Capítulo 9.

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- Hola. Querría enviar este paquete a España. A esta dirección.- dijo tendiéndole un papel.

La chica que atendía a la pareja se dió la vuelta y salió del cubículo en el que trabajaba para dirigirse a un despacho.

- Entonces... Necesitas mis dotes de guitarrista. - dijo el chico muy orgulloso de sí mismo.

- Sí... ¿Me ayudarás? Tengo que aprender en este fin de semana.

- Claro no te preocupes.

Ambos sonrieron.

- ¿Para quién es el regalo?

- Para mi hermano pequeño.

- ¿Y qué es ese regalo? - preguntó de nuevo con curiosidad.

Elisabeth rió al recordar la escena que Louis montó en la juguetería.

- Es un pájaro de peluche. ¿Cómo lo llamó Louis? ¿Kevin? Sí, creo que lo llamó Kevin.

- ¿Louis te conoce y no me lo dices? - preguntó asombrado.

- Yo no lo conocía. Apareció Harry y nos presentó mutuamente a todos.

- Espero que algún día los veas a todos en una misma habitación. Los estás conociendo por separado y cuando los junte... Vas a ver que desmadre.

Esta última frase provocó una risa por parte de la chica.

- Bueno... Sólo tiene usted que firmar aquí. - dijo la oficinista entregándole una hoja escrita a ordenador a la chica.

En menos de cinco minutos estaban de nuevo fuera de aquella oficina.

- ¿Has comido? - preguntó Niall.

- No ¿Y tú?

- No...

- Pues vamos. Te invito a comer en mi piso, hoy mi compañera se ha ido con una amiga. - dijo Elisabeth sonriente.

Juntos caminaron hasta su piso conociéndose un poco más a cada palabra que decían. Subieron por el ascensor y entraron entre risas.

- ¿Pedimos unas pizzas? - preguntó Elisabeth mientras se quitaba la chaqueta y la dejaba en el perchero que adornaba la entrada.

- Claro. Si hay algo que debes saber de mí es que una de mis aficiones es comer. Así que cuando quedes conmigo, no te preocupes por la comida.

La chica rió ante aquel comentario.

- Entonces ahora vengo, voy a llamar.

- Vale. ¿El baño? - preguntó un poco sonrojado.

- El pasillo que hay a tu derecha, la puerta de la izquierda. - explicó ella.

- Gracias.

Niall caminaba mientras contemplaba las paredes adornadas con cuadros y fotos de dos chicas. Momentos capturados protagonizados por dos preciosas chicas. Una de ellas era reconocida por el irlandés. Se dirigió al baño mientras Elisabeth entraba a la cocina y sacaba los platos, los vasos, el mantel y las demás utilidades que debían estar colocadas en la mesa a la hora de la comida.

- Beth, ¿Compras estas revistas? - dijo Niall al salir del baño, señalando la revista que su compañera había comprado esa misma mañana.

- Es que la ha comprado esta mañana la chica que vive conmigo.

- Pues yo todavía no la he leído. - dijo él ojeando la revista.

Elisabeth se colocó a su lado y leyó lo mismo que él iba leyendo.

- No creo que esos sean los lápices de Liam. - comentó entre risas.

Pasó la página y leyó el artículo.

¿Es esta misteriosa chica algo más para nuestro irlandés?

Niall se ruborizó.

- No me di cuenta cuándo nos sacaron esta foto.

- ¿Quiénes son? - preguntó ella con toda su inocencia.

- Somos nosotros, Beth.

- No puede ser. ¿De cuándo es?

- El primer día. Cuando te devolví el teléfono.

- Pues no me enteré. ¿Por qué ponen ese titular? Yo no estoy saliendo contigo.

El chico se rió ante los comentarios de ella.

- Beth, la prensa inventa mucho. Se alimentan de eso. A base de historias inventadas y rumores que vuelan. Pero no te preocupes, ambos sabemos que eso no es cierto y es lo que realmente importa. Tenlo en cuenta.

Elisabeth mostró una gran sonrisa y no pudo evitar reprimir las ganas de besarle la mejilla. Justo en el momento en el que el interfono hacía su habitual e irritante sonido cuando alguien llamaba desde el portal.

Tus pequeñas cosas son perfectas para mí.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora