaricio el cabello y las mejillas, luego se encogió de hombros y negó con la cabeza.
-No cariño, creo que ninguno de los dos la necesita ahora ¿O acaso tú tienes ganas de hablar conmigo?
Emily se mordió el labio y negó con cabeza. No, no tenía ganas de hablar, pero sabía que en algún momento, si querían seguir juntos, se merecían una explicación.
Axel beso su frente y la estrechó más a su cuerpo cuando está empezó a quedarse dormida, cuando él se aseguró que ella descansaba, con cuidado se levanto de la cama y se fue a su cuarto a intentar dormir.
Cuando Axel cerró la puerta del cuarto, Emily se sentó en la cama y descubrió que estaba sola, Popita salto a su lado, dio un par de vueltas y se hizo una bolita
Mientras Emily la acariciaba meditaba en todo lo que estaba pasando entre ellos dos. No era justo.
–No es justo Pop –dijo–. No es justo que esté pasando esto –la perrita suspiró–. Tony es mi eterno fantasma y jamás lo superaré.
Cerró los ojos y se durmió al fin. Esta vez no hubo pesadillas, esta vez se vio de nuevo entre los brazos de Axel. Ambos estaban sentados en un prado verde, él estaba con las piernas abiertas y ella estaba acomodada entre ellas, los brazos de él la aprisionaban contra su pecho y ella reía por los besos que él le repartía en el cuello, luego le mordía el lóbulo de la oreja y se lo estiraba levemente.
–¿Cómo te sientes? –preguntó susurrando en su oído.
–Muy bien ¿Cómo te sientes tú?
El sonrió y suspiró haciéndole cosquillas con el aliento. La nariz de Axel paseó por lo largo del cuello femenino para terminar en la comisura de sus labios.
ESTÁS LEYENDO
De amor y tormento #1 "De amor y tormento"
RomanceAxel Carmichael era un hombre con un doloroso pasado. Como parte de las Fuerzas Especiales fue enviado a Irak a cuidar un pequeño pelotón en donde Andy, su hermano, era médico. En un reconocimiento de terreno encontraron a una mujer herida y se la l...