Capítulo 8

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Axel estaba sentado en la cocina a punto de comerse un sandwich cuando este cayó al suelo haciéndose añicos, la voz nerviosa de Emily lo alteró y enseguida tomó su arma reglamentaria y su identificación.

-Emily escúchame bien Cielo... escóndete en el lugar más seguro de tu casa ¿Cual es?

-Mi baño... en suite. Tiene cerrojo.

-Ve hacia allá y enciérrate, yo estoy de camino.

La sangre le bullía en las venas mientras intentaba contactarse con el comisario Gordon a quien consideraba amigo... ocupado ¡Mierda! Intentó una vez más, rogándole, a todos los santos, que respondiera está vez.

-Aquí Gordon.

-Gabriel soy Axel.

-Dime amigo -Axel cruzó un semáforo en rojo y un coro de bocinazos le siguió.

-Alguien quiere entrar al departamento de mi novia... tienes que ir ahora mismo... creo que es su asqueroso portero. Ella ya había tenido problemas con él.

-Ya mismo mando una patrulla ¿la dirección?

Mientras Axel tomaba un atajo y saltaba semáforos le dio la dirección. Cuando llegó al edificio, sin dudarlo dos veces disparó a la cerradura y esta se desbloqueó. Subió corriendo los escalones. Y llegó al departamento de Emily, el desgraciado del portero ya había logrado abrir la puerta y cuando Axel le pegó con la culata del arma este cayó al suelo desmayado. Axel corrió a, la que suponía era la habitación de Emily y tiró la puerta, al sentir ese ruido escuchó a Emily gritar de terror y luego el silencio.

-Emily... Em soy yo, cielo abre.

Ella abrió la puerta y automáticamente se echó en sus brazos, él la envolvió como si fuera lo más natural del mundo.

-Shh. Ya está, ya está... tranquila -dijo al oírla llorar- No llores por favor -dijo mientras la apretaba contra su corazón. La sentía temblar de miedo y suspiró lleno de furia.

Los agentes llegaron a la habitación y Axel los detuvo con la mano.

-Supongo que quien está noqueado en la entrada es el supuesto agresor.

-Supuesto no. Es el agresor –Respondió mientras sostenía en sus brazos el débil y tembloroso cuerpo de Emily–. Prepara tus cosas. Pasarás la noche conmigo, ni loco te dejó sola acá.

Emily cerró la maleta y se arrebulló en la chaqueta de Axel, de pronto tenía mucho frio. Se limpió una lágrima que dejó una huella negra en su pálida mejilla. Una vez más un escalofrío la estremeció de pies a cabeza al escuchar como Axel hablaba por teléfono con un de sus abogados personales.

Todo había ocurrido en siete minutos y gracias a Axel ya estaba a salvo, junto a él. Miró de nuevo a la puerta mientras oía a los agentes interrogar al Teniente General Carmichael.

Quiso cubrirse los oídos, pero nada borraba el miedo que había sentido cuando el policía pregunto ¿Conoce a este hombre?

Si, lo conocía y tuvo que decir que el ya la había manoseado y que merodeaba constantemente por los aledaños al departamento.

Debería haber hecho la denuncia -dijo el policía. Aunque muchas de esas denuncias nunca terminaban en nada, porque tenía que ocurrir un délito para que los demás reaccionaran.

-Vamos Emily –dijo Axel poniendo la mano al final de su espalda, ella asintió y tomó a popita que ya tenía su arnés colocado.

-Debo avisarle a Martina. Ella no está aquí hoy y...

-Yo la llamaré, ahora vamos a casa y beberás una deliciosa sopa y dormirás en una cama calentita. Vamos, corazón, ya no hay nada que pueda hacerte daño.

De amor y tormento #1 "De amor y tormento"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora